El Recre no está a dos puntos de la salvación diga lo que diga la clasificación, sino a 20, me recordó ayer un amigo que sabe de esto un rato. Quizá fue el error que cometimos todos tras el duelo de Jaén. Fuimos demasiado rápido y lo vimos hecho. Eso contribuyó al drama con el Sanluqueño. Ganar sólo nos acerca, nos permite recortar distancia a la meta en ese partido de 20 puntos que está disputando el Recre. Una lectura clara de la clasificación induce a marcar objetivos cercanos mientras el verdadero horizonte queda tan lejos. No es una contradicción, aunque lo parece. En el partido a partido que marcó el viernes Pavón subyace el agónico realismo que impone la situación actual. Toca huir tanto del catastrofismo como de la condescendencia. La situación es la que es: crítica y muy delicada, pero hay salida. No tiene sentido ir más allá.

Quizá ese sea el fondo del mensaje. Cargar de trascendencia un choque es hacerlo de ansiedad. Hace un año el Decano estaba a estas alturas en la mitad de la tabla y todos recordamos el final que tuvo. Queda tanto por pelear que no mentalizarse para ello será el primer error. Hay que ganar hoy mejor que mañana, pero hay que competir, hay que puntuar y hay que seguir caminando. Sumar, sumar y sumar. La clave, y ahí está la historia de la categoría para recordarlo, termina siempre por ser la regularidad y la fortaleza como local, el verdadero punto flaco.

El Recre fuera de casa ha encontrado una fórmula que le vale gracias a la cual lleva cuatro jornadas seguidas puntuando y eso lo mantiene con vida. No son unos números para presumir, pero aceptables si fuera capaz de equilibrarlos en casa. Ahí es donde no se encuentra.

Después de todo se trata de ganar un partido más que el Córdoba B, el Ejido o el Real Jaén y dos de ellos tienen que pasar por Huelva, así que no perdamos los nervios porque sería la condena definitiva.

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