Ya nada volverá a ser como antes. El sueño de la realidad queda lejos tras esta recesión en el deporte a consecuencia de la entrada en escena del fichaje invisible más inesperado, peligroso y contundente que golpea en todas las parcelas del campo e itinerario de la vida, sorprendiendo a las defensas y a los atacantes, que aniquila toda figura de esqueleto humano, que ha promovido el terror y el pánico, que también ha instalado el síndrome de estar siempre agónico en el permanente estado de acoso y guerra psicológica.

Y ha dejado al fútbol español sin hoja de ruta ni fecha de vuelta tras la comunicación de los estamentos deportivos. Este enemigo que rehúye ser visto, siempre en ofensiva constante, deja un escenario de impotencia salpicada de tantas interrogaciones como explicaciones reiterativas. Y ahora nace por fuerza mayor en la primavera marchita la entidad más novedosa: ERTE CF, la sociedad global con intereses comunes, que no se preveía en este mundillo de jeques y multimillonarios donde se pide rebajar sueldos, y que deja más grogi en la lona del ring a los no profesionales frente a la incomprensión de la AFE y activando el enésimo punto caliente Rubiales-Tebas en respuesta a la crisis del COVID -19.

El Recreativo también se acoge a esta tramitación rápida de aplicar la prestación de desempleo entre plantilla, técnicos y empleados (tres en activo) en el tiempo de suspensión de la vida laboral. La masa salarial de 45 altas supone la mayor parte del gasto bajo este desplome de sus raquíticos ingresos, sin taquillas ni derechos televisivos. Y seguir cumpliendo con sus obligaciones tributarias y embargos hasta el año 2022. Esta pandemia provoca un cambio de estrategia en un espacio natural sin protección. Y todos imaginando entre la forma de solucionar el problema y la ilusión que todavía llegará el día en que volvamos a preguntar ¿contra quién jugamos la próxima jornada?