Manuel Camacho

El fútbol de Huelva

Tribuna

Fueron ilusiones vanas, idiotas de nosotros, que creímos que todo había cambiado, que eran tiempos nuevos, de más glamour, de esperanza para un fútbol que no es capaz de poner en valor todo lo invertido. El San Roque de Lepe pena en Tercera, con un proyecto que se ha desmoronado y los equipos de Huelva en División de Honor están lejos de llamar a la puerta del protagonismo en la categoría.

Estamos en el mes de febrero y a estas alturas, en las puertas de la madurez en las diferentes categorías, nada llama la atención en lo futbolístico. Y claro, otra vez la lupa en la reflexión. Antes que apunten las opiniones interesadas en defender que Huelva es la de menos licencias futbolísticas de toda Andalucía, les recordaré tiempos pasados, en los que Huelva estaba en la misma desventaja. Ahora, dice, salen afuera más jugadores que antes y eso debilita el fútbol onubense. No discutiré ni un milímetro. Pero nada tienen que ver las instalaciones de hoy con las de antes. Hay cientos y cientos de chavales practicando fútbol. Y los entrenadores súper preparados. Luego en algún lugar se está rompiendo la cadena, desde hace tiempo, que impide que esta provincia no sea capaz de generar jugadores para competir medianamente en Tercera División.

Tenemos jugadores de andar por casa. Y no lo digo yo. Lo dicen las clasificaciones y los retos. Porque está francamente bien la Primera Andaluza. Pero saliendo de ahí, no queda nada, sólo mediocridad porque lo que está viniendo, los más jóvenes, no compiten ni en División de Honor. Y los veteranos, esos que tienen mil batallas vividas, no tienen ya fuelle para grandes empresas.

Esa es la realidad de Huelva. Muy lejos de aquellos años en los que llegó a tener cinco equipos en Tercera, compitiendo todos ellos y llenas sus plantillas de jugadores de aquí. Hace falta una reflexión profunda desde la base. Porque ahí es donde se está fallando. Muchos campos, muchos entrenadores cualificados, mucho material deportivo, ayudas de los ayuntamientos. Pero pocos futbolistas de verdad, de los que compiten. Que los responsables hagan lo que quieran. Pero que no defiendan cosas imposibles de defender.

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