El cine y la televisión han jugado en muchas ocasiones con el espectador, contando historias de personas que parecían vivas pero que en realidad estaban muertas. A veces, el engaño era sutil y bien argumentado. En otras no había crédito desde el primer momento. Y, por último, encontramos esas tramas imposibles de justificar que, de tal enrevesamiento, acababan en un "estaban todos muertos". ¡Y tan frescos!

Pues cuidado porque el Recreativo de Huelva cada día se me parece más a la serie Lost; esa que se consumió a sí misma de tanto dar vueltas y vueltas y vueltas en la intención de encontrar una salida digna a la historia sin posibilidad de hallarla.

En este Decano parece estar todo muy vivo. Las grandes noticias que todos deseábamos en el apartado financiero llegaron con la firma del acuerdo con la Agencia Tributaria. Pero el desasosiego sigue enquistado en el ADN de los recreativistas, que alucinan con los dimes y diretes deportivos del equipo, sin orden ni concierto, sin criterios ni planes a medio plazo, con efectos puntuales que nos despiertan el interés, pero que acaban de nuevo en decaimiento porque los actores no aguantan tan alocado guión.

El club albiazul sobrevive, eso es obvio. Se ha luchado por ello durante años. Los recreativistas se han remangado como fans inagotables, devorando episodios absurdos con la esperanza de encontrar algún día el final feliz y espectacular que todos anhelan.

Nada nos hace pensar que el Recre está muerto. Y creo firmemente que no es así. Pero cuidado porque nadie podía pensar, ni sus propios guionistas, que en Lost todo lo que se había contado llevaba irremisiblemente a la justificación pobre y mediocre de que nada fue del todo verdad, quedando muchas tramas sin cerrar, y dejando a una ingente masa social insatisfecha y engañada.