Análisis

Eduardo J. Sugrañes

Un día nuevo en la historia

Un día para tocar los sentimientos, la devoción que se deja chorrear por los grandes adoquines de su calle, como una alfombra que bajara de San Pedro, dura, tersa, firme... gastada por la devoción y en el fondo todo es sensible en el corazón más duro.

El Señor bajará hoy, otra vez, como tantas veces en estos cien años lo hiciera, para encontrarse con la fe de Huelva y de quienes se honran de lucir la túnica morada cada Martes Santo. El Señor del barrio alto y de Huelva está ahí, porque es de todos, y hoy lo tendremos más cerca y eso nos hace estar más seguros.

Constituirá un día muy especial, en el que lo único que se pueden dar son miradas hacia al Señor en este mes de septiembre en el que su cruz es cruz de exaltación. Donde el dolor es menos dolor y más esperanza. Ese es el sentido de ver hoy al Señor caminando por Huelva. Porque tras sus pisadas van siempre las nuestras y nos gusta que el Señor nos guíe, marque el ritmo en una sociedad en la que está bien que se le mire.

Es un día distinto, pero nos va a parecer igual, como uno más de estas cien salidas del Señor por las calles de Huelva. Aunque no es Martes Santo, el sentimiento será el mismo y aun más grande, por tanto, que hay que agradecerle al Señor.

Para algunos será una ocasión nueva de encontrarse con el Señor por calles que no le son habituales en su recorrido, como ese corazón de la Semana Santa de Huelva que es en Plaza Niña la iglesia conventual de las Hermanas de la Cruz. Pero, además, seguro que se repetirán esas escenas que son tan de la hermandad, como la calle La Fuente o Madre Ana, donde todo es río de devoción.

Hoy Pasión es Huelva. Señor de tantos corazones... Señor de la ciudad, cristiana y cofrade que se echa a la calle, en un día distinto pero que debe ser igualmente hermoso para todos. Estemos cerca de Jesús de la Pasión.

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