Análisis

fernando faces

La deuda la pagarán tus nietos

De esta crisis España saldrá con una deuda pública que será la más alta de los últimos cien años. Habría que remontarse a 1903, reinando Alfonso XIII, año en el que la deuda pública alcanzó el 123,6% del PIB. Hablar de deuda en términos absolutos no tiene sentido. Si la deuda crece por debajo de lo que lo hace el PIB la deuda es sostenible. La sostenibilidad de la deuda no solamente depende de su tamaño, sino más bien de la aplicación que se haga de ella a gastos e inversiones productivas que generen un rendimiento y retorno suficientes. No depende tanto de gastar menos cómo de gastar mejor. Esta es la razón por la que la sostenibilidad de la deuda se mida por el coeficiente Deuda/PIB.

En una situación de crisis como la del Covid-19 la expansión de la deuda es inevitable. Lo importante es que el mayor gasto público aumente la productividad y el potencial de crecimiento y empleo. Actualmente la deuda pública está creciendo alarmantemente. En los próximos años seguirá creciendo por las inversiones y reformas necesarias para la reconstrucción de España. Más que nunca hay que vigilar que "se gaste bien". No siempre es así. La propensión al gasto excesivo e improductivo es una tendencia genética de los políticos por varias razones: la pandemia justifica cualquier exceso, y el desborde y la incapacidad de gestión pública de tantos gastos y proyectos de inversión no garantiza su eficiencia; cuando los tipos de interés son muy bajos la propensión a gastar aumenta y se acometen proyectos poco rentables, que generan pérdidas cuando los tipos de interés vuelven a subir; algunos gastos se hacen permanentes y generan déficits estructurales; el gasto público no siempre está sometido a una evaluación independiente; por último la necesidad de ganar votos es el mayor enemigo de "gastar bien", sobre todo con un gobierno débil con insuficiencia parlamentaria .

La deuda a final de año puede alcanzar el 120% del PIB. El numerador del cociente deuda/PIB continuará creciendo intensamente y una parte de la deuda será estructural. La esperanza está puesta en que el PIB crezca más que la deuda a partir de 2022 . De momentos las noticias no son satisfactorias. Los recientes indicadores avanzados de la OCDE nos advierten de que España se está descolgando de la recuperación, a diferencia Alemania, Francia, incluso Italia. Ante este escenario la importancia de "gastar bien" es crucial. Nadia Calviño anuncia un plan de choque 500.000 millones de euros, con las ayudas del Fondo Europeo de Recuperación y la aportación público-privada. Es bueno que se propicien proyectos de inversión públicos-privados. Aportarán una mayor eficiencia. Sería un gran error eliminar totalmente el mercado como mecanismo de asignación de recursos públicos y privados. La Airef, en uno de sus últimos informes, afirma que en un escenario favorable, que permitiera una reducción anual del déficit público de -05%, la consecución del coeficiente Deuda/PIB exigido por Bruselas (60%) no se alcanzaría hasta el año 2050. La deuda la pagarían nuestros hijos y nietos. En un escenario adverso, en el que los políticos "gastan mucho y mal", la pagarían nuestros biznietos.

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