Pues estuvo entretenida la semana pasada con la guinda de ese infructuoso viaje a San Fernando, toda una faena que tiene pinta de ser la primera de muchas porque parece difícil que este curso transcurra de forma normal. Pero lo más curioso fue todo lo acontecido alrededor de lo de Tablada. El eco a nivel nacional que, por fortuna, tuvo la lógica indignación onubense -pobre Ejército del Aire; la RFAF parece que alguna vela ha recogido ya, por algo será- constató una obsesión por el decanato y por ser pionero de algún apartado del fútbol nacional, sea el que sea, que roza lo cómico. Y basado en un castillo de naipes. Pueden negar lo que quieran de cara a la galería, pero el goteo de hechos en ese sentido así lo corrobora ya sea tanto con el "netamente" como sin él. Se ratifica que ser del Recre, del Decano y de esta tierra, con Riotinto como semilla del balompié en España, es mucho más importante de lo que parece; como para no presumir. La humildad no está reñida con la defensa de la historia, de la verdad y de la dignidad, al contrario. Bien por los que salieron al paso y por aquellos que, al fin, abrieron los ojos tanto aquí como fuera de nuestra provincia. Quizás en esto vengan tiempos interesantes…

Y hablando de verdades, como uno cree en la libertad y en sus límites establecidos por la ley -y como no sirvo para mirar hacia otro lado cuando hay un charco importante frente a mí, ya me gustaría-, permítanme hablar en este rincón de esa calamidad que es el nuevo Ministerio de la Verdad que decidirá lo que está bien o está mal escribir, difundir y opinar. Porque no, eso no es ninguna lucha contra las fake-news, como ha quedado demostrado. NO lo es, y quien lo justifique (entre otros, muchos compañeros) no son conscientes aún de que así ellos mismos legitiman que cada gobierno coarte su libertad de expresión. Espero que mis buenos amigos, no tan buenos amigos, conocidos y desconocidos que trabajan en este medio, en cualquier otro o participan en una red social por el mundo digan siempre lo que consideren oportuno sin ningún tipo de señalamiento ni cortapisas. El límite está en la ley y no en un comité de tal o cual ideología. Cuidado con sobrepasar algunos límites que, al cruzar ciertas líneas, a veces no hay vuelta atrás. Poca broma con esto. Y si hay quien también monitoriza (eufemismo de controla) estas palabras, allá él. Pecho a las balas. Siempre.

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