El Real Club Recreativo de Huelva cumplirá en diciembre 130 años. En este tiempo ha vivido malos y buenos momentos. Los resultados nunca fueron el soporte de la institución. La mínima estructura del club, el poco apoyo económico de las empresas y la falta de proyectos a largo plazo han marcado habitualmente su vida desde 1889. Sin embargo, pese a todos esos condicionantes, la identidad del Decano siempre ha latido con fuerza para superar las muchas dificultades que ha tenido en el camino, donde se consumieron recursos económicos sin ton ni son al gusto del presidente o del dueño de turno.

Este año hemos comprobado que con una mínima planificación con profesionales del mundo del fútbol al frente, de fuera y de dentro de Huelva, se puede abrir un camino en todos los apartados. Pero la senda necesita de un plan integral que consolide la institución en todos sus ámbitos, cada cual en su responsabilidad, cada uno con su conocimiento, cada apartado con su profesional.

Tras el palo sufrido no hay tiempo para dolores de cabeza. La recremanía se ha vuelto a encender y hay que saber mantener la tensión para que la temporada que viene comience con la misma energía que se acabó esta. La ilusión no debe quedar en un sueño de primavera.

Gran parte del recreativismo sufre estos días por la eliminación en el camino del ascenso (tras caer ante el Fuenlabrada en la eliminatoria de campeones y frente al Mirandés en el último minuto en las semifinales) pero también sufre porque no ve el panorama demasiado claro y entienden que la oportunidad perdida será difícil de recuperar. Ojalá se equivoquen. En manos del propio Recreativo de Huelva, de los recursos que disponga y del plan que tenga, está disipar todos los temores.

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