Desde Onubenses por una Sanidad Pública de Calidad (ONUSAP) leemos con interés el artículo publicado en este periódico por el gerente de Distrito Antonio Ortega y nos gustaría replicar en el mismo medio algunas afirmaciones que, bajo nuestro punto de vista, no se ajustan a la realidad.

En primer lugar sentencia que "contratar más médicos, ya no es posible" y cataloga de "simpleza" y "populista" decir que la contratación de más médicos mejoraría el problema de las citas. Apenas merece réplica: lejos de simpleza o populismo, se trata de una mera operación matemática: a más médicos, más citas disponibles.

Culpa a decisiones erróneas de la Administración anterior y la ciudadanía de la fuga de médicos. Podemos entender y compartir que la Administración anterior inició el desguace de la Sanidad Pública, pero ¿culpar a la ciudadanía? ¿En qué momento los ciudadanos han provocado la fuga de los sanitarios?

Una falacia es la afirmación "no hay más médicos de familia que contratar", que repiten como un mantra, como si a base de repetir se fuese a hacer realidad.

Los datos son tozudos: la cifra de médicos que piden el certificado de idoneidad para ir a trabajar al extranjero no ha dejado de crecer desde 2008: desde los 650 hasta los más de 4.000 en 2019/2020. Más de 30.000 en la última década.

Además, no deja de sorprender que, según datos del Ministerio, el problema de encontrar médicos parece solo cuestión de lo público: en la medicina privada, el número de efectivos se ha disparado.

Y en último lugar, creemos que desde la Consejería de Salud no debería utilizarse esa frase mientras no ofrezcan plazas estables y duraderas, y no por días o meses, sin garantía de continuidad y económicamente precarias. Especialmente doloroso el caso de nuestra provincia, donde un altísimo porcentaje de médicos especialistas que acaban su periodo de formación optan por no quedarse aquí y buscar su futuro en otra comunidad, país o incluso provincia andaluza.

Si hay una frase que nos ha parecido brutalmente cruel es cuando el autor afirma que "no hay más médicos para seguir asumiendo la demanda infinita de una población que cree que el médico y la medicina son la solución a todos sus problemas". Vuelve a culpabilizar a la población y muestra una atroz falta de empatía con los problemas reales de la gente: paro, pobreza, nivel educativo deficiente en muchos casos, que golpean a una provincia como Huelva. El autor, como médico de familia, conoce las repercusiones sobre la salud de dichas condiciones socio-económicas. ¿De verdad merecen la culpa?

Un ejemplo: la pandemia de obesidad que no hemos sabido atajar, con importantísimas repercusiones a nivel de mortalidad o de enfermedades y gasto sanitario. A partir de ahora se encomienda a los pacientes, y enlazamos con el resto del artículo, a los autocuidados. ¿De verdad piensa que una sociedad a la que hemos medicalizado hasta el extremo (entonemos el mea culpa, por favor, no culpabilicemos a la gente) está actualmente preparada para autocuidar su dieta, cifras tensionales o colesterol sin el acompañamiento del médico de cabecera? Recordemos la Conferencia de Alma Ata y el papel que otorga al Médico de Primaria. ¿Es precisamente ahora, cuando hay enfermos pendientes de atender desde hace año y medio, cuando se va a confiar en los autocuidados y una atención telefónica fría y distante? ¿Cree que las videollamadas a una población envejecida y, en muchos casos, con acceso deficiente a las tecnologías de la información, van a ser la solución de sus problemas de salud? ¿Cuántas enfermeras, psicólogos o trabajadores sociales van a contratar para llevar de la mano a estos pacientes en el proceso de autocuidados? Recordémoslo, son imprescindibles.

Otra frase que merece réplica es la que acusa de "partidista y engañosa" la afirmación de que estamos en un proceso privatizador sin parangón en la historia reciente del Sistema Andaluz de Salud.

De nuevo, las cifras hablan: la contratación de personal nuevo estable (4.000 para reforzar la Atención Primaria y 4.000 para abrir Centros de Especialidades y 20 hospitales andaluces en turno de tarde, y así atajar las listas de espera) tendría un coste de 340 millones de euros al año.

El Gobierno andaluz dice tener superávit presupuestario de 200-500 millones de euros. ¿Por qué no gastarlo en las necesidades de la Sanidad Pública?

Además, aunque el gasto anual en conciertos del SSPA con la medicina privada es desconocido, desde el mismo reconocen como gastos en conciertos unos 475 millones de euros al año. Si en vez de emplear esos fondos en conciertos emplearan (incluso una parte) en la Sanidad Pública , verían que podrían prescindir de dichos conciertos, o gran parte de ellos.

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