Fin de otro año intenso pleno de episodios enrevesados para un Decano experto en cómo sobrevivir en la indigencia, en especial su colectivo de trabajadores laborales menos cualificados con más de dos ciclos sin cobros regulares. De momento, el prestamista Eurosamop gestiona la plantilla profesional a la espera de las promesas del patrón en el eterno desbloqueo del embargo de la Agencia Tributaria. Primera vuelta instalado en la zona media con la fe de romper esa línea que le separa del cortejo al playoff de ascenso. De ser el mejor equipo en noviembre a los dos resbalones en diciembre con el objetivo de irse a la pausa liguera merodeando el umbral de los deseos.

Cierto es que el Recreativo ha mejorado sus números tratando de ser más pragmático, contundente y eficaz para equilibrar su escaso ejercicio creativo, pero tiene el hambre de la ilusión. Ángel López trata que su equipo parezca más vivo y garantiza un aumento de confianza aupada al espíritu de superación en el campo. El corazón del equipo es su estabilidad defensiva, ahora fracturada ante el ex colista filial de Las Palmas. Seguro que en el sumario del diario de su vehemente técnico están anotados los apuntes de que coexisten percepciones estimulantes cuando los análisis son justificados desde el interior.

El Recreativo muestra los parámetros y las sensaciones de cimentar una estructura de firmeza. No basta con proponer una lucha desmesurada en cada zona del balón sin la contraprestación de argumentos de más control de pausas de juego y producción ofensiva. El Jumilla es antepenúltimo y en ebullición con cinco jornadas sin perder. Y el Recreativo está obligado a recuperar el tipo y el son, tras disminuir el hervor inicial del grado de fuerza de Ángel López. Le urge cocer su estilo de ambición y sosiego manejando su solidez como bloque y cabeza para controlar su fútbol. Eso sí, bien o mal hay que ganar.