Análisis

Manuel gómez Marín

Un Recre sin definir no encontró su sitio en el nefasto año 2020

La segunda parte del año deja un equipo sin espíritu competitivo y sin ambición fuera de casa

Este Recreativo de nuestros amores y nuestros pecados cumplió 131 años en diciembre y durante su vasta historia ha recogido de todo, desde la cima con tres ascensos a Primera División, un título de Segunda y subcampeón de la Copa del Rey, hasta los sucesos lastimosos y funestos de sus descensos traumáticos, en especial su primero a la Segunda B en la ruina y en la conmemoración de su centenario. Ahora cumple una dura penitencia con la repetición de su calvario en esta remodelación brutal de una categoría sin rumbo, que mueve y maneja a su antojo la RFEF.

El Decano cerró el año 2020 sin saber gestionar lo suficiente la exigencia de la fuerza que atrae su responsabilidad. La atípica pasada temporada de 28 jornadas terminó temblando y descompuesto por lo que avistaba abajo (4 puntos del descenso) y la desconexión con la ambición de ascenso (14 puntos del 4º clasificado) y con el pánico metido en el cuerpo, así le benefició el imprevisto final. Y en la segunda parte del año nefasto deja a un equipo sin espíritu competitivo y sin ambición cuando abandona su estatus casero, con Claudio Barragán engullido y a la vez salvado por la crisis de la entidad. Casi un año sin ganar lejos de Huelva: 19 de enero de 2020 (jornada 21) y gol de Diego Jiménez en Talavera.

El Recreativo, sostenido físicamente a base de dolores, recibe con resignación un daño moral en su decimocuarta temporada en las tinieblas de este hoyo profundo cada vez con fondo más seco y de tremenda dureza en base a este formato exprés. Siempre hay excesivas caídas o ruinas con estrépito y rompimiento, que soporta un recreativismo estóico y ecuánime frente a las desgracias. El Decano, sin ser práctico ni sólido, busca su sitio en la encrucijada de la revolución de la Segunda B con el presente de sus soluciones deportivas y económicas en litigio frente al tiempo definido de la angustia de los riesgos reales.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios