Desde que te conocí, allá por el principio de la década de los 90 (asusta pensar lo que ha llovido desde entonces), te convertiste en una especie de dulce pesadilla. Me explico: costó tanto abandonarte -sabes de sobra que intentamos romper tres veces y que te resististe cruelmente, aunque a la cuarta por fin hincaste la rodilla- que cada vez que la vida nos daba después alegrías pintadas en blanco y azul siempre terminaba recuperando tu recuerdo. Eso me permitió valorar luego mucho más cada triunfo, cada ascenso, cada hito. Hasta en la final de Copa salían de mi boca palabras como Mármol Macael, Maspalomas, Mensajero… Todo un síndrome de Estocolmo, vaya.

Pensé que jamás volvería a verte hasta que una ameba con patas nos lanzó a tu red de nuevo; su manifiesta ineptitud no daba para más, qué le íbamos a hacer. Y mira, hasta eso nos ha servido de mucho: gracias a estar contigo hemos aprendido a apreciar que ciertas cotas no están nada mal; gracias a ti -y al diablo que nos oprimía- nos dimos cuenta de que al Decano había que prestarle mucho más cariño cada día, que era necesario estar siempre encima de él para poder sacar las garras a tiempo ante los malintencionados buitres que le acechan (algunos siguen hoy revoloteando cerca, no creas)… Contigo hemos vuelto a ver y a sentir el fútbol de verdad, ése que no celebra goles haciendo payasadas porque cada tanto se transformaba en una bocanada de oxígeno vital. En tu presencia nos hemos unido más que nunca, hemos estado más orgullosos de los nuestros que nunca, hemos demostrado que las locuras que hacíamos estaban más que justificadas y hasta que lo que parecía imposible se puede hacer real.

Querida Segunda B: has sido despiadada y, en ocasiones, hasta sádica con nosotros, pero ya no te tenemos rencor: nos merecíamos este purgatorio. Sé que el domingo pasado algunas cosas sobraron, mas entiéndenos (entiéndelos): hemos (han) pasado mucho y, además, poder decir que un día fuimos 'tus primeros' bien merecía presumir de ello. Ahora podemos y debemos separar nuestros caminos. Pórtate bien con nosotros, anda. Sé que te gustaría seguir luciendo al Decano en tus dominios pero, por favor, no nos brindes 'otra Soria' ni nada similar, que eso aún duele, ¿eh? Confío en ti y, sobre todo, confío en los míos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios