La Bolsa española terminó casi plana, con un recorte del 0,04%, suficiente para marcar el segundo mínimo anual consecutivo, en medio de una elevada volatilidad y arrastrada por el tono negativo en todo el mundo, azotado por las dudas sobre el crecimiento y otros factores geopolíticos.

El principal indicador del mercado español, el Íbex 35, cerró la jornada con un recorte de 3,70 puntos, el 0,04%, hasta los 8.519 puntos, con lo que en cómputo anual -que ya ayer se situó por primera vez desde enero en negativo- pierde el 0,24%.

La sesión fue incluso más negativa en el resto de los principales mercados europeos, aunque éstos están lejos de sus mínimos anuales y todavía acumulan ganancias sustanciales desde enero.

Las bolsas de todo el mundo siguen reflejando el miedo a una posible recesión, una vez conocida la contracción de la economía alemana en el segundo trimestre del año o los débiles datos de producción industrial y ventas minoristas en China.

A ello se suma la tensión entre Estados Unidos y China a cuenta de los aranceles comerciales, que no parece tener visos de amainar, más bien al contrario a juzgar por el anuncio del Ministerio de Finanzas del gigante asiático de "contramedidas" si finalmente la potencia estadounidense impone el nuevo arancel del 10% sobre importaciones chinas por 300.000 millones de dólares.

La posibilidad de un Brexit por las bravas o la crisis de gobierno en Italia son otros de los asuntos que llevan a los inversores a salir de la renta variable.

Entre las bolsas asiáticas, Tokio cayó a su nivel mínimo en seis meses, con una pérdida del 1,21%, en tanto que China y Hong Kong cerraron algo mejor.

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