Análisis

Ángel Méndez

Alcalde de Encinasola

Encinasola: la luz… y las sombras

Encinasola es un pueblo luminoso, abierto y claro; con maravillosas vistas hacia las sierras de nuestra comarca, hacia Portugal y hacia Extremadura. Nuestros parajes son de un valor ambiental, etnológico y cultural inmenso; tenemos una gastronomía que es para chuparse los dedos. Es un pueblo hospitalario y con un carácter peculiar, producto de una historia de conflictos en la defensa de la frontera, de unas formas de vida ligadas a la tierra y al contrabando.

Pero hay cosas que no tenemos: nuestras comunicaciones hacia la provincia de Huelva, son el último escalón de los posibles en lo referido a carreteras, lo que aumenta nuestro aislamiento, ya de por sí importante por las distancias, respecto a los núcleos principales de atención a las necesidades de las personas (sanitario, educativo, administrativo...).

Las inversiones realizadas en las últimas décadas en este pueblo son irrisorias comparadas con cualquier pueblo o aldea de la comarca. Nuestras relaciones con las nuevas tecnologías están limitadas por el déficit de velocidad de internet que padecemos. El turismo que beneficia al Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, a poblaciones con su término en el Parque o poblaciones con solo una pequeña parte del mismo en el Parque, aquí no llega; se queda en otros lugares. Buena parte de la culpa está en el abismo que suponen carreteras que nos llevan al núcleo de la comarca.

Eso sí, la contaminación de nuestra arteria principal, el maravilloso río Múrtigas, sí llega perfectamente y aniquila nuestra fauna acuática.

Pues bien, a todo lo anterior tenemos que unir un problema endémico de este pueblo, y es el relativo a la luz, pero no a la luminosidad de nuestros maravillosos paisajes, a la luz y energía que nos vende un dios moderno: Endesa (confiemos que no nos fulmine con un rayo).

Resulta que los vecinos y vecinas de este municipio, como los de cualquier otro, pagamos el tributo al dios religiosamente. ¡Ay del que no lo haga! Le damos lo que él desea y pide, que cada vez es más y más. Pero pareciera que nos tiene olvidados, o que nos da los desechos de su energía divina, pues basta con que caigan dos gotas de agua, sople mínimamente el viento, o tengamos un día claro y soleado, para que nos quedemos sin el preciado suministro: cortes largos, de horas o de muchas horas, cortes repetitivos y abundantes de corta duración..., toda una amalgama de castigos a estos pobres vecinos y vecinas, que tan prudentes somos en nuestra contribución.

Así se crea una angustia en los más desvalidos (principalmente ancianos), en los que regentan tiendas y bares, en las administraciones que dependemos de su brillo y resplandor para las tareas oficiales y en todos los vecinos y vecinas en nuestro quehacer diario.

Exigimos desde aquí, cual Prometeo liberado, que termine ya de una vez por todas el abuso sobre los vecinos y vecinas de Encinasola por parte de empresas millonarias que no invierten lo adecuado para el buen funcionamiento de sus instalaciones.

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