Sixto Romero Sánchez

Divulgación del conocimiento (II)

Tiempo de Academia

Huelva/Como indicaba en la primera entrega, el neokantismo se mostraba escéptico frente a lo que consideraba un indebido énfasis especulativo del pensamiento hegeliano, y buscaba recuperar la doctrina kantiana de la crítica del conocimiento frente al predominio de la metafísica. Antes las reflexiones epistemológicas aparecen fundamentalmente bajo los rótulos de metafísica y lógica.

A sus tradicionales y antiguas relaciones con estas valiosas y respetables materias se ha ido sumando su nexo con otras mucho más recientes como rasgos o particularidades reconocidas: la filosofía del lenguaje, de la ciencia, de la mente (o de la psicología), la antropología, etc.

Siendo un territorio tan amplio, no es de extrañar que confluyan en él movimientos filosóficos de las más diversas procedencias. En las últimas décadas ha proliferado en Europa, y también en nuestro país, filósofos analíticos, fenomenólogos, teóricos críticos ... a los que habría que añadir aquellos que practican el pragmatismo, tendencia a conceder primacía al valor práctico de las cosas sobre cualquier otro valor, post-estructuralistas, posmodernos, etc.

Debemos insistir en que dar respuesta a la cuestión planteada, ¿qué es el conocimiento?, según la orientación clásica, consiste en proporcionar las condiciones necesarias y suficientes que un individuo debe cumplir para poder decir que conoce una proposición (a modo ejemplo sencillo, En Huelva hace mucho calor…). El método utilizado es el de análisis conceptual. Los argumentos a menudo vuelven a proponer y discutir escenarios que generan intuiciones acerca de si un sujeto conoce o no la proposición en cuestión.

Este enfoque, a veces, es criticado por estar demasiado centrado en el individuo. Descuidaría los aspectos sociales del conocimiento. Para algunos, reconocer la dimensión social del conocimiento implica reducir las nociones epistémicas, como las de justificación o verdad, a nociones puramente sociales y descriptivas. Para otros, que mantienen una concepción normativa de la epistemología centrada en la idea de la verdad, simplemente significa enriquecer el enfoque clásico de las dimensiones sociales supuestamente irreductibles del conocimiento como creencias colectivas, procesos o instituciones productoras de conocimiento. o la justificación por el testimonio.

Necesitaríamos mucho tiempo para hacer una profunda reflexión sobre el contexto histórico del conocimiento en general, y conocimiento científico, en particular, cinco siglos antes y en la actualidad: no es objetivo de la iniciativa que me ha llevado a presentar esta colección de varias entregas en Tiempo de Academia.

Las Academias que han jugado, juegan y jugarán un rol importante en la divulgación del conocimiento serán tratadas posteriormente. Concédame el lector la anuencia de esbozar algunas pinceladas sobre el contexto histórico de la ciencia cinco siglos atrás.

Remontarse a la idea más básica es entender, aunque sea brevemente, qué es el Renacimiento. El período renacentista lo entendemos a partir de una serie de conceptos: por un lado, el surgimiento de la Reforma Protestante que lleva a un clima multirreligioso en Europa que hace perder poder al Papado. Esto lleva a su vez a un auge del poder civil que comienza su andadura por separado. Desde el punto de vista económico, toma fuerza como clase dominante la burguesía que accede a dicho poder, por lo que tenemos el poder civil en manos de mercaderes adinerados y con una visión filosófica que sustituye el modelo escolástico por el humanismo y el afán de conocimiento. Se genera así, el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de las ciencias y las artes: una renovación de los conocimientos científicos estudiados hasta la época.

Tal como en el siglo XVI se da un auge en la ciencia política, desde la primera mitad del siglo XV se viene dando una renovación de los conocimientos científicos estudiados hasta la época. Esta renovación tiene unos antecedentes en la Edad Media ya que las tendencias que determinarán la ciencia en el siglo XVI vienen dándose desde los siglos XIV y XV. Causa del gran crecimiento de las tendencias que provocan todos estos cambios con la ciencia renacentista, es la caída de Constantinopla y el gran éxodo de científicos hacia Italia junto con una enorme cantidad de manuscritos científicos bizantinos, sumándole a esto la invención de la imprenta y con ella del libro, que permitiría una mayor y mejor difusión de todas las ramas del conocimiento y en especial de cinco saberes que tuvieron un ascenso considerable en cuanto a estudios y trabajos, las ramas que preponderan en esta etapa cultural son las matemáticas, astronomía, física, química y anatomía.

Otro elemento que influyó notablemente en el auge científico del Renacimiento fue el hito político en el cual el poder civil comenzó a ganar fuerza en contraposición de los poderes tradicionales como las instituciones religiosas, lo que permitió cierta autonomía a los investigadores (sin olvidar que la religión seguía siendo usado como elemento de control). Así, encontramos la aparición de figuras tan importantes y destacadas como Galileo, Copérnico, Leonardo Da Vinci, Maquiavelo o Kepler, entre otros.

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