Análisis

Roberto Pareja

Cuestión de carácter... y de neuronas

Los aplausos de sus señorías, la nostalgia de Abascal y los delirios de Torra son preocupantes

Este jueves se registraron dos escenas en el Congreso que dan que pensar.

La primera vino de la mano del primer gran patinazo parlamentario del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos al tumbar el pleno de la Cámara Baja el decreto ley por el que los ayuntamientos cederían al Estado sus ahorros, sus 14.000 millones de euros en remanentes (inmovilizados en los bancos en aras de la Ley de Estabilidad) a cambio de repartirse un fondo de 5.000 millones. Fue el canto del cisne de un acuerdo que no pudo ser de la gran muñidora frustrada, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que escenificó su derrota con esa soledad en la bancada del Gobierno que le acompañó durante todo el debate. El caso es que ese remanente de los ayuntamientos sigue a estas horas inmovilizado. No parece de recibo que el Congreso estallara en un prolongado aplauso al tumbar ese decreto... La derrota es de todos y nadie gana... salvo los que están más pendientes de desgastar al Gobierno que de otras consideraciones... El tacticismo político sigue siendo el rey... ¿Qué demonios celebraban sus señorías, su incapacidad para remar juntos en vez de meterse cocodrilos en la barca?

El segundo motivo de estupefacción del aciago jueves lo deparó Santiago Abascal, aunque viniendo de quién viene tampoco hay que llevarse las manos a la cabeza. Dicen los nostálgicos que cualquier tiempo pasado fue mejor, y los de la dictadura no iban a ser menos... El líder de Vox hizo de portavoz de todos esos que siguen pensando que con Franco se vivía mejor. "Preside usted el peor Gobierno en 80 años". Le soltó a Sánchez...

El quién es lo de menos. El problema es el cuándo. En 80 años quiere decir desde 1940. Quiere decir que a Abascal le gusta más un Gobierno tiránico que uno democrático... Alguien pensó de inmediato que se trataba ce un lapsus... Nones. El líder ultra luego repicó su reflexión en Twitter. "Sí. El peor Gobierno, del socialismo corrupto y el comunismo totalitario, aupados por el golpismo separatista y el terrorismo". "¡Ni lapsus ni leches!", enfatizó.

Cuestión de ideas. Y de carácter. Justo a lo que apeló ayer Quim Torra con motivo de una Diada con el paso cambiado por el Covid-19. El president se niega a pedir a los catalanes que se desmovilicen para frenar la propagación de la pandemia. La Asamblea Nacional Catalana aglutinó a miles de personas en 90 puntos de Cataluña. En contra del Colegio de Médicos de Barcelona, que clamaba por la suspensión de los fastos independentistas.

Torra fía al "carácter" de los catalanes, a su "compromiso cívico y solidario", que no haya una ola de contagios y subraya que no es nadie, ni él ni su Govern, para vetar manifestaciones populares. Lo más que puede hacer es desaconsejarlas, pero lo primero siempre es lo primero. Su abecedario va a la I a la A (independencia), y la S (de salud) se antoja actor secundario de su película. Es curioso que el Govern haya prohibido las reuniones de más de 10 personas para frenar al virus... Ayer se movilizaron 60.000 en Cataluña... ¿Salud y república? Esto es otra cosa. Cuestión de carácter... Y de neuronas.

Y ya puestos a vueltas con el carácter, el de uno le impulsa a espetarles a todos los opinadores encapsulados en cierto moño que se esfuercen un poco más y dejen de hablar del peinado de cierto político, no le tomen el pelo a los lectores con vanas disquisiciones estilísticas con la que está cayendo...

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