Análisis

Manuel gómez Marín

Convivir entre la estabilidad deportiva y la inquietud judicial

El reciente pasado rocambolesco devuelve el pánico al presente

El Recreativo, desde el pasado viernes 26 de enero, sintió otra sacudida brutal con la reabierta “liga judicial”. Y es que cuando menos se esperaba “de golpe y porrazo” encajó el impacto de la sentencia del TSJA que deja sin efecto el acuerdo municipal de 27 de junio de 2016 del proceso de expropiación de acciones a Gildoy España S.L. que fue la primera en la historia del fútbol. Ahora, la acción y efecto del cuento de terror poniendo en escena a Pablo Comas, el azote permanente del Decano, que destroza la normalidad institucional y mete la jindama al recreativismo con el regreso de la pesadilla. Y en el ámbito de tribunales, el dicho de “mejor un mal acuerdo que un juicio” que evitan pleitos costosos y de resultados inciertos.

El reciente pasado rocambolesco devuelve el pánico al presente para rearmarse para otra conjura. La afición mira en dos direcciones, mientras que en la competición el equipo tiene plena confianza de las soluciones deportivas con miras de ambición, la mayor preocupación es que el Ayuntamiento, dueño del Decano, depende de la sala de admisiones del Tribunal Supremo y del criterio del magistrado correspondiente sobre el recurso de casación.

El cuerpo recreativista está sometido a la acción de fuerzas entre presión, tensión y angustia, que el equipo trata de evitar para no ser presa sobre el campo. Una semana de mentalización exclusiva deportiva. La U.D. Melilla, acogida de albiazules, sufre un cambio radical sumando 10 de los últimos 15 y con la revolución invernal habitual de Daniel Alejo (9 altas y 7 bajas) para resurgir. Y el Recreativo, que reduce su plantilla con el meneo exprés de final de enero, no pude ir acelerado tras dos jornadas sin ganar, pese a ser conscientes los jugadores de que hay motivos para defender el actual estatus. La afición revive esta zozobra y congoja judicial, pero la resistencia será numantina en la calle y en la grada porque el “Decano de su alma” necesita de vida.

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