Análisis

Fernando Faces Santelmo Business School

Consumo e igualdad: deterioro desde 2008

Según el estudio elaborado la Fundación BBVA-Ivie el consumo individual efectivo per cápita de los hogares es un 25% inferior al alcanzado en 2007 y la desigualdad es superior. El Consumo Individual Efectivo (CIE) es un indicador extraído de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, que según Eurostat refleja mejor que el PIB la evolución del bienestar de los hogares. El CIE refleja el consumo real de las familias en todos los bienes que componen la cesta de la compra, siendo un buen indicador del nivel de vida y de bienestar.

En diciembre de 2022 el PIB de España era todavía un 0,9% inferior al de la precrisis en 2019. Probablemente se alcanzará a finales de 2023. España es el último país de la Eurozona en alcanzar los niveles de PIB precrisis. Pero si utilizamos el indicador de Consumo Individual Efectivo (CIE), elaborado a partir de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, los hogares están un 25% por debajo de los niveles alcanzados en 2007. Estratificando los hogares en tres niveles, hogares con miembros dependientes, hogares sin miembros dependientes y hogares adultos jubilados la mayor caída del consumo individual efectivo (CIE) es en los hogares con miembros dependientes, seguido de los hogares sin miembros dependientes. Dentro de estos dos segmentos la mayor caída del consumo individual se produce en los más jóvenes. La menor caída es la de los hogares adultos de más de 65 años, los jubilados.

La mayor caída del consumo de los hogares se produjo en la Gran Recesión de 2008, en la que el CIE llegó a reducirse un 24,7% , con una posterior recuperación parcial hasta 2019. El segundo impacto fue en 2020, en la pandemia, en el que se desplomó un 10,2%, para volver a recuperarse un 3,5% en 2021.

Otra de las conclusiones del estudio es que en las dos últimas crisis ha aumentado la desigualdad entre los hogares. Según el índice de desigualdad sobre el consumo individual (índice Jorgenson y Slesnick) otro de los efectos de las dos últimas crisis ha sido el aumento de la desigualdad en el consumo . Los hogares más vulnerables han sido los más afectados en el consumo y en él nivel de vida y bienestar. El mayor impacto sobre la desigualdad de los hogares se produjo durante la Gran Recesión y empeoró en la recuperación hasta 2019. En 2020, en pleno confinamiento, hubo una ligera disminución de la desigualdad, que volvió a aumentar en la recuperación de 2021. A día de hoy el coeficiente de desigualdad sigue estando por encima del alcanzado en 2007. Las políticas de ayuda a las familias han aliviado parcialmente tanto la caída del consumo real de las familias como el aumento de la desigualdad, sin ellas hubiera sido peor. Pero no han sido suficientes. En 2023 la persistente y alta inflación seguirá erosionando el consumo y aumentando la desigualdad. Es urgente revisar las políticas sociales en cuanto a volumen, agilidad y sobre todo focalización en los hogares más vulnerables. En cuanto a las políticas de crecimiento es necesario que sean inclusivas y eviten el aumento de las desigualdades. Aunque la mejor política es crear empleo de calidad.

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