Latitudes Festival de Fotografía

El osado humor de Alberto Schommer

  • La Sala de los Brazos acoge ‘Retratos psicológicos’, realizada por el vitoriano entre 1969 y 1973

  • Miguel Trillo muestra la globalidad en las tribus urbanas en ‘Costa Este, Costa Oeste’

Alberto Schommer siempre quedará vinculado a la Transición con aquella serie de retratos entre el año 1977 y los primeros 80 en los que hizo posar a lo más destacado de la política y la sociedad del momento. Siempre se negó a fotografiar a Franco pero aquí lo hizo, ya muerto, a su máscara funeraria, en un grupo de imágenes rompedoras en la época que simbolizó el cambio en España. Fue entonces cuando hizo levitar al cardenal Tarancón y reflejó la frescura de los nuevos tiempos en lo que quedó como documento imprescindible para entender esos años.

Latitudes ha rescatado a Schommer en esta décima edición pero con otra colección previa a La Transición, que es Retratos psicológicos, quizá mucho más valiente y osada, mordaz, inteligente, grande en el contexto de los años finales del franquismo, en el encargo que fue de ABC en 1972 para su dominical, donde aparecieron todos ellos publicados.

El fotógrafo usó imágenes previas, desde 1969, y empleó parte del 72 y del 73 en ejecutar esos retratos cargados de fina ironía, socarrones en ocasiones, surrealistas e inteligentes siempre, con mucho del autor poeta, que hizo del retrato un estilo propio que marcó tendencia entre aquellos que siguieron sus pasos en los suplementos de los diarios del país.

Antes de que acabara la dictadura, Alberto Schommer (Vitoria, 1928-2015) se atrevió aquí a colocar a Manuel Fraga recomponiendo España en un rompecabezas o al Duque de Alburquerque con una foto rota de don Juan de Borbón. Hizo crítica de la clase política de la mano de Tip y Coll, y enmarcó a Pilar Primo de Rivera. Hay retratos antológicos –algunos de ellos que se han quedado fuera de esta exposición de Huelva–, pero todos son también crónica de una época, imprescindible para comprenderla y para reflexionar sobre su evolución.

Recordaba ayer el director de Latitudes, José Luis Ruiz, que ya tuvo ocasión de programar esta misma exposición en Huelva a finales de los 80, a su paso, entonces, por la Casa de la Cultura. Pero es ahora, cuando vuelve, que da lustre en la Sala de los Brazos de la Casa Colón, donde no quiso faltar a la apertura el alcalde, Gabriel Cruz, conocedor de la importancia de Alberto Schommer y su fotografía para conocer este país.

Juventud conectada

La Sala Iberoamericana abrió ayer sus puertas a Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, Cádiz, 1953), que no debería quedar eclipsado por la sombra del autor vitoriano. La suya, Costa Este, Costa Oeste, es muestra de lo que él ha venido a llamar “afluencias” que toman cuerpo entre jóvenes de dispares y distantes procedencias.

Trillo empezó documentando las tribus urbanas de Madrid en los años 70 y 80. Posteriormente salió de España y puso el foco en la juventud de Estados Unidos, que es aquí punto de partida para un viaje sobre la influencia de modas y corrientes y los puntos en común con jóvenes de Vietnam y Marruecos, a pesar de crecer estos en sociedades marcadas por el comunismo y el islamismo.

“A través de corrientes, de oleajes que vienen por internet, se comprueba que éste es un mundo global en el que la juventud se reivindica de forma parecida”, explica el comisario de la muestra en Huelva, Paco Gómez.

Este proyecto de Miguel Trillo, auspiciado por el Ministerio de Cultura y Deporte, reúne fotos firmadas entre 2009 y 2014 en seis ciudades, dos por cada país: Nueva York y Los Ángeles, Casablanca y Rabat, Ho-Chi-Min y Hanoi. Es con ellas que el fotógrafo gaditano trata “el territorio, la periferia y la realidad de las tribus urbanas y las tendencias juveniles frente a la centralidad”.

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