Jerez, que celebra estos días su festival de flamenco, se rindió a los pies de la cantaora Regina, que se estrenaba en solitario en la exigente plaza. La joven logró meterse al público en el bolsillo en una actuación en acústico y en la que puso de manifiesto su potente garganta.

La cantaora de Rociana del Condado, que estuvo acompañada por la guitarra de Paco Cortés, compartía cartel con un artista local, Antonio Peña 'El Tolo' de ahí que su repertorio tuviera que ceñirse a un exigente horario privándole de ofrecer un mejor rendimiento. Y es que cuando mejor estaba tuvo que poner fin a su aparición ante un entregado público que supo reconocerle el esfuerzo y las ganas.

Por tientos arrancó su recital. Visiblemente nerviosa, pronto evidenció su poderío al interpretar, llevando el cante a su terreno. Remató el cante por tangos, acordándose de Triana, aunque de principio no terminó de conectar ni con la guitarra de Paco Cortés ni con el público.

"Estoy encantada de estar aquí en Jerez en un festival de tanto prestigio, voy a intentar hacerlo lo mejor que pueda", exclamó mientras el tocaor afinaba su sonanta.

Metida en faena, Regina se acercó a un palo mucho más acorde con sus condiciones, granaínas. Aquí mostró un gran dominio de las tonalidades, modulando la voz con suma facilidad. Bajó y subió como quiso y concluyó con solvencia en medio de una gran ovación por parte del respetable.

Entonada por fin eligió continuar por seguiriyas. Quizás eligió mal, pero ya se sabe, las ganas por demostrar su amor por el flamenco y que sus facultades pueden contra todo se atrevió con un palo en el que se defendió pero no llegó a convencer.

Su concurso concluyó acordándose de su tierra. En plena efervescencia la cantaora echó mano de su gran torrente para entonar hasta seis fandangos seguidos, todo con maestría. Le dio tiempo hasta de hacer un bis con otro remate por Huelva, un detalle que el público agradeció despidiéndole con una sonora ovación.

Inmediatamente apareció Antonio Peña 'El Tolo', un artista cuyo registro nada tiene que ver con Regina. De la blancura de su voz se pasó a los sonidos negros del jerezano.

Descendiente de familias cantaoras como los Carpio, los Agujetas o Los Moneo, El Tolo inició su recital por tonás y martinetes al golpe de un yunque.

Por soleá arañó con un cante rancio de verdad, al igual que le ocurrió al lidiar las seguiriyas. En el último tramo de su actuación regaló una tanda de fandangos personales y un fin de fiesta por bulerías en las que la presencia de su barrio, La Plazuela, se hizo notar.