‘First Dates’
"Maribel es la secretaria de Martirio, cada una cumple su función y se llevan muy bien"
martirio. cantante
La artista onubense en constante reinvención abre mañana el programa estival del Gran Teatro
Celebrará 30 años en los escenarios
Promete, pasión, risa, emoción y "alguna lagrimilla"

Huelva/-¿Con qué se queda de estos 30 años sobre los escenarios?
-Con que la música me ha permitido sacar lo mejor de mí para entregarme a la vida.
-¿A qué se aferra para mantener la fe en un lenguaje propio?
-Con los años, he aprendido a decir no a lo que no va conmigo, aunque aún me cuesta. Creo que un artista es su repertorio y tiene que haber detrás, como dices, un lenguaje propio, una experiencia vital valiente; crear algo ni mejor ni peor, pero sí único; una manera personal de transmitir y una intención removedora.
-¿Sin reinvención y búsqueda no hay arte?
-Creo que el artista tiene la obligación de crear y de no repetirse, ni estancarse, ni aprovechar el momento. Buscar y buscarse y trabajar para el futuro de la creación.
-Ha recibido el más importante premio que se concede en España en música, el Nacional de Música, por su "coraje" y "libertad". ¿Ha estado tentada alguna vez de quebrar ambos valores?
-Forman parte de mi ser, no podría quebrarlos sin negarme a mí misma, y ese es el punto del premio por el que más me alegra que se me reconozca.
-¿Cómo se llevan Martirio y Maribel?
-Como no ha habido nunca marketing y sigo haciendo lo que quiero y, además Maribel es la secretaria de Martirio (Maribel piensa y Martirio ejecuta), se llevan muy bien, se ayudan y cada una cumple una función. Es lo bueno de tener separadas a la artista y a la mujer.
-Huelva. ¿Qué significa para usted esta palabra?
-Al oír Huelva escucho cariño, familia, recuerdos imborrables que han marcado mi personalidad, el gusto de los cinco sentidos, (mi tierra es rica en todo y en la música, fíjate la gente que tenemos tan fantástica) y esa afición por el cante. Amistad. Mi cuna y referente.
-¿Sucede muy a menudo que, como dice la canción, quiera volverse niña, quitarse los zapatos, irse de paseo de la mano de su padre y estar con su madre en su casa, en su Huelva, paseando por la playa?
-No te imaginas cuántas veces echo de menos el refugio incondicional, emocional y amoroso de mis padres y mi casa de Huelva.
-¿Qué se encontrarán los asistentes que la vean mañana en el Gran Teatro?
-Me hace una ilusión enorme celebrar estos 30 años en el Gran Teatro, que tanto llevo en mi corazón, y con mi gente querida. Vamos a hacer un concierto basado en canciones del repertorio de esta recopilación de dos CD que hemos sacado, junto al documental de mi vida artística, Martirio 30 años. Voy con un cuarteto de músicos esenciales para mí: Raúl Rodríguez, Jesús Lavilla, Guillermo McGill y Negrón. Habrá música, pasión, risa, disfrute, emoción y alguna lagrimilla se escapará. Coplas, bolero, flamenco, jazz, guaracha … Poesía y humanidad. Y además con un ingrediente que me hace muy feliz, porque voy a compartir escenario por vez primera con Rocío Márquez, una mujer de Huelva muy querida, que es fantástica, arriesgada y que tiene mucho que decir. Escucharla y cantar con ella será un honor para mí.
-¿Qué ha supuesto Jarcha en su carrera como inicio profesional?
-La puerta a mi carrera. Les tengo un profundo agradecimiento y cariño. Con ellos aprendí los rudimentos de esta profesión. Las voces, rescatar canciones, musicar poetas comprometidos, cantarle a la libertad y ahondar en el folklore de mi tierra. Conocer y compartir.
-¿Recuerda la primera vez que cantó ya como Martirio? ¿Cómo nace el personaje?
-La primera vez fue mágica, iniciática, en la plaza de San Andrés en Sevilla, junto a Kiko Veneno. El personaje nace de la fusión sin prejuicios, pero con la laboriosidad de las músicas que me motivan y que llevo dentro. De aunar la imagen andaluza con el diseño. De poder reír y llorar, de observar, de querer a la gente, de la curiosidad por aprender, de sentir en la música mi lugar en el mundo, de una vocación a prueba de bombas.
-¿Nunca hubo marketing?
-Nunca nadie me ha dicho lo que tengo que ponerme, decir ni cantar. Tengo criterio y eso no se paga.
-Le ha compensado, hasta ahora, no haberse quedado instalada en las Sevillanas de los Bloques?
-Mira que les tengo cariño, porque la gente se identificó y creo que es lo que más han escuchado de mí, de hecho las sigo cantando. Pero me hubiera perdido conocer y trabajar otras músicas con las que me emociono y me han hecho crecer, aprender de los artistas con los que me he podido juntar, de los sitios a donde me ha llevado trabajar estilos musicales tan distintos, romper barreras y abrirme al mundo.
-¿Puede la copla casar con todos los estilos?
-Con todos no, hay que estudiar bien eso. Pero sí casa con muchos estilos que le quedan como un traje a medida. Se unen por temática, época, pasión, melodías, afición de los compositores… Por ejemplo, entra naturalmente con el tango, el flamenco, el jazz, el cabaret, el rock y hasta suenan bien en inglés.
-¿Cómo es trabajar con Raúl Rodríguez, su hijo?
-La mayor suerte de la vida. Él es un gran músico con una grandísima vocación y una carrera propia. En septiembre saldrá su segundo disco en solitario, La Raíz eléctrica, que es una maravilla y una revolución musical. Además es un antropólogo que sabe ver lo que hay detrás y delante y tiene gran voluntad de futuro, de justicia, de unión y verdad. Tenemos una relación musical y familiar que es lo que me hace más feliz del mundo. Me fío y confío en él, lo amo y lo admiro. Lo que hacemos juntos está siempre muy parido por los dos y el nacimiento siempre es emoción pura.
-¿Cuánto de Latinoamérica hay en usted?
-Cuando voy allí me siento en casa. Desde muy joven oigo canción sudamericana de todos los estilos y me fascina. La cercanía de sentimientos y de lenguaje con Andalucía es histórica, enriquecedora e innegable. El trato humano es de un respeto y hambre de arte que te llena de fe.
-¿Qué ha supuesto Chano Domínguez en su carrera?
-Chano me abrió al entendimiento y disfrute del jazz. Me colocó en otro sitio de investigación musical y vocal. Y encima de aprender, no veas el cariño y la risa gaditana-onubenes que nos une.
-Son numerosísimas y destacadas sus colaboraciones con otros artistas. ¿Cuál le ha marcado más?
-Sí, como digo muchas veces, soy la colaboranta. Cuando me gusta un artista, soy una gran fan y si me veo aportando en una canción que pueda suscribir, me uno. Sin importar el estilo musical, si me emociona, ahí estoy. Te diría que me han marcado todas las colaboraciones, más de 40, pues la unión siempre ha sido de corazón, no de otros intereses. Pero para fijar influencias, las más fundamentales serían Kiko Veneno, Chano Domínguez, Marta Valdés, Raúl Rodríguez y por supuesto Chavela Vargas.
-¿Qué representa para usted Chavela Vargas?
-Transformaba a todo el que tenía delante, siendo, estando y cantando. Era y es verdad en el arte. Sabiduría, experiencia de vida vivida a corazón a abierto. Capacidad de transmisión y revolución interior. ¡Y qué dignidad, vocación y autenticidad! Como ella no ha paladeado nadie la palabra. Convertía los cantes en poesía. Era como Paco Toronjo en su verdad de expresión, sincera y directa a los centros.
No hay comentarios