Cultura

Malatesta muestra en Nerva su Tact-Art

  • El artista expone en el Vázquez Díaz una colección basada en el disco 'Miguel Hernández' de Serrat

El artista invidente de Hinojales, Simeón Peña Castilla, más conocido como Malatesta, expone su obra Tact-Art dedicada al poeta Miguel Hernández en el museo Vázquez Díaz de Nerva hasta el 13 de enero bajo el sugerente título de San Miguel y Otros Apóstoles.

Se trata, tal y como explica el propio autor, de una muestra para los cinco sentidos compuesta de diez obras de gran formato basada en los 10 poemas que Joan Manuel Serrat interpretara en su disco Miguel Hernández, dedicado al poeta y dramaturgo alicantino de Orihuela, de especial relevancia en la literatura española del siglo XX.

Una cesta de caramelos, da la bienvenida al visitante. Diez obras, una por cada poema, elaborados con pintura, corcho y otros materiales, introducen la exposición, en la que suena el disco del cantautor catalán. En la planta sótano del museo, el visitante se introduce en una sala totalmente a oscuras, donde se topa con objetos que representan pasajes de la vida de Miguel Hernández, desde vivencias en su localidad natal hasta su muerte en Alicante, pasando por el compromiso político y la cárcel.

En el acto de presentación, el director del museo Vázquez Díaz, Juan Alfonso Barba regaló al artista el libro de poemas Minero de estrellas, obra del nervense José María Morón con la intención de servir como nueva fuente de inspiración para futuras obras. Malatesta agradeció el gesto con el compromiso de transformar los versos mineros de Morón en puro Tact-Art para que, también las personas con cierta discapacidad, puedan admirar y emocionarse con la obra del poeta local que consiguió alzarse con un accésit del Premio Nacional de Literatura en 1933.

Simeón Peña Castilla, Malatesta, nace en Hinojales (Huelva), y desde muy temprano expresa sus sentimientos artísticos. En 1969 se traslada a Francia, volviendo en 1970 a Barcelona y es aquí donde traba amistad con jóvenes pintores catalanes y donde recibirá influencias grandes y transcendentales.

En 1978 vuelve a su pueblo natal, donde su obra denotará vivencias anteriores y adquirirá la madurez que desemboca en sus propuestas sobre el Tact-Art, uno de los modos de expresión plástica más innovadores de los últimos años, no sólo en la formas externas o los materiales empleados, sino en el reto que el artista plantea a través de ellas.

A partir de 1980, comienza su etapa de madurez y de rompimiento que culminará con el nacimiento de Tact-Art. Bajo este signo, Malatesta empezará a ver culminadas sus obsesiones. Mientras, viaja a Marruecos (con evidentes influencias posteriores) y a Grecia, casi una visita obligada.

Desde que en 1992 aparece el Primer Manifiesto de Tact-Art, Malatesta encuentra la vía de salida a sus ancestrales inquietudes. Sus preocupaciones pasan de manifestarse de un plano terrenal a uno universal, creando todo un lenguaje en el que los conceptos ancestrales conforman el cuerpo de las obras. La igualdad humana la confirma Malatesta en su nuevo universo creado, en ese orbe en el que el ser humano se convierte en eje motriz y todas las barreras se difuminan.

El Tact-Art, el arte en oscuridad, permite que en cada obra, el visitante perciba aquello que guarda dentro, secretos, códices que permitirán entender la infinitud de la desnudez de los espacios negros. Cada visitante traducirá cada obra, cada cuadro, cada relieve, cada superficie, cada textura según su intuición, sus sentimientos, sus experiencias.

En 1996 empezó a trabajar la trilogía compuesta por: Encuentro con Juan Ramón Jiménez, la eternidad y la belleza (1997); El Color de la Memoria, homenaje a la cultura de la república, (2004) y San Miguel Hernández y otros apóstoles, la poesía y los sentidos (2006).

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