Cultura

Ignacio Alcaría lleva hasta el Museo todo el color y el sonido de las olas

  • Una exposición que promueve Cepsa Refinería de La Rábida y el Puerto de Huelva con la colaboración de Cultura · Junto a sus cuadros, el artistas ofrece una performance con fotografías y vídeos

Con el título El cazador de olas el pintor valverdeño Ignacio Alcaría presentó ayer una de las exposiciones en la que recoge una importante visión de su trayectoria artística, que se desarrollará en el Museo Provincial hasta el 30 de enero de 2011. La iniciativa llega de la mano de Cepsa Refinería La Rábida y el Puerto de Huelva.

El delegado de Cultura, Juan José Oña, que presentó la exposición, subrayó que Huelva está "de enhorabuena un año más porque gracias a este convenio, vamos a disfrutar de la obra de un excelente pintor onubense, a la vez que le brindamos un homenaje". También añadió que la Consejería de Cultura "cumple con su obligación cediendo sus instalaciones, en este caso, las salas del Museo Provincial de Huelva, para ponerlas al servicio de proyectos de esta envergadura".

Según Álvaro García, director de Cepsa Refinería La Rábida, "estamos ante un momento muy especial", en referencia a los siete años que tiene la iniciativa. Sobre el artista, destacó que Ignacio Alcaría "es capaz de trasmitir no solo a través de los pinceles sino también con la escritura".

El director Comercial de la Autoridad Portuaria, Juan José Blanco, señaló que la exposición representa "un hito cultural onubense" y que esta actividad es "un magnífico ejemplo de colaboración entre instituciones que se preocupan por la cultura".

El pintor estuvo especialmente agradecido a las instituciones por haberle dado la oportunidad de participar en el programa y destacó que esta exposición "desde que se colgó el primer cuadro es la mejor de mi vida". "Hemos puesto sonido para que quien contemple las olas, escuche su musicalidad, además de completar la exposición con cincuenta minutos de cine donde se recorre mi vida", subrayó.

Sobre su obra, Ignacio Alcaría dice que comenzó pintando las dunas "que desembocan irremediablemente en el mar, con sus sombras alargadas dibujando luces". Después, "pinté las playas, ese cinturón de arena que ciñe con ternura las aguas, líneas delgadas de espuma que resbalan hacia la orilla como un sueño; diadema suave y ancha donde flotan los azules".

Más tarde, "simplificando con vehemencia y ternura, me fui al cascarón trasparente de la ola y quise resumir en un solo sonido la gran melodía del mar, la ola, brutal, incombustible: me extasia, me eleva, me confunde, me acaricia, me saluda, me persigue, me sobre coge, me enamora; me olvida. Nada quiere decir y lo dice todo, nace del fondo y trae recuerdos que olvidaron los antiguos dioses".

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