"Hay que preguntarse qué hacer para que la socialdemocracia no muera"

VÍCTOR MÁRQUEZ REVIRIEGO. pERIODISTA Y escritor

Defiende una península ibérica en la que estén unidos España y Portugal

Cree en una Europa más común en muchos servicios y dice que ahora sin Gran Bretaña será más fácil conseguirlo

Víctor Márquez Reviriego es una palabra solvente en todo lo vivido en política durante la Transición española.
Víctor Márquez Reviriego es una palabra solvente en todo lo vivido en política durante la Transición española. / Reportaje Gráfico: Josué Correa

Habla mucho, como él mismo dice y es que Víctor Márquez Reviriego tiene mucho que contar. De la España de la Transición y, por ello, posee la suficiente experiencia para hablar de lo que hoy ocurre en España. No tiene claro quien va a ganar en el PSOE pero sí dice que apoco que espabile Podemos no va a ninguna parte. En cuestión de viajes asegura que a Huelva le hacen falta buenas infraestructura, no entiende que haya que esperar 30 minutos en la estación de Sevilla para venir de Madrid.

-¿Qué le trae por su tierra?

-Me acerca una especie de homenaje de los alumnos del instituto y se realiza una exposición biográfica con mis libros y fotos profesionales.

-¿Sigue usted diciendo Castillejos?

-Lo de Villanueva es un esnobismo de la época de Felipe IV. En la Edad Media era lugar de los Castillejos, con sus cartas realengas. Data de la época de los romanos, una encrucijada de caminos que unía la Bética con Lusitania. Castillejos pasa al marquesado de Gibraleón y El Almendro al duque de Medina Sidónea, del Condado de Niebla; un pueblo al lado del otro, como marcando fronteras.

-¿Qué le parece los resultados de Francia con Macron?

-Gregorio Morano en La Vanguardia decía que si fuese francés se habría abstenido; pero si hubiese salido Le Pen Europa se iba al garete. Macron es una persona de mucha formación, estudió con Anricoeur y debe tener una mujer muy valiente. Le Pen dijo que a partir del 7 de mayo gobernaría una mujer o ella o Merkel; la verdad que se olvidó de la mujer de Macron.

-Esta vez la extrema derecha ha subido.

-Dicen que la próximas elecciones puede ser Le Pen, la verdad es que no me lo creo. En cinco años pasan muchas cosas, en política es una eternidad. Después del Brexit y Trump, lo de Macron ha sido una alegría.

-Pero Europa sigue siendo posible.

-No solo es posible, sino necesaria. De lo contrario esto sería un barrio distinguido para turistas. Ahí están Estados Unidos, China, India y Rusia que tienen cobertura de espacio. Eso es lo que debe ocurrir con Europa, es una barbaridad histórica que cada uno vaya por su lado.

-¿Eso es lo que buscan los nacionalistas?

-A los nacionalistas los comprendo pero no comparto sus ideales, son una barbaridad.

-¿Cuál es su idea de Europa?

-Tenemos que hacer una Europa unida en la defensa común. Unificar la educación en los institutos, es una barbaridad que cada comunidad tenga una fórmula; hay que unificarse y a ser posible que fuese el modelo francés. Hay que unificarse también en la defensa; en las cuestiones fiscales no puede ser distinto los impuestos de sucesiones en Malta que en Portugal y mucho menos entre Madrid y Andalucía. Sería fundamental unirse en las cuestiones de hacienda, defensa, educación y sanidad.

-¿Y después del Brexit?

-Ahora es más posible esa Europa sin Gran Bretaña; será un momento para entenderse mejor, el miedo por los ingleses podrá ser un motivo para unirse más.

-¿Aquí tenemos claro esto de los populismos? ¿A dónde vamos a llegar con Podemos?

-El único populismo que he conocido fue a Blas Piñar, que llegó a ser diputado de Fuerza Nueva. En cuanto a Podemos, a poco que espabile el PSOE tendrá difícil progresar; a pesar de unirse a Izquierda Unida no superó el nivel que tenía.

-Y mientras, en el PSOE andan de luchas en sus primarias.

-El PSOE siempre tuvo sus divisiones internas, no tenía nada que ver el de Indalecio Prieto con el de Largo Caballero, que al final reconoció su error. En el PSOE solo hubo unidad con Felipe González y Alfonso Guerra, que al final terminaron como terminaron. No veo nada claro que gane Susana Díaz, a pesar del apoyo del aparato del partido solo ha tenido cinco mil avales más que Pedro Sánchez. Se está viendo que hay un socialismo del Sur y otro del Norte. Que en Valencia el presidente de la comunidad apoye a Susana Díaz y no gane, es que la cosa no está muy bien.

-¿Cuál es su visión de los candidatos?

-No los conozco personalmente, como sí conocía al padre de Patxi López, a Lalo López; lo mismo que a todos los presidentes andaluces, pero no a Susana Díaz ni a Pedro Sánchez tampoco, pero sí a Rubalcaba. Susana Díaz tiene algo demostrado, para ser la que manda en el PSOE en Andalucía sabe nadar y guardar la ropa. A Pedro Sánchez le han dado dos revolcones.

-¿Qué le aventura a Rajoy?

-El que gana es Rajoy. Con Pedro Sánchez hay moción de censura y a final de año habrá otras elecciones y entonces el PP saca entre 15 y 20 diputados más, con lo que se asegura otros cuatro años. Y con Susana, pues va a tener dos años más de la actual legislatura, que es el tiempo que necesitará para poner orden en el gallinero. Ninguno de los dos lo tendrá fácil para ser jefe de la oposición. Pedro Sánchez dimitió de diputado y a Susana Díaz a lo más le pueden hacer senadora, que eso es como ser del Casino de Madrid, que no sirve para nada. Yo le llamé la cámara de los ecos que refleja el Congreso.

-¿Entones qué hacemos con el Senado?

-O es una gran cámara territorial o bien se cierra, sino es un gasto inútil. Hay que buscar el modelo de Estados Unidos o el que tenía Italia. Con un senador por provincia, con participación de las comunidades autónomas. Ahora si el Senado devuelve algo al Congreso, en la Cámara lo ponen otra vez como estaba y ya está.

-¿Se desvanece la izquierda conocida?

-En Francia ha sido histórico, ocurre que la socialdemocracia no ha muerto, ha muerto de éxito. Logró sus fines, controlar el capital, darle carácter social al estado y preocuparse por el bienestar social. Esto ahora también lo defienden los conservadores. Lo que hay que preguntarse es qué tendría que hacer la socialdemocracia para no morir, después de lo ocurrido al Pasok en Grecia o lo que ha pasado en Francia, donde el presidente no se pudo presentar y el Partido Socialista queda el cuarto.

-¿Haría falta una segunda Transición?

-José María Aznar ya lo dijo, pero no de la manera negativa que ahora se plantea. Gregorio Morán habla del precio de la Transición es terrible y yo no estoy de acuerdo. En política se hace lo que se puede hacer y la Transición es el fruto de un régimen que no podía conservarse y una oposición que no se lo podía quitar de en medio. Nadie pensaba que la haría un secretario general del Movimiento. Yo soy de la Transición, es la mejor etapa de mi vida profesional. Con todo, el bipartidismo ha funcionado bien en España durante 40 años; ni con Felipe II, cuando había hambre e inquisición y se quemaba a la gente. Fue una desgracia que el CDS de Adolfo Suárez no tirara para adelante, hubiese sido un buen partido bisagra como ocurre en Alemania. Ahora el diputado por Canarias va a sacar lo que quiera, si hubiese sido de Huelva nos traían el AVE.

-Parece que eso aquí no va a ocurrir nunca

-En mi libro Donde acaba Andalucía digo que Huelva está aislada; en muchas cosas incomunicadas. Las infraestructuras junto con la sanidad es lo más importante para la vida del ser humano. Antes se tardaba día y medio en llegar a Madrid, pero ahora tampoco se puede esperar 30 minutos en las vías de Sevilla.

-¿De su etapa como periodista en el Congreso con qué político se quedaría?

-Me metí mucho con Suárez como presidente y quizás fui injusto, gracias a él se consiguieron muchas cosas. Felipe González es el político más importante, con él desapareció el fantasma de un golpe de Estado; se universalizó la sanidad, en la Educación se avanzó bastante y con él entramos en Europa. Aznar tuvo una primera legislatura buena, en la segunda se volvió loco con la boda principesca de la hija y la barbaridad de la guerra de Irak, que nos costó los atentados de Madrid aunque quieran decir otra cosa; entonces también lo hizo mal debió convocar a todos los partidos políticos y con su actitud no dejó que ganara Rajoy. Zapatero no pasará como el político más brillante, no se dio cuenta de la crisis. Y Rajoy, que a pesar de su éxito en la gestión económica ha sido tolerante con la corrupción que es impresentable. El ejemplo contrario es el de Cristina Cifuentes, que denunció la trama corrupta del Canal Isabel II, lo que no se puede permitir ni en el PP ni en el PSOE ni en Cataluña. La prensa en esto no se ha callado nunca, ejerció la libertad de prensa. La judicatura también ha hecho su papel, llevando a juicio a Felipe González y Rajoy irá al menos de testigo; y no olvidemos a Cristina de Borbón.

-De este tiempo y de su trabajo de cronista han hecho hasta una tesis doctoral.

-José Romero la realizó su tesis en la Universidad de Sevilla y fue premiada por el Congreso de los Diputados. Es la base del libro Víctor Márquez Reviriego cronista de la Transición, que está publicado por el Congreso. Se incluyen mis crónicas parlamentarias desde el 13 de julio de 1977 hasta la del golpe de estado del 23 de febrero de 1981.

-Ahora trabaja en su 'Historia personal de Triunfo', ¿hará balance?

-Será un libro interminable, llevó 700 holandesas en dos años, en esa línea será póstumo y por eso lo escribo con mucha libertad. Es la historia de España de un periodista en una revista de izquierda, en el periodo de 1962 a 1982.

-¿Qué hace falta arreglar en este país?

-Sería necesaria una revisión de las autonomías, no como está ahora con 17 estaditos. Es una utopía, en la que existiera una unidad ibérica entre España y Portugal; ya lo han hecho los mercados y no podemos estar ahora como en el siglo XV. No puede haber comunidades autónomas tan pequeñas, deberían tener 100.000 kilómetros cuadrados y 10 millones de habitantes. Habría que unir provincias para hacerlo todo más viable y tengan mayor entidad.

-¿Cómo fue su paso por la Oficina del Defensor del Pueblo?

-Me había quedado sin trabajo y estuve diez años que me permitieron jubilarme con 74 años. La verdad que a mí lo que me gusta es un periodismo más activo.

-¿Este es un país corrupto?

-En España hay mucha corrupción pero no es un país corrompido; tu no le pagas 50 euros a un policía para que te quite una multa o consigues que un juez falle a tu favor. Hay mucha corrupción política, pero no todos los políticos son corruptos. Sí hay que lamentar que no se han denunciado y que han mirado para otro lado.

-En estos días en una exposición en su pueblo se realiza un repaso de su vida, ¿no siente vértigo?

-No, lo que me doy cuenta que a mis 80 años no tendré muchas más; es una alegría que sea en Castillejos.

-¿Se siente contento con el balance?

-Merece la pena haber vivido 80 años; nací en plena Guerra Civil y casi hijo póstumo porque mi padre era de izquierda moderada, y ahora tenemos una Democracia. He sido un antifranquista en la época de Franco a diferencia de otros que tanto lo dicen, aunque no haya pasado por una cárcel.

-Tiene, además, una biblioteca con su nombre en Castillejos.

-En mi época de Triunfo recibía muchos libros, si hacíamos una buena crítica la edición estaba salvada. Así que mandé uno 3.000 libros y con la gestión de Manuel Eugenio Romero se arregló el edificio para la biblioteca que hoy tiene unos 8.000 ejemplares. Cuando estudiaba en mi casa lo hacía en la mesa de camilla, en el mismo lugar donde entraban las visitas; ahora tienen una biblioteca para estudiar.

-¿Se siente profeta en su tierra, al menos es honoris causa por la Universidad de Huelva?

-Me siento honrado en mi tierra, pero no profeta, ni mayor ni menor. En la Universidad de Huelva y gracias a Luis Gómez Canseco, viví un acto muy entrañable; yo quise haber sido catedrático de historia de las ideas políticas, pero acabé en el periodismo y si entras aquí es muy difícil salir. Díaz del Corral me dijo que no sea usted pesaroso, que es más influyente un periodista que un catedrático.

Analista político de la Transición

Víctor Márquez Reviriego, a sus 80 años, volvió esta semana a su pueblo natal, a Villanueva de los Castillejos, aunque a él le gusta denominarlo Castillejos, tiene su razón histórica para ello. Ahora, en la biblioteca que lleva su nombre se mostró en una exposición su trayectoria profesional y ha tenido un encuentro con los jóvenes en el instituto. Gusta del humor fino y elegante y aunque dice que ahora conoce menos a los políticos que mandan, realiza acertados análisis de la política actual. Algo debió aprender en su tiempo como cronista de la Transición en el tiempo que estuvo de redactor jefe en la revista Tribuna. De aquellas crónicas se ha hecho una tesis doctoral, premiada y publica por el Congreso. En Huelva comenzó su caminar periodístico en Odiel, participó en la tertulia Cultural Santa Fe. Cuenta en su haber con el Premio Nacional de Periodismo (1983) y numerosos libros publicados, obtuvo el Premio Espejo de España de 1990 por El desembarco andaluz', año en el que recibe la Medalla de Andalucía. Es autor también del libro Donde acaba Andalucía, dedicado a la provincia de Huelva. Dedicó partes de sus afanes intelectuales y de su labor periodística al estudio de Andalucía y a la presentación de sus problemas. Guarda un grato recuerdo de su investidura de honoris causa en la Universidad de Huelva, en 2008, y por lo que se muestra muy agradecido.

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