En el Titan

Cien años de ‘La pesca de los atunes’ de Sorolla

  • El ‘paneaux’ de Ayamonte cierra la Visión de España para la Hispanic Society

  • Lo concluye el 29 de mayo de 1919 y culmina, además, el ciclo de toda su obra artística por enfermedad

'La pesca del atún' de Sorolla, realizada en el puerto de Ayamonte.

'La pesca del atún' de Sorolla, realizada en el puerto de Ayamonte. / Museo Sorolla

Al final Joaquín Sorolla encontró lo que buscaba: Ayamonte. No le fue nada fácil hallar el último encuadre para el paneaux que le faltaba para Hispanic Society of America. En esta búsqueda había incluso en África y tenía deseos igualmente de que esta última pintura fuese de Portugal.

Tras la visita a Huelva el 13 de mayo parte al día siguiente hacia Ayamonte, lo hace con su discípulo Santiago Martínez y el presidente de la Sociedad Colombina, Marchena Colombo y del ingeniero del Puerto Carlos Expresati.

Retrato de Sorolla que debió realizar Diego Calle el 14 de mayo de 1919. Retrato de Sorolla que debió realizar Diego Calle el 14 de mayo de 1919.

Retrato de Sorolla que debió realizar Diego Calle el 14 de mayo de 1919. / Museo Sorolla

La crónica del periódico La Provincia cuenta que “se propone el señor Sorolla observar las escenas típicas de la pesca y los lugares que puedan ofrecerle interés para la composición de un gran cuadro que le falta para completar la colección”. Así señala que “la primera excursión en busca del asunto fue hecha a la playa de Montegordo (Portugal) de donde regresó a poco sin conseguir nada”. Inmediatamente después se dirigió a Isla Cristina y se interesó de “un trozo de la ría que acaso se decida inmortalizar en el lienzo”, el Ayuntamiento estaba encantando, le ofrecía para su hospedaje la casa consistorial.

A la mañana siguiente Sorolla visitó las fábricas de salazones de Isla Canela, donde encontró tipos y escenas, recorrió el río Guadiana. De ahí fue a El Pasaje y observó el trasiego de la frontera y Portugal al fondo, con las pesquerías allí enclavada: “parece haber hallado su cuadro o gran parte de él”.

Ayamonte estaba muy contenta por lo que iba a suponer el decidirse por este lugar, como así lo ha sido al entrar en la historia de la pintura universal de la mano de Joaquín Sorolla.

Retrato de Sorolla que debió realizar Diego Calle el 14 de mayo de 1919. Retrato de Sorolla que debió realizar Diego Calle el 14 de mayo de 1919.

Retrato de Sorolla que debió realizar Diego Calle el 14 de mayo de 1919. / Museo Sorolla

En el restaurante La Perla le agasajó lo más granado de la localidad, el diputado provincial Manuel Feu Marchena; el banquero Miguel Martín; asistieron además de los acompañantes llegados desde Huelva, los escritores Vitaliano Gómez y Jiménez Barberi, Pedro Gutiérrez Feu, Carlos Navarro, Ceferino Barbarán y Miguel Valdés.

Instalado en Ayamonte, Sorolla envía a su mujer dos retratos con fecha de mayo de 1919 y dedicatoria a carbón. Se encuentra en su museo como fotos anónimas, sin embargo hay que documentar su autoría en Diego Calle, que es quien le hace varios retratos en la visita a su estudio en Huelva, el 13 de mayo.

Ayamonte le ofrecía muchos planos de belleza, el 16 de mayo hacía una valoración africana de la localidad en una carta a su esposa Clotilde: “Ayamonte es exacto de color y construcciones a Tetuán, iguales pisos, solo faltan los moros”. A partir de ahora todo era buscar la conjunción para ese cuadro tan especial que ya tenía en su cabeza. Será en el mismo muelle pesquero de Ayamonte. Mucho le facilitará el trabajo el contar con la cesión para ello de la fabrica de Feu, “que tiene una puerta sobre el río, y puedo pintar todo directamente del natural: barcos, río, personas y atunes”. Sin embargo no pintará esas escenas tan sangrante de los atunes de San Sebastián, de 1912. Ahora la visión es distinta, más amable, deleitándose con la luz, con el fondo de Portugal que consigue introducir en su obra. Con mujeres y marinos posando para él, como era el caso de Francisco Hernández que cobro 13 pesetas por cada sesión.

La verdad es que cuando Sorolla llega a Ayamonte no está en el mejor momento de su vida. Para las partes altas de sus grandes lienzo cuenta con la ayuda inestimable de su discípulo. Sin embargo Ayamonte le viene a dar un revulsivo de vitalidad en el estado físico del artista. Estaba contento y satisfecho porque el cuadro puede ser hermoso y de gran vigor, “además, no me mareo casi nada; tenía por esto gran preocupación”, le dice a su mujer Clotilde.

El 29 de junio de 1919 da por terminado el gran lienzo de La pesca del atún, concluía este trabajo para la Hispanic Society y también el de su trayectoria pictórica, dado que enfermó y cierra su trabajo con esta magnífica obra.

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