El gran enemigo del régimen de alquiler es la morosidad, una práctica que se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años en una relación directamente proporcional al incremento de los arrendamientos, debido, sobre todo, a la incapacidad de muchas familias para poder hacer frente a una hipoteca a causa de una difícil situación económica. Según la empresa de intermediación en arrendamientos, Alquiler Seguro, la única en España que a partir de su Fichero de Inquilinos Morosos (FIM) hace una radiografía de la morosidad, ésta creció en Andalucía hasta el 14,95% en 2014 y la cuantía media que los inquilinos dejaron a deber a sus arrendadores fue de 5.038 euros.

"La morosidad ha crecido mucho en los últimos años, también porque han crecido los arrendatarios y derivada de la situación económica general. Hay propietarios que no quieren alquilar por miedo y hay muchas familias con necesidad que es normal que se busquen la vida, no tienen otra forma. Hay gente que vive de esto, experta, con un mismo modusoperandi: te vas a un piso, pagas un mes y luego te vas a otro mientras el arrendador tarda meses o años en poder echar a su inquilino moroso. Normalmente buscan víctimas propiciatorias que siempre son particulares y no agencias", advierte Adolfo Camacho, presidente de la asociación provincial de agentes inmobiliarios, que constata un notable incremento en la contratación de seguros por parte de los propietarios para poder garantizarse el cobro.

"Trabajamos con aseguradoras de impago de alquiler. Antes no se pedía nada, ni contrato, y solo un mes de fianza, pero ahora no; hasta los estudiantes, a los que no se pedía nada, ahora deben aportar la firma de los padres, nóminas...Incluso los arrendadores están contratando pólizas de seguro para respaldar el alquiler porque cuestan 200 euros al año y así garantizan el cobro", dice Camacho, para quien "la clave está en saber filtrar a los arrendatarios".

El aumento de la morosidad está íntimamente relacionada con el crecimiento que ha experimentado en los últimos años el alquiler, alentado sobre todo por la congelación de precios y las dificultades para acceder a una hipoteca.

"El número de arrendatarios en la provincia se ha multiplicado por 3 o 4 en los últimos años, desde 2007. Es cierto que hasta 2010 todo el mundo buscaba propiedad pero la crisis hace que se reoriente, entre otras cosas, por el aumento de desahucios, de gente que no puede pagar, que ha perdido su casa...", argumenta Adolfo Camacho, para quien el perfil del inquilino en Huelva responde al de "una persona de fuera que viene a Huelva por temas laborales o al de la pareja joven que por la crisis se fue hace años a un piso pequeño de 2 habitaciones y 350 euros pero que ahora mejoran y buscan uno de 3 habitaciones y 500 euros, es decir, que buscan una mejora de la calidad del alquiler".