Huelva

Una familia de Huelva asegura que ha mediado "un milagro" en la recuperación de su hija tras caer desde más de seis metros

Paloma Gómez

Paloma Gómez / M.G (Huelva)

La vida cambia en un instante. En apenas un segundo, todo lo que creemos estable e inalterable en nuestra historia cambia para siempre, y nos deja tirados, malheridos y confusos entre un millón de futuros macabramente inciertos. Pese a todo, hay que mantener la esperanza. 

Por una sensación similar debieron pasar los padres de Paloma Gómez, una niña onubense de 11 años de la barriada de Juan Antonio, cuyo porvenir se vio truncado por una caída desde un tejado de más de seis metros mientras jugaba con sus hermanos y amigos y cuyos padres consideran "un verdadero milagro" que haya sobrevivido. 

La niña, "intrépida y sin miedo", como la define su padre José, se subió al techo de uralita de un patio de vecinos a buscar un balón que habían embarcado segundos antes. El peso de la joven hizo ceder la cubierta y la pequeña cayó desde una altura suficiente como para no haber vuelto a abrir los ojos. 

Afortunadamente, la actuación en su rescate fue rápida y eficaz, algo que en este tipo de accidentes resulta de vital importancia. Ayudado por un bombero vecino de la familia, José saltó al patio donde estaba su hija y comprobó por primera vez el lugar desde donde había caído, temiéndose lo peor.

Felizmente, todo se conjuró para que la intervención pudiera llevarse a cabo en las mejores condiciones. "Trabajo fuera pero ese día estaba en casa. También mi vecino, bomberos de profesión, estaba en la suya. El 061 llegó en apenas 11 minutos y entre todos pudimos socorrerla rápido", asegura su padre. La niña fue trasladada en helicóptero hasta el hospital Materno Infantil del Virgen del Rocío de Sevilla, donde permanece desde entonces ingresada en la UCI. 

Una recuperación "milagrosa"

Sus padres, profundamente religiosos, se encomendaron enseguida, a través de una novena, a la figura de la catequista Carmen Hernández, actualmente en proceso de beatificación por su implicación en el Camino Neocatecumenal y a quienes la familia atribuye enteramente su intercesión "y el verdadero milagro" de la rápida sanación de su hija. 

A través de este ejercicio de devoción colectiva, la familia fue acompañada por multitud de fieles "desde España y el extranjero" a quienes se pidió, "con total naturalidad, y como haríamos por cualquier otra persona, que se rezase por ella". 

Entretanto, la niña, según relatan sus padres, fue ungida con el aceite de Santa Ángela en la frente por su madre, exalumna del centro que las Hermanas de la Cruz tienen en la capital. "Apenas dos horas después de este acto la niña comenzó a mover los labios", explica su padre.

Visto el resultado, Esperanza, la madre de la niña, decidió poner en las manos de Paloma la cruz bendita de Santa Ángela después de pasarla por su frente y su cuerpo. Después de esto, la niña, según confirman sus padres, "estuvo moviendo sus piernas, manos y su cabeza e intentando incorporarse" pese a la sedación. 

Paloma, explica su padre, ha ido evolucionando hora tras hora hasta el punto de que en las próximas horas "podrían trasladarla a planta”. Sobre su evolución, "los médicos no se lo explican después de una caída así". Ahora mismo, "se encuentra aturdida, escucha a su alrededor y lo único que todavía no puede es ver, porque tiene los ojos inflamados, pero respira por sí misma, sin ayuda de respirador", cuenta su padre.  

Los pronósticos sobre la recuperación de Paloma son halagüeños. "Los médicos están sorprendidos sobre cómo, con una caída así, la niña no tiene ningún rasguño ni ningún hueso roto, solo el traumatismo craneoencefálico". Aunque naturalmente son reservados en su diagnóstico, "son positivos sobre su futura recuperación". 

"Nos sobrecoge decirlo pero me encontraba en un ambiente de UCI donde ves cosas similares y muchas familias sufriendo", explica. "Callarme algo así era ser egoísta frente a otros padres que no tienen esperanza". Por supuesto "confío en la labor de los médicos, en su rápida actuación y en sus conocimientos" pero "yo lo había visto con mis propios ojos [desde donde había caído Paloma] y el hecho de que la niña a las 24 horas no tenga ningún hueso roto ni la más mínima herida te sobrecoge".  

Después de varios días de incertidumbre y miedo, la familia comienza por fin a respirar tranquila gracias a la recuperación de Paloma. La pequeña todavía pasará algún tiempo hospitalizada hasta que su recuperación sea completa pero todo parece indicar que pronto estará de nuevo embarcando balones en los tejados de su barriada de Juan Antonio, junto a sus hermanos y amigos.

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