El duelo por ruptura de pareja
Todo está en tí | Psicología y Salud
Las rupturas sentimentales nos afecta a todos con una intensidad diferente según las circunstancias y tendremos que atravesar una serie de fases para llegar a la superación

Cuando hay una ruptura sentimental, hay una pérdida del vínculo sentimental entre dos personas. Es cierto que las dos partes no se van a ver igual de afectados: el que ha decidido dejar la relación lo pasará mal pero no como la otra parte que es dejada.
Una ruptura puede afectar a diferentes áreas de la vida de la persona que es dejada: la familiar, la social y la laboral. Además se producen unas reacciones físicas, psicológicas y emocionales.
La palabra duelo significa dolor, por la tanto, el proceso del duelo por ruptura requiere “pasar por el dolor”. Una de las preguntas más habituales en consulta, cuando viene algún paciente que está pasando por una ruptura amorosa, es ¿cuándo se me va a ir este dolor?, ¿cuánto me va a durar?. La emoción más presente en este proceso es la tristeza. Si ante dicha tristeza no la sentimos, la negamos, luchamos contra ella, lo único que vamos a conseguir es alargarla en el tiempo y no terminará de desaparecer. Aunque es cierto que hay otro extremo, que son quienes se quedan enganchados a la tristeza y se quedan como víctimas eternamente.
La tristeza funcional, como la palabra dice, tiene su función. Te dice que te pares, que asimiles, que aceptes. Nuestro cuerpo nos pide parar porque estaremos más cansados de lo habitual, no tendremos capacidad de concentración para cualquier actividad por fácil que sea ver la tele, leer…
En una ruptura tiene que haber dolor. Si realmente quería a esa persona, ¡cómo no voy a sentir dolor y estar triste! Pero el camino hay que transitarlo y será de manera sana, siempre y cuando sienta, asimile y acepte.
Hay factores que pueden influir en pasar el duelo por ruptura de una manera más o menos intensa, según su forma:
- La forma en que se acabe la relación. Si es de mutuo acuerdo (siempre será más llevadero) o tras discusiones y peleas.
- Circunstancias vitales. Si hay hijos de por medio; amistades en común y hay una parte que deja de salir con ellos; la economía también puede influir si alguna de las partes puede salir perdiendo.
- El tiempo que lleven en la relación. No es lo mismo llevar un año que diez o treinta.
- La edad de las personas, porque no es igual tener 20 años o 60. Aunque sufrir, sufren igual, pero quizá la manera de rehacer la vida no sea igual de fácil.
- El motivo de ruptura. No es lo mismo por una infidelidad que por un enfriamiento por ambas partes.
- Según se comporte el ex. Si son de los que no dejan de llamar, de querer que no se les olvide, si se van de ciudad…
La mayoría de los autores nombran entre 5 y 7 fases en el duelo de ruptura de pareja y cada persona es diferente en el tiempo que pasa por cada fase, aunque se pase más o menos por todas. Para mí, en resumen, las fases más significativas son:
Fase de negación y de “no sentir”. La persona no se lo cree y sigue como si todo fuese igual. El dolor es tan grande que para protegerse se crea una coraza y hay una negaciación de la realidad. Esta fase puede durar días o algunas semanas. La persona refiere que no siente nada, como que no le ha afectado. Hay un bloqueo total de las emociones, tanto para no poder llorar como para poder sentir la tristeza.
Fase de la tristeza. Cuando ya vemos que está pasando y tomamos conciencia de la realidad, entra la tristeza, que aunque todos sabemos que es normal sentirla al perder a alguien, a veces nos ponemos una barrera para no sentirnos vulnerables, para que no nos vean débil. Si, además, hay hijos de por medio, más vamos a no querer mostrar tristeza. Se esperará a que se acuesten para poder llorar o saldrá el llanto acumulado en cuanto le pregunte cualquiera cómo está.
Fase de la culpa-miedo. Aquí aparece el miedo a estar solos, a cómo vamos a hacer una nueva vida, nuevas amistades (muchas veces refieren que todos los amigos están en pareja), organización de horarios, niños… Y también aparece la culpa al pensar que si lo hubiésemos hecho de otra manera, no nos habrían dejado, o tampoco estaríamos ahora pasando por esto… Son mensajes autodestructivos y no realistas, ver al malo o bueno de la ruptura, el quedarse en lo que podía haber hecho y no hicimos...
Fase de la ira, enfado. La fase más frecuente es cuestionarse ¿por qué? Aquí empiezan las venganzas, sacar la lista de cosas de cosas que ha hecho uno en sacrificio por el otro, los esfuerzos para que el otro estuviese bien, etc. Ahora con la rabia uno quiere que el otro también lo pase mal y empieza la guerra. Hay personas que se pueden pasar años en odio y venganza y, claro, esto les impide ser felices y avanzar. Esta fase no siempre se pasa con la misma intensidad, depende mucho de la persona a la que dejan, de sus características personales.
Fase de descontrol. Esta fase no se da en todos pero también es habitual. Es cuando la persona en estado de ira toma fuerzas para salir al mundo, para arreglarse más, ir al gimnasio, cambiar su aspecto físico… Es como volverse un adolescente. Esta dura poco tiempo.
Fase de nostalgia. Una vez pasada la rabia, la persona echa en falta no tanto a la persona en si sino a llevar una vida en pareja, en lo que hacía antes, en no estar solos. A la vez es una fase en la que uno busca la soledad, quedarse en casa haciendo cosas... aunque salgas con amigos, te apetece estar en casa. Una búsqueda interior de uno mismo, de instrospección. Aquí se suele perdonar y perdonarse.
Fase de aceptación. Es cuando ya puedes pensar en tu ex y ya no te genera dolor ni angustia saber de él/ella. No tienes ya el deseo de volver, nos sentimos liberados y capaces de rehacer nuestra vida si surgiese alguien.
El orden suele ser éste en las fases, pero es cierto que estando en alguna como la rabia, puede haber también nostalgia. La duración de cada fase depende de la persona y sus circunstancias.
Como decía Jorge Bucay en su definición de que es el amor: “El amor es la decisión de trabajar, activamente, por la libertad de la otra persona. Para que pueda elegir qué hace con su vida, aunque no me incluya”.
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