Divagaciones sobre la actualidad y el oficio del periodista

Crónicas de otra Huelva

El reportero onubense utiliza el frío como metáfora y coartada, como refugio para poder expresar críticas indirectas a una cruda realidad social

Un periodista escribiendo en una ola de frío.
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza

22 de diciembre 2025 - 01:33

Coartada ante la censura

Decir sin decir

El artículo parte de un asunto aparentemente trivial —el frío— para convertirlo en una reflexión crítica sobre el oficio periodístico y, por extensión, sobre la noción misma de actualidad. Ponce denuncia la paradoja de un periodismo obligado a perseguir una “actualidad palpitante” que, en realidad, se le escapa de las manos. Así, pone en cuestión la superficialidad con la que se seleccionan los temas informativos y la frustración del periodista ante la imposibilidad de abordar aquello que considera verdaderamente vivo e importante. En ese momento, la prensa española se movía en un contexto de fuerte control gubernativo heredado de la Dictadura de Primo de Rivera y de la posterior “Dictablanda” de Berenguer. Aunque el régimen estaba en crisis, la censura previa, las multas y los secuestros de publicaciones seguían condicionando seriamente lo que podía decirse. Cuando afirma que “nos está vedado hablar de la actualidad tal como nosotros la vemos” o que “al menos mientras no nos dejen hablar de otros”, señala a una prohibición externa, no una incapacidad profesional.

Así, el frío funciona como metáfora y coartada: un tema permitido que permite, a la vez, criticar la falta de libertad informativa y la hipocresía de una actualidad oficial que ignora los problemas reales. Desde esta perspectiva, el artículo no solo reflexiona sobre el periodismo y la insensibilidad social, sino que también denuncia con ironía las restricciones impuestas a la prensa, utilizando la elusión y el humor como estrategias para sortear la censura.

Blanqui-Azul critica la indiferencia social ante los problemas reales de la gente común. Señala con ironía que el hambre, el frío y las tragedias familiares apenas conmueven a la opinión pública, pues han pasado a considerarse sucesos vulgares, carentes de interés informativo. De modo que el artículo denuncia una sociedad que solo reacciona ante lo excepcional o lo espectacular, ignorando el sufrimiento cotidiano.

La referencia a los “lobos”, tanto reales como metafóricos, refuerza esta crítica. El periodista ridiculiza las exageraciones sensacionalistas y contrapone esas imágenes dramáticas con una realidad mucho más cercana: el frío que se cuela en los hogares y afecta a la mayoría, salvo a unos pocos privilegiados. De este contraste nace una crítica social clara a las desigualdades y al cómodo distanciamiento de quienes no padecen esas carencias.

Eleva el frío a “tema trascendental” para subrayar que no se trata de una cuestión menor ni anecdótica. Al distinguir entre la comedia y la tragedia popular, denuncia que para muchos el invierno es solo un motivo literario, mientras que para otros supone una lucha diaria. El artículo utiliza un tono irónico y reflexivo para cuestionar tanto las prioridades del periodismo como la falta de sensibilidad social ante los problemas más elementales.

Hoy vamos a divagar acerca del frío. ¿Por qué no elevar el frío a la categoría de los temas trascendentales? De todas maneras, la actualidad —¡oh paradoja!— es hoy por hoy una cosa inexistente para el periodista.

El periodista, que la busca y persigue con ahínco, está deseoso de ofrecerla a sus lectores condimentada con la salsa de su ingenio. Pero la actualidad se le escapa de las manos y se evapora, cuando se derrumba como un castillo de naipes. Y resulta que la actualidad palpitante no existe… para el periodista.

¿Se comprende, la íntima, la silenciosa, la extraordinaria tragedia del periodista ante las cuartillas blancas? Nos está vedado hablar de la actualidad tal como nosotros la vemos; del panorama de las cosas vivas, y sugerentes, de las cuestiones animadoras y apasionantes. En cambio podemos hablar del frío, cosa con que nos hemos tropezado de manos a boca: un frío intenso, agudo, escalofriante, que se paseaba por la ciudad, envolviéndola y dominándola. Y hemos visto como por las calles de Huelva desfilaban los transeúntes, bajo la caricia de un sol otoñal, huyendo del frío.

Diario de Huelva, 20 de diciembre de 1930.

He aquí —nos hemos dicho frotándonos las manos para reaccionar— el tema del momento, la única actualidad posible en este período de cosas palpitantes. Generalmente no le concedemos al frío sino un interés doméstico, relacionado con la indumentaria y con el confort. Cierto que el frío plantea algunos graves problemas caseros y muchas tragedias familiares. Pero los periodistas suelen comentarlo con muy buen humor y se limitan, cuando más, a unas breves notas informativas. Por lo demás, si alguien se muere de hambre o de frío el caso no sobrepasa los límites de las cosas vulgares ni despierta grandes emociones. Esta clase de sucesos corresponden a una actualidad que, al parecer, ha pasado de moda y ya no interesa a nadie. Y cuando algún corresponsal impresionable nos cuenta en plena invernada que los lobos hambrientos se aproximan al poblado engalanado por la nieve, sospechamos que se trata de un informador rezagado. Los lobos no suelen bajar del monte. No pasean por las ciudades habitualmente. Algunos viven en ellas.

De todas maneras, convengamos en que el frío es por ahora la única actualidad que no se nos escapa de las manos. Sería inútil que se intentara sustraerla al conocimiento del lector, aunque en este caso el público agradecería mucho que se le escamoteara una actualidad tan poco agradable. Y ahora a resolver los pequeños y grandes problemas de familia. Salvo unos cuantos potentados que encuentran grato y confortable el invierno, los demás hemos de luchar contra el frío como mejor podamos… No olvidemos que, como tema literario, el frío tiene dos modalidades: la alta comedia, como se decía antes de las obras de ambiente aristocrático; y la tragedia popular.

Mal año de lobos”, dice en una de sus obras de teatro un aplaudido comediógrafo. Ahora lo veremos porque el invierno va a empezar oficialmente mañana. Y no sabemos si encontraremos los hogares encendidos, o si habrá que repartir leña para calentarlos… De todas suertes, conste que el frío no es para tomarlo a broma. Es una cosa muy seria y debemos elevarlo a la categoría de tema trascendental. Al menos mientras no nos dejen hablar de otros.

Blanqui-Azul

Diario de Huelva, 20 de diciembre de 1930

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