De la casa del Millón al Colegio de Arquitectos

En el Titán

La llegada del Ayuntamiento a la calle Puerto atrajo la presencia de la burguesía onubense que levantó a su amparo edificios de interés para las familias Mora Claros, Checa y Quintero

La Casa del Millón se proyecto en 1916, dominando la calle Puerto.
La Casa del Millón se proyecto en 1916, dominando la calle Puerto. / Archivo Sugrañes
Eduardo J. Sugrañes

05 de mayo 2019 - 06:06

El edificio del Millón o del Colegio de Arquitectos domina un espacio singular de la ciudad. Su elegancia siempre resaltó en este lugar, hasta donde se había desplazado el centro político con el traslado del Ayuntamiento tras dejar la plaza de San Pedro, acogiendo también a la Diputación. Aquí llegaron casas de vecinos ilustres que aún perduran como la de Antonio Mora Claros, hoy centro social de la Junta; la de la familia Checa, sede de la UGT; o el propio edificio del Millón, de Juan Quintero Báez, sede del Colegio de Arquitectos.

Otros edificios públicos y religiosos significativos se perdieron en una calle que sufrió el mal gusto en la transformación urbanística, iniciado en los sesenta y que llegó hasta ayer mismo.

El ejemplo más llamativo es el de la propia Casa del Millón. La adquisición y rehabilitación para sede del Colegio de Arquitectos abrió una esperanza en lo que supondría mantener el patrimonio. Su resultado externo mantiene la fachada original y el interior se adapta a nuevas plantas.

Hasta ahí todo bien, o al menos asumible por los criterios de hacer rentable una intervención así. Sin embargo, se remata con una estructura de hierro que no sirve para nada, no tiene función arquitectónica alguna. A lo sumo del ‘gusto’ del restaurador por dejar su impronta, que ya se asume en el ‘taco’ de añadido entre las dos torres.

Esta semana saltó la noticia de que el Colegio de Arquitectos crea una comisión de seguimiento para futuras restauraciones patrimoniales. La pregunta es qué criterios van a tener o, mejor dicho, visto lo visto en su propia sede ¿es esto lo que se persigue o sorprenderán eliminándo los hierros?

La participación de los arquitectos es clave para el desarrollo y trazado de una ciudad e, igualmente, importante es no estar sujeto a su exclusivo pensamiento. La ciudad es un conjunto de elementos que la hacen propia, por lo que es necesario escuchar a quienes la viven, que no son otros que los propios ciudadanos que en muchas ocasiones tienen la libertad de no coincidir con los arquitectos.

Esta comisión es, sin duda, una muestra de preocupación por el patrimonio que hay que aplaudir, pero se hace necesario escuchar a muchos más actores de la ciudad. Para evitar un arco en una rampa de la iglesia de San Sebastián, que tabiquen el depósito de Tomás Curbelo en Zafra, que no se dejen caer fachadas y aparezcan híbridos como el hotel París...

Lo que sí es cierto es que en los últimos años hay una mayor sensibilidad municipal por las actuaciones en el patrimonio arquitectónico, la última muestra es la papelería Muñoz.

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