Al abrirse el curso académico

Crónicas de otra Huelva

Blanqui-Azul animó a los jóvenes estudiantes a ver “en cada libro, en cada nueva idea, un motivo para pensar, para dudar, para obtener de la reflexión un conocimiento”

Alerta, huelvanos! El Puerto de Pesca del Sur

Instituto La Rábida.
Instituto La Rábida. / H.I.
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza Ponce

04 de marzo 2024 - 08:07

LA INTRODUCCIÓN

LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA

La madurez social solo se alcanza a través del saber

Publicamos hoy este artículo a propósito de la remodelación del Instituto Rábida, donde los alumnos ya disfrutan del resultado desde el inicio de este curso. Ha sido sometido a una impresionante reforma el edificio del arquitecto Pérez Carasa que alberga, desde su construcción en los primeros años de la década de 1930, el señero centro de enseñanza.

Con motivo de la apertura del curso 1928-29, el recién nombrado redactor jefe del Diario de Huelva escribió este artículo para influir en el ánimo de los jóvenes estudiantes. Blanqui-Azul hizo un elogio a la escuela, al saber, convencido como estaba de que con la cultura se alcanzaba (se alcanza) la madurez social. Lo importante para él no era ni la presencia de autoridades ni los discursos que pronunciaran, sino el hecho de que los chavales fueran a recibir nuevas enseñanzas.

En sus archivos nos adentramos buscando el expediente de José Ponce cuando indagábamos en su vida para engranar los datos que nos pudieran llevar a escribir su biografía. No encontramos rastro de que cursara estudios superiores, por tanto, no lo podemos acreditar. Esta circunstancia, no obstante, tampoco determina que no llegase a cursar estas enseñanzas. De hecho, en el padrón de habitantes de 1913, cuando tenía 15 años, consta “Colegio” en la casilla correspondiente al apartado de oficio, profesión u ocupación. La composición de sus artículos periodísticos, su redacción y estilo nos hacen intuir una instrucción académica. Los testimonios familiares con que hemos contado han hablado de un espíritu autodidacta alimentado por una curiosidad insaciable; y un afán personal y obsesivo por la lectura, por aprender. Todos estos aspectos contribuyeron a un bagaje intelectual substancial de nuestro biografiado.

Los lectores actuales comprobarán que era una persona culta, instruida, con amplios conocimientos. Vivió en un entorno rodeado de personas que desarrollaban en Huelva su actividad pedagógica y docente, vidas ilustradas, profesionales de carreras diversas que animaron al futuro periodista a formar su intelecto. Estos profesores ayudaron al joven inquieto a seleccionar sus lecturas y a preparar su espíritu para una vida intelectual rica y agitada. Podemos citar a Ricardo Aldea, a Florentino Martínez Torner o a su gran amigo y padrino de su hija Felicidad, Amós Sabrás Gurrea, que fue diputado socialista por Huelva y el primer alcalde de la capital en la II República. Comprometidos todos políticamente en formaciones de izquierdas, ejercieron influencia en su pensamiento, contribuyeron a la fijación de su posición política y a la evolución ideológica que sufriría con el pasar de los años.

Ayer abrió sus puertas el padre Instituto para recibir a sus hijos, que vuelven a él en busca de nuevas enseñanzas que modelen sus espíritus y afiancen su cultura.

El acto de apertura es algo ideológico, al que debemos conceder otra importancia que la que en sí representa.

No es lo interesante que asistan las autoridades ni que un señor catedrático lea un discurso, aunque éste sea tan sugestivo como el de este año, porque quien lo lee es maestro [José Pulido Rubio] que siente siempre la inquietud de buscar y de saber no concretándose a su esfera de cátedra, sino abarcando otras muy complejas disciplinas de orden cultural.

La apertura del curso supone trascendental significación: la de unas puertas abiertas, unos brazos acogedores y el primer peldaño de una nueva escalera que lleva a cada cual a alcanzar nuevos frutos básicos intelectuales.

RECORTE CURSO ACADÉMICO
RECORTE CURSO ACADÉMICO / M.G.

Ayer comenzó para vosotros, estudiantes, un nuevo año de vuestra vida cultural.

Id a ella sin recelos, sin suspicacias, con fuertes ilusiones condensadas en el ansia de saber.

Ved en cada libro, en cada nueva idea, un motivo para pensar, para dudar, para obtener de la reflexión un conocimiento.

El Instituto es un elemento de cultura cuyo fin es la ciencia, y el medio, la colaboración de maestros y discípulos.

Id a él con fe, con, amor, con tolerancia, con confianza en vuestro talento y en vuestros anhelos y en vuestras espirituales inquietudes. Con fe, porque la crisis social se debe a la falta de fe, de ideales y de cultura, y la enseñanza debe ser algo que forje ideales arraigados y firmes. Con amor, con el amor que brota hacia lo amado cuando es conocido y se convive con él, y el amor al Instituto nace cuando el Instituto es conocido y se llega a penetrar en su alma propia.

Pensad que él es una realidad muy corta mientras se frecuenta el aula, y un pasado, un bello recuerdo, pero recuerdo al fin, cuando se le abandona.

Con tolerancia, que debe practicarse por vosotros y por los que os enseñan. Porque la intolerancia no es patrimonio de la verdad, sino del error. Y dentro del Instituto debe inspirar a todos el afán de buscar la verdad sin sentir impaciencias, sino inquietudes, que la impaciencia ofusca y la inquietud anima.

Con confianza, no olvidando que nuestro país, hondamente trabajado en sus cimientos por torpezas y poryerros, tiene como distintivo de su carácter la nota de escepticismo. Atribuye a manejos y razones políticas, a favoritismos y a insanos propósitos, la mayor parte de las cuestiones que de buena fe en la vida oficial y administrativa se desarrollan. La intriga es la base del medro. Y contra ella habéis de luchar siempre.

Prescindir de ese desconsolador pesimismo, que es vuestro mayor enemigo. Pensad con esperanza, con fe, con ilusión, con ingenuo optimismo. Pensad…

El llorado prohombre español don José Canalejas, en discurso leído en la Academia de Jurisprudencia el año 1905, decía así: “He de estimular a la nueva generación en la que residen los supremos alientos y cifro yo las más consoladoras esperanzas, para que cuando haya de dirigir nuestra amada España desde la Prensa, desde la Universidad, desde el Parlamento o desde el Gobierno, vaya desposeída de esa peligrosa facilidad con que improvisamos los españoles a que se investigue, piense, medite, dude…, trámites indispensables para las convicciones hondas y las energías alentadoras que demanda la obra inaplazable e ineludible de la reconstrucción nacional por obra del Derecho en el ambiente confortable de la paz pública”.

¡Que esas palabras llenas de ciencia y sana filosofía sean vuestro credo, juventud!

BLANQUI-AZUL

Diario de Huelva, 02-10-1928

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