War Room

El poder de la sonrisa en política

  • El gesto amable es intensamente buscado por todos los responsables del marketing de los distintos líderes mundiales, aunque debe ser sincera y no transmitir falsedad

War Room: El poder de la sonrisa en política

La sonrisa es el gesto político por excelencia. Evoca confianza y hace posible que nos identifiquemos con la persona que está sonriendo. La sonrisa es uno de los detalles más cuidados en un cartel electoral, ya que puede ayudar a conseguir el voto. Las sonrisas, sin embargo, pueden ser sinceras o fingidas, y con una correcta observación podemos llegar a saber si esa confianza que nos intentan transmitir es verdadera o impostada.

La sonrisa es común en todos los humanos. El mayor investigador de la historia de expresiones faciales, Paul Ekman, tras estudiar la tribu Fore por encontrarse completamente desconectada de la cultura occidental, demostró que todas las personas sonreímos para expresar satisfacción, independientemente de la cultura a la que pertenezcamos.

El simple hecho de sonreír nos hace sentir mejor, pero también hacemos sentir mejor a los demás. De hecho, un estudio realizado por varios investigadores del Reino Unido llevado a cabo con técnicas de neuroimagen ha demostrado que la sonrisa de otra persona activa nuestro propio circuito de recompensa.

No resulta extraño entonces que la política esté plagada de sonrisas. Frente a las cámaras, en actos públicos y reuniones, en carteles electorales, en negociaciones, y las redes sociales… En cualquier situación de comunicación política, la sonrisa siempre está presente y es clave, tanto por su presencia como por su ausencia.

La sonrisa genuina es aquella que combina la sonrisa de los labios con la de los ojos y, tal como confirmó Ekman, es difícil de imitar. Más fácil es, sin embargo, identificar cuándo es auténtica o, por el contrario, impostada. El psicólogo experto en comunicación política, Daniel Eskibel, nos ofrece dos tips: considerar la duración y mirar los costados de los ojos.

“La sonrisa real aparece y desaparece con naturalidad”, afirma, “mientras que la sonrisa falsa se queda congelada en la cara durante más tiempo, demasiado tiempo para una interacción real”. En opinión de Eskibel, el exceso de duración es algo inconsciente: “el falso sonriente está tan preocupado en mostrarte la sonrisa que sin darse cuenta la deja congelada en su cara. Algunos, incluso, se acostumbran tanto a falsificar sus emociones que la sonrisa se les queda casi eternamente petrificada, como si estuviera pintada”.

El ataque de risa en el Parlamento andaluz en 1994 es uno de los momentos icónicos de la historia política. El ataque de risa en el Parlamento andaluz en 1994 es uno de los momentos icónicos de la historia política.

El ataque de risa en el Parlamento andaluz en 1994 es uno de los momentos icónicos de la historia política.

La otra pista para identificar la falsedad de la sonrisa son los ojos. Si la sonrisa es sincera, los músculos de la cara estarán relajados y aparecerán pequeñas arrugas y pliegues que se forman desde los ojos a los laterales externos. Según Eskibel, “la sonrisa real es una sonrisa plena, completa, donde hasta los ojos sonríen. Es un gesto que aparece y desaparece, flexible y no rígido”.

Parlamentarios sonrientes

Los políticos de nuestro Parlamento mantienen en general un aceptable nivel de sonrisas, al menos los de la legislatura pasada, según un estudio realizado por la consultora Tonka. Esta firma ha analizado quién sonríe más y menos en el Congreso y en el Senado a través de la foto oficial que figura en la ficha de los 616 miembros de las Cortes Generales. Y partiendo de que calificar una sonrisa en una imagen de una ficha carece de rigor científico, lo cierto es que, atendiendo a este ejercicio de subjetividad, podría decirse que los diputados de Esquerra Republicana son los que más sonríen (83,3%), mientras que los más serios son los de Podemos, con un 53,3%.

En líneas generales, la mayoría parece divertirse, ya que el 67,3% de todos los miembros del parlamento sonríen en su foto. Tras Esquerra, el segundo grupo parlamentario con sus miembros más sonrientes es el PNV, con 72,7%, seguido del PSOE con 66% y del Partido Popular con un 66%.

Otro dato curioso es que las diputadas y senadoras muestran mayor tendencia a reír. El 79% de todas las mujeres parlamentarias sonríen ante la cámara, el 58 por ciento de ellas incluso con la boca abierta. Entre sus colegas masculinos, sólo el 24% sonríe en su foto y el 42% se presenta en su imagen con cara completamente seria.

Ataque de risa en el Parlamento danés en plena pandemia. Ataque de risa en el Parlamento danés en plena pandemia.

Ataque de risa en el Parlamento danés en plena pandemia.

Esta mayor inclinación a la sonrisa por parte de la mujer en política no siempre es bien vista. En una entrevista publicada en la revista de la Asociación de Comunicación Política (Acop) la experta en política y moda Patrycia Centeno revela que la mayoría de las mujeres a las que asesora le piden que las ayude a sonreír menos. “Muchos hombres consideran que la sonrisa de una mujer es un gesto de insinuación y esto provoca demasiados malentendidos, algunos episodios muy desagradables. Por supuesto, nunca le he censurado una sonrisa a una mujer, me parece un gesto precioso que contagia bienestar y poderío”, afirma Centeno.

En lugar de que sonrían menos, lo que esta experta hace es “que sepan identificar la mirada del hombre que tienen delante y decidan si el individuo en cuestión merece o no su amabilidad. Basta ya de exigirle a la mujer que cambie todo en ella para poder dedicarse a la política”.

La sonrisa es un gesto habitual en política, no tanto los ataques de risa, aunque algunos de ellos han sido más que sonados. El más famoso fue el protagonizado en 1994 por los parlamentarios andaluces que asistían al debate de los presupuestos de la comunidad. Entonces no había redes sociales, pero ese momento de carcajadas se vio en todo el planeta, ya que fue emitido por cadenas de radio y televisión de todo el mundo, desde Radio Caracol en Colombia a la estadounidense ABC pasando por la cadena japonesa NHK. Aquel momento en el que el entonces presidente del Parlamento Diego Valderas se viera obligado a aplazar la sesión durante unos minutos para que sus señorías se sosegaran se vuelve periódicamente viral, siendo compartido por miles de usuarios de las redes sociales.

Otro famoso ataque de risa tuvo lugar en el parlamento de Dinamarca cuando la primera ministra danesa Mette Frederiksen explicaba en el parlamento que, a raíz de la prohibición de animales exóticos en los circos, el consejo de ministros había acordado comprar cuatro elefantes. Las carcajadas llegaron cuando explicaba que también tuvieron que comprar un camello porque era amigo inseparable de uno de esos elefantes.

Como la mentira aprovecha cualquier resquicio, estas simpáticas imágenes han sido aprovechadas para fabricar bulos en los que se daba a entender que los daneses se reían de la independencia de Cataluña y de la vacunación de las infantas españolas.

www.charotoscano.com

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