Crónicas de otra Huelva

A Trigueros en sus fiestas

Procesión de San Antonio Abad.

Procesión de San Antonio Abad. / Ayuntamiento de Trigueros (Trigueros)

LA INTRODUCCIÓN

LA “LOCA ALEGRÍA” DE LAS FIESTAS

Todo se borra ante la ilusión de las horas presentes

Un simpático artículo que agradará, sin duda, al pueblo de Trigueros. Diario de Huelva sacó una edición especial el 22 de enero de 1928 dedicada a sus afamadas Fiestas de San Antonio Abad. Ponce Bernal, como redactor jefe del periódico, impulsó esta iniciativa que venía también, como se hace ahora, con anuncios publicitarios y la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, a sufragar los gastos de edición y a aportar beneficios económicos al periódico de Manuel Arias.

En esta entrega que hoy publicamos para agradar a nuestros amigos triguereños que ya se preparan ya para vivir los días grandes de su patrón, Ponce refleja la alegría que se vivía y se vive con estas populares fiestas. Tanto entonces como ahora, atraen al forastero, el recién conocido tratado como hermano, según sus palabras. En el texto elogia el trabajo honrado del agricultor y le conmina a disfrutar de unos días de “loca alegría que sirve de compendio a todas las ilusiones del año”. Podrían servir estos párrafos, que tan bien relatan el sentir de la gente en cualquier fiesta, para cualquier pueblo. Me identifico plenamente con estas descripciones, que me han transportado al mío, Cumbres de San Bartolomé, que vive sus fiestas agosteñas con ese mismo espíritu alegre y gozoso, esas ganas de olvidar lo pasado y vivir el presente, cantando como cigarras después de trabajar como hormigas, cuando no descansa nuestro cuerpo, sino nuestro espíritu, dejándonos llevar por la alegría en las calles, el baile, el cante, con total esparcimiento “por haber vencido un año más en la lucha por la vida”.

Sirva esta introducción para animar a la lectura.

RECORTE TRIGUEROS RECORTE TRIGUEROS

RECORTE TRIGUEROS

Albricias triguereños, ya han llegado las fiestas de San Antonio Abad y con ellas el descanso tan apetecido durante las rudas jornadas camperas. Desde que encendisteis la última candela en las fiestas pasadas os dedicasteis al trabajo en espera de las del año siguiente; parecían muy lejos ¿verdad?, pues ya han llegado, ya están aquí.

Lenta, pero continuamente, se han ido tejiendo los días en el telar del tiempo y un año más se ha sumado a la historia de nuestras vidas; mirando al pasado podía ser motivo de pesadumbre el considerar que hemos dado un paso más hacia el fin inexorable, pero mirando al porvenir todo se borra ante la ilusión de las horas presentes. La villa, hasta ahora tranquila y adormecida, ha despertado llena de alborozo y el volteo de las campanas, la algarabía de los chiquillos y el danzar de mozas y mozos, nos advierte el comienzo de estos días de loca alegría que sirve de compendio a todas las ilusiones del año.

Bien os lo habéis ganado, muchachos. Vuestra labor es penosa y llena de incertidumbre; azotados por la intemperie o regando los campos con vuestros sudores pasáis el año siempre alertas para arrancar a la tierra los frutos que aseguren vuestro bienestar; no desesperáis si un mal momento os deshace la labor que con tanto cariño preparasteis, volvéis a la tarea, encorváis nuevamente vuestros cuerpos y siempre acaba por vencer vuestro tesón y vuestro trabajo; bien os lo habéis ganado, bien; después de trabajar todo un año como hormigas, catad ahora como cigarras en los tres grandes días de las fiestas.

Descansad, pues, aunque vuestro descanso sea carrera, salto, danza y ejercicio, aunque seáis el movimiento continuo, aunque os espere inútilmente el lecho que manos amantes prepararon, que para algo os hizo Natura de recia contextura e inverosímil vigor y no es vuestro cuerpo, sino vuestro espíritu el que va a descansar.

Sea vuestro descanso ausencia de preocupaciones, seguridad por el pan que conquistado por vuestro trabajo tenéis en casa, alegría y esparcimiento por haber vencido un año más en la lucha por la vida, y optimismo invencible si leéis por fin la dulce promesa en los ojos hermosos de vuestra pareja.

Descansad así, triguereños, con paz interior y externo alborozo; formad esas cuadrillas tan simpáticas, tan generosas, que ofrecen al forastero todo cuanto tienen, que tratan como hermano al recién conocido, que alegran vuestras calles, que son recuerdo para los viejos y esperanza para los chiquillos; bailad y cantad, nada os inquiete, son vuestros días y pasan muy pronto… Derrochad esa alegría contagiosa tan triguereña, tan vuestra y mientras las piernas resistan y los pechos alienten tened en cuenta que Huelva entera os contempla y se regocija con vosotros.

Después… se volverá a la normalidad, acudiréis de nuevo a los campos, soportaréis las inclemencias del invierno y los ardores de la canícula, quizá sufráis algunos reveses y la vida se resista a ser domada, pero en todo momento podréis endulzaros la tarea con el recuerdo orgulloso de haber hecho merecido honor a estos días en que veneráis la excelsa figura de vuestro San Antonio Abad.

Blanqui-Azúl

Diario de Huelva, 22-01-1928

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