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Psicología y Salud: ¿Cómo identificar el chantaje emocional?

Dos personas discuten en la terraza de un bar.

Dos personas discuten en la terraza de un bar. / Joza (EFE)

El chantaje emocional es una forma inadecuada, agresiva e irrespetuosa de comunicación, donde la persona que realiza el chantaje quiere pedir un cambio o solicitar ayuda o queja, con el objetivo de conseguir lo que quiere, sin tener en cuenta lo que la otra persona quiere.

El chantajista tiene claro que genera malestar y culpa en el otro y, de este modo, sabe que lleva una conducta de control sobre la persona, dándole miedo y obligación. Está claro que el chantaje emocional es una manipulación y lo que pretende es influir sobre la voluntad de la otra persona a fin de que actúe como el chantajista quiere. Eso sí, suele ser muy sutil y, por ello, es importante estar en el presente para detectar en nuestro cuerpo señales que nos hablan de incomodidad, que son nuestra intuición.

El chantaje emocional no deja de ser una forma de maltrato psicológico, pudiendo aparecer entre familiares, pareja o amigos. 

Como podemos ver en el modo de actuación de un chantajista emocional, no todos tienen el mismo objetivo ni son iguales. A veces, una manipulación puede ser muy leve y en otros casos puede provocar daños profundos. 

El chantajista suele poner una gran resistencia, es decir, no da su brazo a torcer y se mantiene en su postura, peleando, sobre todo, si pensamos de forma diferente a él o ella. Si no hacemos lo que espera esta persona, lo que va a hacer es mostrar enfado o decepción haciendo que nos sintamos mal, véase llorando, discutiendo o gritando. Todo para tratar de convencer.

Los chantajistas amenazan continuamente, unas amenazas que pueden ser tanto directas como indirectas. El manipulador suele expresar las consecuencias de una decisión equivocada, amenazando con el dolor o el sufrimiento que sentirá porque el otro tome esa decisión. Incluso, con la amenaza de romper la relación -esto suele pasar mucho en relaciones de pareja y de amistad-.

Las exigencias del chantajista suelen ser muy exageradas y le da igual que hayamos cedido en otras ocasiones, ya que para ellos son los que tienen que mandar y decidir lo que hay que hacer siempre. Siempre van a querer más para que cedas y aceptes sus peticiones, que no serán las tuyas normalmente.

Del mismo modo, tergiversa las palabras. Como no está dispuesto a asumir su responsabilidad va a tergiversar sus palabras. Si la persona intenta reclamar sus derechos, el chantajista hará el rol de víctima y empezar a decir todo lo que ha hecho por él o ella, y con esto dejarnos como malas personas, así cargando con la culpa.

Sabe perfectamente, además, cuáles son los puntos débiles de su presa, y lo aprovechan cada vez que sea necesario. Saben cuál es la vulnerabilidad de la otra persona y la van a aprovechar para conseguir sus objetivos.

Los problemas de los demás no le interesan, solamente los suyos, y pretende que la víctima cargue también con sus problemas, ya que si no lo hace le dirá que es una egoísta e insensible y mala persona.

Son muy prepotentes y rígidos, llevando el mando de las conversaciones, por lo que siempre tienen que tener la razón y no soportan que se les aconseje o que les lleven la contraria, ya que el objetivo del chantajista es que la opinión del otro se anule. Y, por último, suelen cambiar de humor con extrema facilidad, de manera que acostumbran a ser felices, pero al momento se sienten enfadados si la víctima no hace lo que ellos esperan.

Los tipos de chantaje emocional:

El primer caso sería el que ejerce una presión sobre la persona para que así limite su libertad de decisión. Le dirá que es por su propio bien si no hace lo que él quiere, ya que tendrá consecuencias negativas. Una frase puede ser: “si vuelves a hacer esto la próxima vez te dejaré”.

Segundo caso, el más habitual, es sembrando la culpa. El chantajista intenta hacerle ver al otro que es mala persona si no lo obedece y hará frases como “con todo lo que he hecho por ti y así te portas” o “me has decepcionado”. Lo que busca el chantajista es ser la víctima.

La tercera estrategia que utiliza consiste en confundir y criticar a la víctima, y así hace creer que es su salvador, provocándole siempre la necesidad de preguntarle, pedirle opinión, qué piensa de algo y así se cree que gracias a él su vida va bien, que lo necesita para todo. Es un ejemplo de frase el "no sabes cómo solucionar el problema, no sirves para nada, yo te ayudaré porque no sabes hacerlo”.

La cuarta sería lo que parece una negociación, pero en realidad es un chantaje, algo que se suele dar mucho entre padres e hijos. Es cuando el manipulador promete a la persona que si hace lo que él quiere le dará un premio. También puede pasar en parejas, cuando una de las partes le hace regalos continuamente y le recuerda todo lo que hace por ella.

¿Cómo podemos protegernos del chantaje emocional?

En primer lugar, no te culpes. Utiliza la culpa para que así cedas a sus peticiones, pero no caigas en la trampa y no aceptes cualquier cosa que te pida si eso vulnera tus derechos y si lo que te piden no es razonable tampoco. Es muy importante para establecer tus propios límites, y así expreses tu negación con firmeza y amabilidad.

Centra tu atención en el manipulador para ver qué es lo que te está pidiendo realmente y puedes hacerle un par de preguntas para que así la persona vea que tú no estás cayendo en la trampa. Por ejemplo: "¿te parece razonable lo que me estás pidiendo o te parece justo esto que me dices?".

Aprender a decir que no, con amabilidad y firmeza, con asertividad; aunque tampoco des demasiadas explicaciones, ya que el chantajista suele aprovecharse para manipular y llevarte a su terreno.

Y, por último, sería hacerle ver al chantajista las consecuencias ante una demanda injusta y excesiva, explicarle como te sentirías tú al llegar a hacer eso y por qué no lo vas a hacer. Además de hacerle ver que no eres responsable por sus actos y que tampoco te sientes culpable, por lo que pueda decir o hacer.

La mejor manera de tomar poder en uno mismo y no en el chantajista, es haciéndole ver que él no tiene ningún poder sobre ti.

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