Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
La tarde fue cálida, nada que ver con la mañana, triste y desapacible de lluvia. El ocaso del día fue hermoso y tuvo el color de la devoción a la Virgen de la Cinta y eso es hablar de mucha gente en la calle, en la de Méndez Núñez, a donde salía la Patrona cuando el campanario de la torre de la Purísima Concepción marcaba las ocho de la tarde, luego hubo repique de campanas.
La Patrona salía en su paso procesional, como le veremos en la tarde de hoy, aunque sin la puesta de flores de nardos tan característica de su salida, sin embargo sí lucía unos delicados centros de flores en las esquinas del frontal. Ante ella se depositaría luego los ramos de muy distintas entidades y corporaciones, también hubo detalles delicados como una cadeneta de jazmines que quedó prendida del llamador del paso, al que había llamado su capataz José Ramón Romero en esta primera de las tres salidas de estos días. Así quedaba sobre ese dintel de la puerta de Méndez Núñez, en ese saludo a la ciudad tras estos días de acogida, de novenario, pendientes ya de su festividad del lunes día 8, escoltada por la policía local con uniforme de gala.
Una ofrenda floral para la que todo el paño de la fachada de Méndez Núñez se encontraba con unos paneles que se cubrirían luego todo de color, desde el azulejo del Señor de la Oración a la Virgen de los Dolores. Comenzó la ofrenda floral la propia hermandad de la Cinta, realizada por el hermano mayor, Manuel Roméu, y esposa, Manoli Verdejo; a los que acompañaba la corporación municipal, el acalde Pedro Rodríguez acudió con su esposa, carmen Garrido. Hubo algunas palabras entre el alcalde y la portavoz del PSOE, Manuela Parralo, cuando esta se quiso situar junto a la hermandad y el alcalde para la ofrenda con su propio ramo de flores. Todo acabó en que primero hubo ofrenda de la corporación municipal y la hermandad y después la del grupo socialista de manera independiente. El equipo de gobierno se quedó frente al paso de la Virgen y los socialista junto al costero derecho de la Virgen. La disputa a pie de calle quedó ahí, mientras la Banda Municipal seguía con pasodobles, con mucha 'España, cañí'.
Cestas, ramos, o una simple flor en la mano de cualquier devoto dejaba ver que ayer era un día de cercanía, en los que la Hermandad de la Cinta, que estuvo acompañada también el párroco, Diego Capado, promueve ese encuentro cercano, en el que todos se pueden acercar hasta el paso para con la flor tener una mirada y ofrecer un agradecimiento en forma de flor, muchos ramos de flores de asociaciones de vecinos, de los costaleros y también de la Hermandad de la Esperanza, que quedaba a los pies del paso de la Virgen. Luego fue la estampa de las mujeres de mantilla que precedía andando la comitiva de caballistas y otros que marchaban en sus coches de caballos. Así la ciudad en la noche se fue iluminando con la luz de los candelabros de la Virgen de la Cinta.
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