Huelva

Juan Manuel Díaz Cabrera: "El 2020 fue una explosión de donaciones"

  • Reconoce que “volvemos a estar en crisis” y que va a costar reducir el número de beneficiarios que tiene la asociación, unos 15.000

  • El año pasado se repartió el máximo histórico de comida

El presidente del Banco de Alimentos de Huelva, Juan Manuel Díaz Cabrera.

El presidente del Banco de Alimentos de Huelva, Juan Manuel Díaz Cabrera. / Josué Correa

En estos momentos se está celebrando la Gran Recogida. Es la campaña que suma más kilos de comida a los intereses del Banco de Alimentos, que no son otros que hacerlos llegar a 15.000 personas que lo necesitan en la provincia de Huelva. Este año es el décimo aniversario de la campaña. En todas, al frente de la asociación, en el territorio onubense, ha estado Juan Manuel Díaz Cabrera, su presidente. Incansable trabajador por los más necesitados, siempre se ofrece para lo que haga falta. En los prolegómenos de la entrevista, Díaz Cabrera comenta la importancia de la Gran Recogida de este año. Y es que, a través de la Unión Europea llegan cada año tres grandes partidas de alimentos que el año que viene se reducirán a dos. En este escenario mostró su preocupación ante la previsión de que lleguen menos alimentos a través de esa vía. Si antes con la Gran Recogida se aguantaba hasta febrero –que es cuando llegaba la primera partida europea– en 2022 habrá que aguantar algún mes más. Y todo este escenario, con una pandemia de por medio y con el descenso de los voluntarios en el Banco de Alimentos.

–Hace tres años, en una entrevista en este mismo periódico dijo que “la crisis está mejor pero no ha pasado”, que ese era el gran tema. Desde entonces ha llegado una pandemia y los beneficiarios del Banco de Alimentos han crecido un 25%, ¿volvemos a estar en crisis?

–Claro. Volvemos a estar en crisis, evidentemente, porque tuvimos la crisis sanitaria, en primer lugar el año pasado, que ahora subsiste aunque está en un nivel, afortunadamente, muy bajo de incidencia, pero la crisis sanitaria trajo la crisis económica, sin duda. Es por ello por lo que subimos un 25% el número de beneficiarios. ¿Por qué subimos? Porque son personas que ganaban un salario hasta ese momento, y que por razones muy diversas dejaron de trabajar, fueron al paro y tuvieron problemas económicos. Lo cierto y verdad es que a día de hoy esa subida –de beneficiarios– que tuvimos en 2020 se mantiene. Para nosotros es un termómetro esencial, el que suba o baje, te va diciendo si el paro sube o baja a su vez. Y hasta ahora nosotros no tenemos ningún indicio de que el paro haya mejorado y que, por lo tanto, haya una expectativa de cambio económico y del panorama general económico de la provincia.

–El problema es que la pandemia todavía no ha acabado. ¿Le preocupa que pueda ir a más el número de beneficiarios?

–Espero que no. Por una razón, porque afortunadamente la vacuna sirve de algo, y por eso nos la estamos poniendo. España tiene un nivel bastante bueno, actualmente, de incidencia delCovid. Y otra cosa es decir que con eso ha desaparecido la pandemia. No, no ha desaparecido, pero es verdad que el efecto sanitario es muy bajo, aunque ahora se habla de algún pequeño repunte pero esperemos que con la vacuna sea eso, pequeños repuntes sin grado de incidencia hospitalaria y por lo tanto que no vaya a más. Con ello si es así y se estabiliza lo sanitario habrá que pensar que poco a poco la economía se desarrolle, vaya a mejor y que empiece a haber más empleo, menos paro y nosotros menos beneficiarios, que es lo que nos gustaría tener ciertamente.

–Pero sin duda ha sido un paso atrás, con los beneficiarios que se habían reducido previamente a la pandemia. ¿Va a costar remendar el escenario? Antes había unos 12.000 y ahora hay 15.000 beneficiarios.

–Claro que va a costar. Desafortunadamente remontar las crisis económicas una vez que entran y cogen profundidad, como es la que nos ha cogido esta que nos ocupa, requiere años a nivel global. ¿Cuánto tiempo nos va a costar? Pues no lo sé, pero ¿que va a costar mucho? seguro. Y no hay más remedio que esperar acontecimientos en este sentido. De que la economía de verdad se reactive, porque se está reactivando, pero quizá la macroeconomía, pero es que tiene que llegar a la microeconomía, que es el empleo de a pie, por decirlo así. Y eso tarda, desde luego. En el año 2022 no tengo muchas esperanzas que eso se reactive a nivel nuestro, de beneficiarios que baje. Tenemos que empezar a hablar del 2023-2024. Ojalá me equivoque pero creo que no va a ser antes.

Juan Manuel Díaz Cabrera durante la entrevista. Juan Manuel Díaz Cabrera durante la entrevista.

Juan Manuel Díaz Cabrera durante la entrevista. / Josué Correa

–Estamos inmersos en la Gran Recogida. El reto de este año es superior porque el año que viene, como ha comentado, las partidas europeas se reducen a dos, y además vendrá menos cantidad de alimentos. En definitiva son más beneficiarios y menos alimentos. ¿Ahora qué?

–Pues buena pregunta, porque el año pasado tuvimos más beneficiarios pero tuvimos la suerte de tener más alimentos. De hecho fue un hito histórico, el año 2020, los kilos que el Banco de Alimentos repartió. Concretamente repartimos 3,5 millones de kilos y nuestro máximo histórico hasta el 2020 eran 3 millones. Entonces, se compensó una cosa con otra y los kilos/ beneficiarios/año prácticamente se mantuvieron. Pero efectivamente, a partir de 2022 con la previsible reducción que vamos a tener de alimentos subvencionados por la Unión Europea y si se mantiene el número de beneficiarios, como parece; se disminuirá los kilos/año que repartiremos a cada beneficiario. ¿Cómo cabe compensar eso? Con ingenio, pensando operaciones diversas de dónde sacar alimentos de los donantes; sean con hechos culturales, deportivos, con recogidas en empresas, con operaciones kilo de las que hacemos en las tiendas pidiendo alimentos... y en definitiva tendremos que intensificar todo lo posible el año que viene y venideros –porque el problema va a subsistir–fuentes de obtención de alimentos. Potenciarlo al máximo, provincialmente hablando.

–Lo que tomó fuerza el año pasado fueron las donaciones anónimas. ¿Se mantengan?

–No porque, de hecho, en este año en curso han dado un bajón muy muy importante respecto al año 2020. El 2020 fue una explosión de donaciones públicas, privadas, anónimas, no anónimas... pero en el año 2021 no sé si se piensa que la crisis ya no es la que era o hay otras razones, pero lo cierto y verdad es que han caído en picado. Y dudo mucho que vuelvan en el año 2022 al nivel que tuvimos en el 2020. Si no vuelven es por lo que digo que hay que redoblar esfuerzos de ver cómo conseguimos alimentos para compensar. Al 100% va a ser muy difícil por no decir imposible, pero para paliar todo lo que podamos la disminución.

–Hace tres años, en el escenario de la Gran Recogida, dijo que la clave de todo esto son los voluntarios. Este año hay menos, ¿por qué?

–Hay menos voluntarios. Por una parte, hemos necesitado menos puesto que históricamente las recogidas se han hecho con voluntarios tanto en las puertas de entrada de comercios como en las salidas. Este año sólo están en la puerta de entrada, a nivel informativo, para que los clientes sepan que se está haciendo la operación y para que intenten colaborar con nosotros. Pero aun así, tenemos dificultad en tener voluntarios en todas las tiendas que estamos presentes. ¿Por qué? porque también una inflexión con la pandemia. De los voluntarios históricos que nosotros hemos manejado en otras grandes recogidas han sido 2.200-2.300... Tenemos un problema de voluntariado, estamos intentando recuperar todo lo que podemos, pero gran parte del voluntariado histórico nuestro, con la pandemia, por múltiples razones ha desaparecido. Y claro, tenemos que acoplarnos a lo que tenemos.

–¿Cómo se recupera esto?, ¿con nuevos nichos de búsqueda?

–Creo que se recupera con campañas de información y formación, no hay otra. Tendríamos que pensar algún sistema para hacer ver a la población que el voluntariado es un motor clave para paliar situaciones problemáticas. De hecho, desde luego, si no hubiera habido ONGs ni voluntariado en el año 2021 yo no sé qué habría pasado. Ha sido en el 2021, pero no quiere decir que con ello haya que bajar la guardia. No, mientras subsiste un problema hay que mantenerlo. La única solución es ver de qué manera podemos informar de la necesidad a la población y formarla de cuál es la labor de un voluntario, que es fácil pero clave.

–En la pandemia se ha llamado héroes a sanitarios, policías, bomberos... y también habría que llamárselo a las ONGs. No se sabría qué habría pasado sin toda esa solidaridad de muchas personas.

–No sé lo que habría pasado pero lo que sí sé es que habría sido un casi caos. La labor y el trabajo que han hecho las ONGs, y hablo ya concretamente de los Bancos de Alimentos de España ha sido tremenda. Y, ¿qué habría pasado sin eso? pues que habrían faltado alimentos, de eso no cabe duda. Por lo tanto, hay que insistir en la necesidad del voluntariado porque la vida sigue. Hoy estamos como estamos, pero puede venir otro problema pasado mañana de otro tipo. Siempre tiene que haber una concienciación de la necesidad de la actividad privada del voluntariado a través de la ONG como apoyo para situaciones problemáticas.

–Además de recoger alimentos, en años anteriores el Banco de Alimentos de Huelva ha hecho formaciones profesionales a personas en riesgo de exclusión social, ¿en qué estado se encuentran esas actividades?

–Los cursos de inserción sociolaboral nosotros los empezamos en 2018 y siguen, además con una proyección de futuro. Incluso, en la primera parte del año 2020, antes que empezara la pandemia pudimos dar varios cursos. Y este año, concretamente, hemos dado 3 o 4 y estamos dando actualmente uno de apoyo doméstico. En definitiva, creo que es esencial para que se reactive económicamente cualquier país dos cosas: uno, la actividad económica, es decir, que haya inversión, que haya confianza en el inversor en invertir, y que haya un soporte jurídico legal que dé confianza a estos inversores y pensar que España es un buen lugar para invertir. Pero lo segundo es tener profesionales preparados. Ya el enfoque de que cualquier persona valía para cualquier cosa pasó a la historia; y ahora hay que tener un buen pescadero, un buen soldador, un buen almacenero... que se consigue con formación. Por eso, nuestro enfoque es maximizar la formación en base a subvenciones que pedimos y que nos dan.

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