Huelva

Isabel Castilla considera clave fomentar la creatividad para formar a pintores

  • La artista valverdeña asegura que su mejor obra son sus 18 años impartiendo clases y los 700 alumnos que han pasado por su academia

Alumnos de la academia de Isabel Castilla.

Alumnos de la academia de Isabel Castilla. / Alberto Domínguez (Huelva)

Dieciocho años dedicada a la docencia, por el taller de Isabel Castilla han pasado a lo largo de este tiempo unos setecientos alumnos. “La mejor obra de mi vida son dieciocho años dando clases, dos academias y unos setecientos alumnos, a los que les he entregado unas herramientas para que fueran felices como lo soy yo”, subraya la artista valverdeña.

Castilla asegura que “todo el mundo puede pintar, el pintor se hace”. Señala que “en el cerebro hay una parte dedicada a la creatividad”, que hay que desarrollar “con una actividad creativa”.

Comenta que todo artista “tiene su estilo, signo, temática, gustos, colorido y manera de mover el pincel. Dejan como la grafología en el lienzo”, y en su taller cada uno de sus alumnos “es de una manera”. Explica que al principio “no están definidos como artistas”. Cuando llegan a la academia “se les entregan los medios técnicos para que ellos se expresen y poco a poco termina por aflorar lo que es cada uno, esa es una de las cosas que más me gustan, por eso tengo esta vocación de enseñanza”.

Según la artista valverdeña, “en una formación reglada, como es Bellas Artes o el Instituto de Arte, es un esfuerzo por una nota y un título, no hay elección personal de un tema, una técnica o un estilo, de manera que es muy difícil, estudiando la carrera de Arte o en una formación reglada, que aflore un crecimiento personal”.

En su faceta docente, lo que más le interesa es que los alumnos de su academia desarrollen esa creatividad “para transformar su vida, pero no nos quedamos ahí, hacemos arteterapia, no tenemos límites ni excluimos a nadie, incluimos a todo el mundo, da igual la edad que tengan y el nivel artístico. Tengo niños especiales, la última que acaba de entrar es una niña con síndrome de mariposa y está pintando. Mi maestro (Manuel Parreño) pintaba con los pies, me metió a fuego lo que era una superación personal y las ventajas que el arte puede darle a todo el mundo”.

Su academia “es una manera de sanar, de soltarse, de expresarte, tener un diálogo con el cuadro, de relajarse, interactuar con los demás y de notar que perteneces a un grupo”. Pasan los años, se renuevan los alumnos, se integran nuevos “y todos pertenecen a ese tipo de personalidad creativa”.

La pintora valverdeña incide en que su método “es muy efectivo, muy sintético con las cosas más básicas, muy asequible a cualquiera”. Si una persona empieza de cero, “se le da las herramientas, y en menos de un mes se le está viendo los frutos. Es un oficio de maestro y alumno, donde el primero va corrigiendo al segundo. Hay que entregarle al alumno esos recursos, hay muchos de mis alumnos que hoy son profesionales y viven de eso, luego se les está entregando una calidad técnica considerable”.

Actualmente, entre su alumnado hay niños desde siete años de edad hasta personas de ochenta y tres años. “Se trata de que sepan expresarse”.

Su academia abría dos días a la semana pero con la pandemia se redujo a uno, el martes. Castilla apunta que han ido regresando los alumnos “y ya casi está llena la clase del martes”, con lo cual volverá a funcionar dos días. La academia tiene doscientos metros cuadrados de superficie, “y hay espacio para que cada persona tenga su caballete y su mesa, y está a dos metros de la otra. Está ventilada, airada, con espacio y con todas las medidas de protección. Es la academia con más seguridad que puede haber”.

Los alumnos hacen retratos, marinas, bodegones... “Proponen que quieren hacer un retrato, un cuadro de dos metros... y todo se pinta, es lo que quieren hacer, no se pone límites”.

Castilla compagina su trabajo de artista con el de docente, “tengo que avanzar como pintora”. Manifiesta que “soy muy inquieta, me meto en mi estudio y estoy feliz”. En su carrera profesional se ha decantado “por el figurativismo, un poco de impresionismo”, es conocida por el retrato.

Cuando entran sus alumnos en la academia lo máximo que le impone “son tres días de dibujo y para conocer un poco la técnica, o una magistral del color” y a continuación se les invita a que “se expresen en el tipo de pintura que le guste a cada uno. Hay personas que pintan impresionista, otros son hiperrealistas... una vez que entrego las herramientas necesarias para que se expresen, cada uno va cogiendo su camino, por eso son felices pintando, la pintura te brinda un diálogo interior con el cuadro, te da tiempo a pensar”.

Recalca que “la parte creativa está en el hemisferio derecho del cerebro y cuando una persona se pone a pintar se olvida del tiempo, los problemas... es automático, entras en un estado en el que se te olvida todo”.

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