Las mujeres con menor nivel educativo acumulan más hábitos no saludables durante el embarazo, como una peor alimentación o mayores tasas de tabaquismo o inactividad, según concluye un estudio desarrollado por investigadores y profesionales sanitarios de Huelva y Sevilla.

El estudio publicado en la revista Nutrientes parte de la base de que las embarazadas deben mantener o adquirir hábitos saludables durante el embarazo para proteger tanto su salud como la de su hijo. Dichos hábitos incluyen un patrón alimentario adecuado junto con una buena adherencia a la ingesta de determinados suplementos, la práctica de actividad física moderada y evitar el consumo de productos tóxicos como el tabaco y el alcohol.

Partiendo de estas premisas, el objetivo de la investigación ha sido evaluar la interrelación entre dichos hábitos y su asociación con variables sociodemográficas, para lo que se realizó un estudio transversal con una muestra representativa de gestantes -426, todas ellas de 16 años o más, que supieran leer y hablar español con fluidez- que acudieron a la consulta programada de ecografía morfológica en la semana 20 de gestación en su hospital público de referencia en Sevilla (España).

Los resultados ponen de manifiesto que existe una relación entre el consumo de alcohol/tabaco, menor actividad física y peores hábitos alimentarios en mujeres embarazadas; esta relación está mediada por factores como la edad y el nivel educativo como principales variables sociodemográficas.

Así, las mujeres más jóvenes y con menor nivel educativo son las que menos consumen frutas, verduras y pan integral y, en cambio, las que más bebidas ricas en cafeína consumen.

Respecto a la actividad física, de los factores explorados, solo un bajo nivel educativo se relaciona con una menor frecuencia en su práctica; por otro lado, las mujeres embarazadas con mayor nivel educativo beben más café.

Asimismo, el consumo de ácido fólico en el período periconcepcional presenta un déficit en las mujeres que refieren hábitos más tóxicos. Los investigadores consideran que las gestantes más jóvenes y con menor nivel educativo son las que presentan peores hábitos alimentarios y mayor tasa de tabaquismo; además, ese menor nivel educativo influía también en una menor actividad.

Además, se evidencia que las gestantes no fumadoras presentan mejores hábitos alimentarios que las fumadoras. En resumen, las embarazadas con menor nivel educativo son las que acumulan más hábitos no saludables durante el embarazo, algo que, según los investigadores, debe tenerse en cuenta en la planificación de la atención a la salud de las mujeres embarazadas y en las políticas intersectoriales de salud pública.

Y ello porque el período gestacional debe ser considerado como una oportunidad para fomentar estilos de vida saludables en relación con los hábitos alimentarios, así como promover que se mantengan más allá del embarazo; se debe explorar la efectividad de los múltiples enfoques de prevención de conductas de riesgo con mujeres embarazadas, ya que las conductas de riesgo están interrelacionadas