Huelva

Coronavirus Huelva: María del Carmen Mendoza le gana la batalla al virus tras cuatro meses ingresada

  • La paciente que más tiempo ha estado hospitalizada por Covid-19 en la provincia envía una carta a los profesionales del Hospital Juan Ramón Jiménez para agradecer su "humanidad y su cariño"

María del Carmen Mendoza con los sanitarios que le ayudaron a superar la Covid-19.

María del Carmen Mendoza con los sanitarios que le ayudaron a superar la Covid-19. / M. G. (Huelva)

Cuatro meses de intensa lucha contra la Covid-19 respaldan el incontenido deseo de vivir de María del Carmen Mendoza Borrero. La paciente que más tiempo ha estado ingresada por coronavirus en la provincia de Huelva combatió la enfermedad y sus miedos en el Hospital Juan Ramón Jiménez y, ocho meses después de abandonar el centro hospitalario, sigue inmersa en una pugna contra las secuelas físicas y psicológicas generadas por el virus. Una batalla que podría haber tenido un guión diferente, de no ser por "un ejército de sanitarios" que ha irradiado "humanismo y cariño" en todas las fases de una recuperación que llegó a estar "casi estancada".

El 24 de marzo de 2020 la Covid-19 atacó de forma implacable a María del Carmen, quien era paciente inmunodeprimida. La citada circunstancia hizo saltar las alarmas aún más, dado que esta onubense de 45 años se sometía desde finales de enero a un proceso de diálisis con motivo de un problema renal debido a  un lupus sistémico eritematoso. 

El escenario no auguraba un mal pronóstico, pero el 2 de abril surge una complicación. El oxígeno no llega correctamente a la sangre y María del Carmen es ingresada en cuidados intensivos para comenzar un calvario que se prolongaría durante tres meses. Allí, los sanitarios intentaron que, con máscaras de oxígeno, la paciente fuese capaz de evolucionar por sí misma, pero no lo consiguió.

La situación cambia drásticamente para María del Carmen. El 11 de abril los sanitarios le hicieron una traqueotomía y la sedaron durante un período de tiempo que se prolongó durante 90 días. "Yo de aquel momento no recuerdo nada, pero sé que intentaron quitarme la sedación varias veces y yo me ponía tan nerviosa que no era factible abandonar los sedantes", apunta la paciente.

María del Carmen Mendoza con sus padres. María del Carmen Mendoza con sus padres.

María del Carmen Mendoza con sus padres. / M. G. (Huelva)

La evolución fue muy lenta. Tanto es así, que su cuerpo no reaccionaba al tratamiento, situación que "hizo pensar a los médicos que mi corazón podría dejar de latir". Uno de los motivos que acrecentó el mal pronóstico era su condición de paciente inmunodeprimida, pues cogió "muchas bacterias durante su estancia en la UCI".

María del Carmen no libraba sola su batalla. Su marido combatió intensamente contra el dolor que le suponía toparse con "una esposa a la que, incluso, no reconocía de lo hinchada que estaba", señala la paciente. Su mejor arma emanaba de sus labios. Unas palabras de ánimo que creía que su mujer no sería capaz de escuchar por su estado, pero que despertaron en ellas unas emociones "que se convirtieron en pequeñas lágrimas". El papel de su marido fue vital y así lo confirman los sanitarios del Hospital Juan Ramón Jiménez, convencidos de que "la parte emocional es tan importante como la médica". 

La paciente tampoco se olvida de sus "ángeles". Los sanitarios "me trataron con mucho cariño y humanidad. Todos los días entraban con unas sonrisas que, difícilmente, podían esconder en sus Epis. Empatizan con el paciente, te alivian la soledad con sus alegres gestos y nunca tuvieron una mala expresión para mí ni para ningún otro enfermo", rememora María del Carmen.

Tal es su "reconocimiento" hacia sus "salvadores" que, meses después, pudo escribirles una carta en la que agradece "el valor que me dieron para seguir adelante y luchar por mi vida". En el escrito recoge que "luchar contra el miedo se hizo un poco más fácil porque vosotros estabais a mi lado. Os hicisteis más grandes ante todos los obstáculos que surgían, porque el bicho se aferraba a quedarse conmigo. Para vosotros rendirse no fue una opción".

María del Carmen Mendoza y su marido. María del Carmen Mendoza y su marido.

María del Carmen Mendoza y su marido. / M. G. (Huelva)

El escenario mejoró con un nuevo antibiótico y el 21 de junio le quitaron la traquetomía. El 30 del mismo mes abandonó la Unidad de Cuidados Intensivos y pasó a planta para seguir un proceso que se extendió hasta el 24 de julio, fecha en la que regresó a su hogar. 

"No recuerdo el instante exacto en el que despierto de la sedación", apunta María del Carmen, "pero sé que lo primero que sentí fue tristeza e impotencia al chocarme contra la realidad. Yo era un bloque de cemento, no podía moverme". Su larga estancia en la UCI le obligó a empezar de nuevo, una situación "muy triste para una persona activa y joven". Perdió la musculatura, sus pies estaban muy hinchados y despellejados y sus manos ya no tenían fuerza. "Sentía como si un tráiler de mercancías me hubiera pasado por encima", recuerda María del Carmen.

Tras acceder a la planta convencional, María del Carmen empieza de cero. "Comencé la rehabilitación, dado que no podía mover con mi dedo ni una sábana" y volvió a aprender a "escribir, comer o controlar esfínteres, entre otras funciones básicas".

La fuerza para ello llegó de sus dos grandes pilares. Su marido, que pudo estar en planta con ella tras acreditar que había superado la Covid-19, y su hija de 15 años, con quien tuvo un "reencuentro muy especial" cuando superó el virus, dos días antes de recibir el alta hospitalaria, señala María del Carmen, visiblemente emocionada. "Cuando la abracé quería llorar porque era quien más me preocupaba. No me rendí por ella en ningún momento de debilidad y recuerdo que fue muy duro estar tanto tiempo sin verla, pues ni me atrevía a hacer videollamada por mi mal estado".

Las secuelas permanecen ocho meses después. A nivel físico, continúa con su fase de recuperación para que sus extremidades regresen a su anterior estado y sigue inmersa en el proceso de diálisis. De hecho, "no tengo fuerzas para hacer las actividades de cualquier persona de mi edad y, por ende, sigo de baja laboral", reconoce María del Carmen.

María del Carmen Mendoza con los sanitarios que le ayudaron a superar la Covid-19. María del Carmen Mendoza con los sanitarios que le ayudaron a superar la Covid-19.

María del Carmen Mendoza con los sanitarios que le ayudaron a superar la Covid-19. / M. G. (Huelva)

En el apartado psicológico las consecuencias tampoco se han evaporado. "Cuando salí del hospital tuve que acudir a un psicólogo, al no ser capaz de afrontar esta pesadilla". Afortunadamente, según el mencionado profesional, "la paciente es una persona muy resiliente y optimista a la hora de afrontar sus problemas", capacidades que facilitan su recuperación.

Su constante lucha contra el virus le ha cambiado su percepción de la vida. "Ahora valoras todo, desde caminar, hasta el hecho de comer, pasando por entablar una simple conversación". Para ella "las preocupaciones se minimizan. Hablo más y me enfado menos. No todo el mundo tiene una segunda oportunidad en la vida".

Su "calvario" le da potestad para "clamar" contra aquellos que "no cumplen las medidas de prevención, pues no parecen ser conscientes de que cualquiera puede contraer el virus y transmitirlo. Por ello, anima a las personas "a cuidar las restricciones" y advierte de que "es mejor privarse ahora que quedarnos en el camino"

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