Entrevista a Antonio García, ex director de la Escuela de Arte León Ortega

"La Escuela de Arte León Ortega está en una situación precaria de espacio"

El ex director de la Escuela de Arte León Ortega, Antonio García.

El ex director de la Escuela de Arte León Ortega, Antonio García. / Clara Carrasco (Huelva)

Llegó a Huelva en 1987 destinado como profesor de arte. Apenas un año más tarde, Antonio García ya era el director de la Escuela de Arte León Ortega de la capital onubense. Su talante luchador y su afán por mejorar las condiciones de la oferta lectiva en la provincia tienen mucho que ver con el gran reconocimiento que ostenta dentro del colectivo cultural de Huelva, donde destaca la gran admiración por parte de sus alumnos. El artista y profesor natural de Almería se jubila tras 35 años al mando de la escuela, aunque reconoce que seguirá reivindicando desde su actual posición aquellos proyectos que no pudo disfrutar como director, como la esperada ampliación de la León Ortega. 

-Tras 35 años como director de la escuela, llegó su merecido descanso…

Así es. He estado 40 años como profesor y 35 como director. Tomé en marzo la decisión de jubilarme, estaba con dudas porque cumplía 65 años en julio, pero me quedaban dos de mandato y dos cosas pendientes. La primera es la publicación del reglamento orgánico para que la escuela pase a llamarse Escuela de Arte Superior de Diseño. Esto afecta al funcionamiento de los centros y, por ende, al crecimiento de su presupuesto, por ello no es fácil llegar a un acuerdo. Desde el curso 2011-2012 impartimos grados en diseño en diferente especialidades. En estos años hemos estado esperando que ese cambio de nombre se produjera, pero es un proceso lento. La segunda está relacionada con los años que llevo luchando por conseguir algo de máxima necesidad: la ampliación del centro y su reforma. Ahora mismo estamos en una situación precaria de espacio, no tenemos biblioteca y la sala de profesores es muy pequeña. Hemos tenido que aprovechar todos los espacios para admitir al máximo de alumnos. Creo que la ampliación se llevará a cabo, pero ya tendría que haberse hecho. Con respecto a otros centros educativos hemos estado siempre detrás. En mi caso, he estado hablando directamente con el alcalde y con la delegada de Educación para procurar estar informado de cómo está la situación de la reforma en todo momento y, hasta hace poco, esta estaba pendiente de un proyecto que tenía que presentar el arquitecto para obtener la licencia de obras. Yo, como director, he hecho todo lo que he podido, pero dependo de las administraciones. Esperemos que sea verdad y las palabras que me dicen las cumplen para poder ver esa licitación. 

-Además de esta ampliación, ¿cuáles han sido sus principales reivindicaciones para el mundo del arte en Huelva durante su periodo como director?

Principalmente, conseguir que a estas enseñanzas se les den las ayudas y las necesidades que requieren. Unidos somos más fuertes que todas las escuelas de arte de Andalucía por separado. De ese idea nació la Asociación de Escuelas de Arte de Andalucía. Desde su creación se han ido consiguiendo diferentes metas. En concreto, al ser yo su presidente durante una etapa, siempre he tirado para Huelva en todo lo que he podido. Por eso hemos sido pioneros en diferentes enseñanzas. Por otra parte, también he pertenecido a la Asociación de Artistas Plásticos Onubenses, de la que fui presidente durante nueve años. Con ella hacíamos numerosas exposiciones y certámenes, pero muchos han dejado de hacerse. Igualmente, en 2018 desapareció el Salón de Otoño, lo que supuso la eliminación de algunos certámenes muy importantes para Huelva. Ahora parece que se están volviendo a repuntar. Eso es bueno, porque da la posibilidad a los artistas consagrados y a los jóvenes que necesitan buscar ese espacio expositivo de mostrar sus obras. En mi caso, suelo tener mucho contacto con artistas que han pasado por la escuela y empiezan a hacer sus primeras exposiciones.

-En cuanto a la formación, ¿cómo ha evolucionado la oferta lectiva de arte en Huelva desde que usted llegó a la capital hasta ahora?

En primer lugar, conseguimos que se implantase el bachillerato artístico. Huelva fue pionera, de las primeras escuelas en empezar a impartir este bachillerato en Andalucía. Asimismo, se comenzó a expandir el plan de estudios y pusimos en marcha ciclos formativos de grado medio, ahora hay dos, y de grado superior, que hay nueve. También conseguimos poner en marcha en el curso 2011-2012 los estudios superiores de grado en Diseño, que en Andalucía se empezaron a impartir en diez escuelas de arte a la vez. Ahora se oferta diseño gráfico, de moda, de interiores y de producto. En concreto, la capital onubense es la única que imparte en Andalucía esta última especialidad. Yo vine a Huelva en 1987, entonces se impartían títulos de graduado en Artes Aplicadas y Oficios Artísticos. Era un estudio de cinco años. También teníamos la especialidad de fotografía y de cerámica. Cuando llegué se puso en marcha la de decoración y la de ebanistería. Ya con la Logse llegó la implantación del bachillerato artístico, de los ciclos formativos y de los grados en diseño, que ya llevan once cursos. 

-Después de todo este desarrollo, ¿le sigue faltando algo a Huelva en este sentido?

Falta espacio desde hace muchos años. Al principio solo teníamos un edificio central. En 1994, con la puesta en marcha del bachillerato, se hizo una ampliación en el ala este, pero fue muy escasa y se crearon aulas muy pequeñas. Los grupos de bachillerato son de 35 alumnos y siempre están llenos. Sin embargo, en esas aulas caben 30 alumnos. Durante el Covid, el primer año tuvimos a los estudiantes de primero de bachillerato dando clases alternativamente desde casa y presenciales. Los de segundo sí pudieron darlas en la escuela. Así se procuró que fuera, ya que habían estado un curso entero dándolas online. Siempre ha habido que buscar la manera de impartir la formación con calidad y adaptándose a la situación. Durante la pandemia fue difícil, ya que una escuela de arte tiene muchas asignaturas prácticas y tener que dar las clases de forma telemática es complicado, pero lo conseguimos mediante diferentes reglamentos. 

Respecto a esa carencia de espacio, como director presenté mi primer estudio de necesidades en 2001. Actualmente, las clases de bachillerato se podrían ampliar a tres grupos. Ahora tenemos dos de cada curso, pero como no hay espacio, bachillerato es una de las ofertas educativas que siempre se queda con carencias por falta de capacidad. Por su parte, también podría ampliarse la oferta de los ciclos formativos, cambiando algunos que lleva muchos años y poniendo otro nuevo. Este año se ha implantado el superior de Ilustración con 30 vacantes y hemos tenido 70 solicitudes. Por el contrario, hay algunas especialidades que están más flojas, como las artesanales, pero que no deben desaparecer en ninguna escuela de Andalucía, para que no se pierda esa esencia y labor artesanal. 

-En cualquier caso, si hace balance, ¿se siente satisfecho de estos años como director?

Me quedo muy satisfecho de lo que es mi trabajo en sí. Cuando llegué, me encontré con un edificio reformado que era un antiguo matadero. Desde que entramos en él tuvimos problemas de corrosión con las tuberías, hubo que anular instalaciones de agua y de luz, poner persianas -ya que no había en ninguna ventana-, poner aparatos de aire calor y frío en las aulas según fuimos poniendo, arreglar las clases, pintarlas… Respecto a los trabajos de mejora del edificio, hemos hecho muchísimas cosas con un presupuesto muy escaso. También hemos protagonizado una larga lucha para que el internet llegara con la velocidad necesaria al centro. Como centro, nos dejaban fuera de muchos programas, como el de Escuelas Conectadas. Ha sido una lucha constante para conseguir las necesidades que una escuela de arte tiene para que funcione como debe. Asimismo, el crecimiento que ha habido todos los años en cuanto a la plantilla de profesores y la oferta educativa ha sido un éxito. Si hubiéramos conseguido lo que para mi es definitivo, la ampliación del centro, que cubrirá todas las necesidades para la escuela, se habría quedado una escuela de arte completamente en condiciones.

-Cambiando a un plano más sentimental, ¿qué es lo que más va a echar de menos de estos años?

Todo. Siempre he procurado que haya muy buen ambiente en la escuela. Echaré de menos esa convivencia, sobre todo mis clases con las alumnas y alumnos. He estado siempre muy implicado con ellos. En este sentido, también he formado parte de la Asociación de Escuelas de Arte de Andalucía, de la que he sido presidente durante nueve años -hasta 2020- y ahora me he jubilado como vicepresidente. Gracias a todo el trabajo que hemos ido desarrollando se han ido consiguiendo resultados muy positivos para todas las escuelas de arte andaluzas. Hemos tenido que ser guerrilleros para conseguir resultados positivos. 

-¿Qué aprendizaje principal se lleva de estos años y, en concreto, de sus alumnos?

Todo. Del alumnado siempre he aprendido todo. Yo he estado impartiendo clases y cuando hemos intercambiado opiniones siempre les he dicho que aprendía de ellos. Los estudiantes también aprenden de mí, pero yo siempre he aprendido mucho de ellos, les sacaba el jugo, intercambiábamos palabras como profesor y como director. Desde este último cargo, a veces me han llegado informaciones que me han hecho tratar de ayudar a la familia y al propio alumno, y se aprende mucho. El 90% de los momentos han sido de alegría. Cuando el alumnado te dice que los mejores años de su vida son los que ha estado en la escuela, eso es un orgullo. El 10% de los momentos han sido complicados, hay problemas de alumnos por los que sufres. Pero todo ese trabajo y esfuerzo que se ha hecho tuvo su recompensa en 2013, cuando fui Melchor en la Cabalgata de Reyes. Me llamaron un 28 de diciembre, el Día de los Inocentes, yo estaba en la escuela y no me lo cría, pero fue verdad. Es bonito que te reconozcan tu labor. Yo soy un trabajador nato y hago las cosas por amor. Mi intención era ser profesor de arte y lo conseguí, no me imaginaba ser director, son cosas que no esperas, pero la vida te va dando esas alegrías. Hacer que la gente también disfrute con su trabajo ha sido un placer. 

-Para acabar, ¿cómo es un día en su nueva rutina?

Ahora mismo estoy pintando. Me pidieron participar en una exposición del Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb) que se va a llamar Fragaria, frutos rojos. Me han invitado a participar y estoy dándole vueltas a ver qué se me ocurre. Y aparte tengo otras propuestas que aún tengo que decidir, pero además de eso, lo más importante ahora es dedicarle tiempo a mi familia y a mi mujer, que ha estado siempre y ha venido conmigo en estos 40 años a todos sitios. Los dos somos de Almería, pero nuestro pensamiento es seguir en Huelva, donde tenemos a nuestros hijos y nietos. Aprovecharemos el tiempo para estar juntos, andar, hacer deporte, algún que otro viajecito. Pero, en cualquier caso, en la aspecto cultural y artístico seguiré metido, colaborando en todo lo que pueda. Esa parte no va a finalizar.

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