Huelva

Emotivo homenaje a William Martin con honores militares en el cementerio de Huelva

Acto ante la tumba de William Martin.

Acto ante la tumba de William Martin. / Alberto Domínguez (Huelva)

Autoridades civiles y militares onubenses y británicas así como ciudadanos anónimos participaron en un emotivo homenaje con honores militares a William Martin en el cementerio de la Soledad de Huelva, con motivo de la conmemoración del ochenta aniversario de la aparición de su cuerpo flotando en aguas puntaumbrieñas. El acto tuvo lugar junto a la tumba del hombre que nunca existió, donde se concentraron unas ochenta personas.

El presidente de la Asociación Major William Martin, Leopoldo Sánchez, fue el encargado de conducir el acto. Apuntó que para poner en marcha la operación Carne Picada, decisiva en la II Guerra Mundial, se visitaron hospitales londinenses buscando el cuerpo de un fallecido por neumonía. Recordó el periplo con el cadáver, con el que se recorrieron 690 kilómetros por carretera desde Londres para posteriormente realizar con él 1.500 millas náuticas, a las que siguieron, tras encontrar el pescador José Antonio Rey María el cuerpo flotando frente a la playa de la Bota, 6 millas náuticas en la canoa El Rápido, a las que se suman cinco kilómetros en el coche fúnebre La Sopera, dirección al antiguo cementerio, tras realizarle Eduardo Jurado la autopsia.

Un panel informativo, a las puertas del cementerio, puso en contexto a los asistentes al acto. En él se puede leer que William Martin fue el protagonista de una de las estratagemas de engaño más ingeniosas de la II Guerra Mundial, la Operación Mincemeat (Carne Picada). El plan urdido perseguía engañar a los alemanes con el cadáver de un supuesto oficial de la Royal Navy, que llevaba una valiosa documentación a los mandos del norte de África, en la que se avisaba que el próximo desembarco aliado se iba a llevar a cabo en Grecia y Cerdeña, cuando en realidad el objetivo era Sicilia, los alemanes cayeron en la trampa y desprotegieron la isla italiana, que era lo que pretendían los aliados.

A los pies de la tumba del hombre que nunca existió una placa de mármol indica que "aquí yace este británico que sirvió a su patria después de muerto en la II Guerra Mundial". Sánchez comentó que siguiendo una tradición iniciada por su padre, Isabel Naylor depositó todos los años, cada 30 de abril, flores rojas en la tumba de William Martin. Tras su fallecimiento le cogió el testigo su hija Gladys. "Hoy es diferente", frente a su tumba se han reunido un gran número de personas, entre ellas "compatriotas suyos para memorar su historia", a lo que Sánchez añadió que con la nueva señalética "todo el mundo sabe llegar a su tumba sin preguntar, su humildad le hace grande".

La ministra consejera de la Embajada Británica de Madrid, Sarah Cowley, subrayó que "es un honor reunirme en Huelva para conmemorar el hallazgo del cuerpo del hombre que cambió el destino de la II Guerra Mundial". Apuntó que hace ochenta años se enterraron con "respeto y cariño" los restos mortales "de un hombre que no conocían, desconocían la razón de su presencia aquí y su impacto en la guerra, un hombre que nunca existió, hoy en día sabemos un poco más pero no todo, sabemos su nombre y su misión y el éxito que tuvo con su muerte, que no disfrutó en vida". Recalcó que el impacto de la operación Carne Picada "fue inmenso, consiguió su objetivo, se salvaron muchas vidas".

Pero "desafortunadamente la guerra ha vuelto al continente europeo con la invasión de Rusia a Ucrania, España no se involucró como combatiente en la II Guerra Mundial, ahora España y Reino Unido son aliados en la OTAN, en su condición como aliados, complace que apoyen a Ucrania y a su pueblo en estos momentos difíciles". Por otra parte, Cowley agradeció a la Asociación Major William Martin "que mantenga viva la memoria de un hombre que nunca existió".

El vicario episcopal para la Administración de los Bienes Diocesanos y Relaciones Institucionales, Jaime Jesús Cano, procedió a la bendición de la tumba, tras lo cual Luis Manuel Alfonso, primer teniente de alcaldesa y concejal delegado de Presidencia, Cultura y Festejos y Juventud del Ayuntamiento de Punta Umbría, recalcó que "William Martin es un héroe, sirvió a su patria después de su muerte y salvó vidas". Aseguró que el Ayuntamiento de Punta Umbría seguirá colaborando con la asociación para que "este hecho de la historia se siga recordando". Señaló que "quién le iba a decir al marinero José Antonio Rey María que ochenta años después se le está mencionando", el pescador "se peleó con sus compañeros para recoger del agua el cadáver" con el que se determinaría "el fin de la II Guerra Mundial". 

Agradeció que "se siga acercando el nombre de William Martin a toda la población" y desde el Consistorio se seguirá colaborando para que "esta historia no se pierda, que se expanda y se extienda".

El alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, manifestó que "es un día muy importante, se da un paso más en la memoria y respeto al que falleció en Reino Unido víctima de una enfermedad, ahonda en el compromiso de Huelva de mantener viva la llama del reconocimiento y el conocimiento de la historia, fue un momento clave en el desarrollo de la II Guerra Mundial, fue un hecho histórico transcendental, ayudó a confundir a Hitler".

Cruz incidió en que "Huelva ocupa un lugar en esta historia, William Martin no apareció en Huelva por casualidad, se fue cuidadoso en la elección del cadáver y de un lugar coherente, Huelva cumplía con los requisitos". Afirmó que Huelva está muy orgullosa de su vinculación con el Reino Unido, "y William Martin se viene a sumar a esos vínculos patrimoniales y culturales". 

Tras la intervenciones oficiales se procedió a las ofrendas de flores, la primera, la de la ministra consejera de la Embajada Británica de Madrid, seguida de la del alcalde de Huelva, el primer teniente de alcaldesa de Punta Umbría, el del diputado provincial, Salvador Gómez, y la realizada por Gladys y su hija Gladys que se une así a la tradición familiar.

El acto concluyó con los toques de corneta y el epitafio de Kohima con la colocación de una pequeña cruz de madera en la tumba del hombre que nunca existió.

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