Iniciativa

La historia y peculiaridades del Barrio Obrero de Huelva a la luz de la luna

  • Unas cincuenta personas participan en una visita guiada organizada por el Ayuntamiento

Un momento de la visita nocturna al Barrio Obrero.

Un momento de la visita nocturna al Barrio Obrero. / Alberto Domínguez (Huelva)

La entrada principal del Barrio Reina Victoria, bajo el arco que lleva su nombre, fue el punto de encuentro este sábado para la visita guiada nocturna por la popular barriada, denominada Un barrio con luna, organizada por el Ayuntamiento de la capital onubense en el marco del programa Huelva y la luna, con el que se conmemora el cincuenta aniversario de la llegada del hombre a la luna.

Unas cincuenta personas acudieron a la cita, previa inscripción. Participaron familias con niños, parejas y grupos de amigos. La iniciativa fue muy bien acogida y la demanda existente superó el número de plazas previstas, según indicó Diego Vázquez, de Platalea, el encargado de realizar la visita guiada.

Tras poner a los asistentes en contexto. Vázquez se remontó a la venta de las minas de Riotinto a un consorcio británico, el 14 de febrero de 1873, constituyéndose la Rio Tinto Company Limited. Comenzó la explotación de las minas y la compañía se planteó construir viviendas para sus trabajadores en la capital onubense, por lo que adquirió para este fin la huerta de San Cristóbal, “una finca agraria con 8.000 viñas”.

En diciembre de 1916 se presentó el primer proyecto del barrio para los obreros, redactado por los arquitectos municipales José María Pérez Carasa y Gonzalo Aguado, que comprendía setenta y un edificios de planta baja en forma de T con tres viviendas, que posteriormente incluiría modificaciones de R.H Morgan, responsable del departamento de construcción de la Rio Tinto Company.

En 1918 el proyecto inicial se amplió. Morgan diseñó once edificios de cuatro viviendas, los últimos que se construyeron. A las nueve y diez de la noche salió la luna y la primera parada de la visita fue ante estos, los siete ubicados en torno a un espacio central sin urbanizar, en el que estaban previstas instalaciones recreativas y de ocio para los obreros, que no llegaron a construirse.

Estas edificaciones cuentan con dos viviendas en la planta baja y dos en la alta. En la visita guiada los asistentes fueron observando los detalles decorativos de las fachadas, el remate de las esquinas así como las chimeneas, que son diferentes en cada una de las construcciones.

El recorrido continuó con los edificios de planta baja en forma de T, con tres viviendas, proyectadas dos de ellas con tres habitaciones, cocina-comedor y retrete y una con dos habitaciones, pero que finalmente se realizaron todas con tres habitaciones tras la modificación realizada por Morgan.

Sólo uno de los edificios se hizo con el detalle decorativo en la fachada diseñado por José María Pérez Carasa y Gonzalo Aguado, en el resto se pueden apreciar los veinte modelos diferentes creados por el responsable del departamento de construcción de la Rio Tinto Company.

La visita prosiguió por los edificios con viviendas “tipo dúplex”, en la vía de circunvalación interior de la barriada. El guía resaltó que en el Barrio Obrero hay cuatro tipologías de viviendas. De este tipo se realizaron dos modelos, tres edificios con cuatro viviendas y dos con dos viviendas.

Entre las decoraciones de las fachadas llamaron la atención las más simbólicas, unas sauvásticas, cruces potenzadas y estrellas de cinco y seis puntas.

El barrio se terminó de configurar en 1929. Se realizaron un total de 274 viviendas, contando con la Casa del Guarda, distribuidas en 88 edificaciones, “el mismo número que las constelaciones”, destacó Vázquez.

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