Huelva

El primer guarda del Barrio Obrero

  • José Villadóniga estrenó la casa ubicada en el acceso principal, convertida ahora en bar-cafetería

El Barrio Reina Victoria se construyó a principios del siglo XX con el objetivo de dotar de viviendas a los trabajadores de la Río Tinto Company Limited. En su trazado se siguió el modelo de ciudad jardín, con casas distribuidas en nueve calles, un paseo de circunvalación, isletas ajardinadas y una zona para servicios comunes. En el acceso principal, a unos metros de gran arco rematado en su día por la corona real, se edificó la casa del guarda. El conjunto arquitectónico, tal y como estaba ideado por la compañía minera, requería de la figura de un conserje, puesto que se le ofreció a José Villadóniga López, que en la década de los años veinte se instaló en el nuevo inmueble junto a su familia.

María del Carmen Villadóniga, nieta del primer guarda del Barrio Obrero, lo define como un "auténtico caballero". José Villadóniga era gallego, procedía de una familia marinera coruñesa, y con poco más de diecisiete años emigró a Cuba, "se enroló en las milicias españolas que, en aquellos momentos, se encontraban luchando contra las revueltas cubanas, llegando a ser sargento".

Regresó a España y entró en el cuerpo de la Guardia Civil. Estuvo en varios destinos, y en uno de ellos, concretamente en Cádiz, conoció a la que fue su esposa, Carmen Real, con la que tuvo once hijos, aunque sólo sobrevivieron siete. Durante un tiempo estuvo destinado al Coto de Doñana y residió en el acuartelamiento que existía junto al Palacio Real, "y su cometido era la seguridad del monarca y su séquito cuando descansaban allí durante la época estival", explica su nieta.

Pasados varios años se instaló en Riotinto, en la Mina Abajo, donde se retiró. Se fue entonces a vivir con su familia a El Valle, en el que fue guarda. "Los ingleses tenían en gran estima a mi abuelo y lo hicieron guarda de las casas de El Valle".

Tras la construcción en Huelva del Barrio Obrero, le ofrecieron el puesto de conserje de la nueva urbanización, que "aceptó inmediatamente", pues sus hijos iban creciendo -dos de las hijas mayores ya estaban casadas- y en la capital onubense tenían más alternativas para completar su formación, de manera que toda la familia se trasladó a la ciudad, acondicionaron la casa del guarda, "y el mismo rey Alfonso XIII le entregó las llaves del barrio a mi abuelo".

María del Carmen Villadóniga apunta que sus abuelos vivieron hasta mediados de la década de los cuarenta en aquella casa, actualmente transformada en bar-cafetería. Indica que tras la rehabilitación -ella estuvo el día de la inauguración del establecimiento hostelero- "ha quedado muy bonita y con un acondicionamiento realmente lindo" pero al verla le vinieron a la mente "imágenes de mis abuelos rodeados de niños y de los problemas propios que se vivían en aquellos tiempos".

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