Huelva

El Paraje Natural de Marismas del Odiel, toda una 'metrópoli' del águila pescadora

Águila pescadora en el Paraje Natural Marismas del Odiel.

Águila pescadora en el Paraje Natural Marismas del Odiel. / (Huelva)

El Paraje Natural Marismas del Odiel, ubicado en la desembocadura del Río Odiel, está declarado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO y es Zona de Especial Protección para las Aves. Su geomorfología, originada por el fluctuante e impredecible oleaje de las marismas mareales, ha servido para componer un enclave de migración de aves como el águila pescadora. 

Gran parte de la responsabilidad de la presencia de este peculiar rapaz de ojos cubiertos por un plumaje que parece simular un antifaz y con poco más de un kilo de peso -aumentando esta cifra cuando se trata de las hembras- en nuestra provincia, la tienen los expertos y profesionales del Paraje Natural de Marismas del Odiel, que orgullosamente recuentan y registran hasta 80 ejemplares de esta especie en toda la provincia de Huelva, componiendo la población más importante a día de hoy de la Península Ibérica.

Los prismáticos y el todoterreno manejados por José Manuel Sayago, ornitólogo del Espacio Natural, dan indicios de que contar con esta especie entre las tantas que posee el enclave no fue tarea fácil: su alta mortalidad durante el primer año de vida, los efectos del cambio climático, la escasa vegetación de las marismas y la insuficiente educación ambiental provocaron su desaparición en prácticamente todo el país.

"Solo lo que se conoce y se ama se conserva"

Antes de 2009, el águila pescadora figuraba como extinta en Huelva. En España, los últimos ejemplares habían sido avistados durante los años 80 en zonas de las costas de Málaga. La presión humana y pérdida de hábitat hicieron el resto, añadiendo a estas circunstancias la propia idiosincrasia de este ave, "completamente distinta al resto de rapaces". Entre sus características biológicas, José Manuel Sayago destaca su comportamiento filopátrico: siempre vuelven a criar al lugar exacto donde nacieron. 

El ambicioso proyecto de reintroducción de la especie pasaría por emplear técnicas de crianza campestre -hacking- que consistirían en traer crías desde países como Alemania, Finlandia y Escocia, entre otros, para tratar de recuperar ejemplares suficientes y comenzar, desde cero, con el ciclo reproductivo del ave en la provincia. "El hacking se llevó a cabo desde 2004 hasta el 2011. Un total de 73 crías fueron trasladados hasta este paraje, divididas por temporadas", cuenta el ornitólogo. 

El ornitólogo José Manuel Sayago, junto a las jaulas de hacking. El ornitólogo José Manuel Sayago, junto a las jaulas de hacking.

El ornitólogo José Manuel Sayago, junto a las jaulas de hacking. / ALBERTO DOMÍNGUEZ (Huelva)

"Se traían crías con una edad aproximadamente de tres semanas, capaces de termorregular solas pero aún no adaptadas al espacio en el que habían nacido. Las metíamos en unos jaulones y, cuando el ejemplar estaba totalmente desarrollado -en torno a las ocho semanas- se soltaban".

"A hurtadillas" y durante la noche -para que no asociaran el alimento con los humanos-, los profesionales del Espacio Natural le ponían peces en unos nidos artificiales. Frente a estos nidos, construidos de forma manual y con esmero para crear una sensación de nueva patria a las crías, se comenzarían a poner en pie otra de las aliadas durante el complejo aunque satisfactorio proyecto de reintroducción del águila pescadora: las torretas a las que volarían para criar una vez alcanzada la madurez sexual. 

Torretas instaladas en Marismas del Odiel. Torretas instaladas en Marismas del Odiel.

Torretas instaladas en Marismas del Odiel. / ALBERTO DOMÍNGUEZ (Huelva)

En 2009 se logró que una pareja formada por un ejemplar soltado en Cádiz y otro en Huelva empezara la reproducción en Marismas del Odiel. Desde esa fecha en adelante, se han formado ocho parejas y 135 han nacido entre el Paraje del Odiel y del Pantano de río Piedras. "El estero de los difuntos fue la primera torre en convertirse en el criadero de una de las parejas".

El anillamiento permite conocer el recorrido migratorio del ejemplar

La labor de anillamiento y marcaje se lleva a cabo cada año a finales de mayo. Es el mecanismo de registro que los expertos emplean para seguir a cada uno de los ejemplares que pasan, o en caso de ser sedentarios, se quedan, en la provincia de Huelva. "A través del anillamiento puedes adaptar el entorno al ave. Conoces su trayectoria, los problemas a los que se enfrentan en sus vuelos migratorios y, a partir de ahí, puedes actuar en consecuencia para tratar de ponerlos fuera de peligro". 

"Los individuos comenzaron a marcarse durante los años noventa ante el problema de desinformación. Fue clave para la conservación de la especie la colocación de posaderos que aumentarían la población, contabilizando a día de hoy más de cien posaderos en todo el espacio que les permiten establecerse en ellas y descansar, fuera de peligro de electrocución". 

El águila pescadora es la rapaz más grande del paraje

Implementando labores para acomodar el entorno a las características de la curiosa rapaz, desde los posaderos (el problema más grave al que se enfrentaba dentro del paraje), tareas de vigilancia, torretas y preparación del nido para cuando vuelvan de las migraciones, Marismas del Odiel continúa en su objetivo de lograr que la especie encuentre en la provincia y en la península al completo un espacio donde la presencia humana sirva, en vez de para destruir, para crear un hábitat que le permita continuar aumentando su población.

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