Una marea humana despide al Simpecado del Rocío con palmas de Huelva
El Ayuntamiento realiza su emotiva ofrenda floral a los romeros en el Monumento del Rocío

Aquel Rocío de 1919 debió tener la misma emoción que el de este del centenario. La hermana mayor de Huelva, Ana Gómez Varela, ponía en marcha con ilusión la comitiva que participaría de la coronación canónica, la misma que rebosaba ayer Carlos Quintero, que es quien le sucede a ella cien años después.
La jornada desde la misa de romeros, que presidió José Antonio Omist, quedaba marcada por la multitud, que a estas horas llenaba hasta el patio de la casa de hermandad. Lo mismo que luego serían todas las calles. Este año antes de partir hubo un ofrecimiento del teniente coronel e la Guardia Civil, Manuel Calluso, que, acompañado de la subdelegada del Gobierno, Manuela Parralo, entregaba una bandera de su 175 aniversario que acompañaba a su bandera de España.
El presidente de los rocieros, Antonio Sánchez de Piña, aprovechó el momento para agradecer a la Guardia Civil “los servicios que de todo tipo presta a la hermandad en el camino, dignos de nuestro agradecimiento”. En la entrega del Simpecado al hermano mayor, Carlos Quintero, le dijo que “los hermanos así lo quisieron y tú te lo mereces, sé que vas a cuidar de él lo mismo que de la gente que va a ir al lado”. Se escuchaban entonces el repique de campanas y las palmas de Huelva, Huelva... Era el momento en el que cada vez había más peregrinos que se arremolinaban junto a la carroza que recibe el Simpecado. Llegan los primeros y numerosos ramos de flores a un Simpecado que va adornado con belleza y elegancia por el florista Antonio Rivera.
Carlos Quintero tuvo palabras para los que antes han hecho siempre el camino con fe y ejemplo rociero y dijo que iban a demostrar que “Huelva es por encima de todo rociera”. Antes de emprender el camino hacia “la aldea, ese paraíso soñado”, se rezó la Salve y se dirigió a los carreros, Rafa y Manuel, para arrancar la comitiva con un “Vámonos para El Rocío, que nos espera la Reina”. La carroza se ponía en marcha para que se uniera a ella la larga comitiva que ya aguardaba en la avenida de Andalucía. De ahí por una entregada avenida de Galaroza para llegar hasta la iglesia del Rocío, donde se encontraba el obispo de Huelva, José Vilaplana, para despedir a los romeros tras el rezo de la Salve, desean a todos buen camino y que la Virgen les proteja.
Si la avenida es amplia es sobrecogedora la mirada, pues aparece completamente llena de personas de acera a acera y de los edificios altos tiran los papelillos de las aleluyas rocieras, vivas a la Virgen del Rocío y piropos a la Blanca Paloma, que iba como cayendo del cielo. Una parada muy especial fue ante la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde la Hermandad del Rocío de Huelva celebró sus cultos.
Siguió ese mar de gente por la Alameda Sundheim y luego sería por la avenida de Italia. Era una marea humana. Detrás del Simpecado hay alegría, mucho andar y correr, pero también mucho cante y, sobre todo, mucha juventud. Da gusto de ir detrás de la carroza porque hay un ambiente joven, que es lo que renueva las tradiciones y garantiza su futuro.
Este año la despedida de la ciudad fue ante el Monumento a la Virgen del Rocío –con lazos de las banderas de Huelva y España– por las obras en la Plaza de las Monjas.
Se escuchaban las sevillanas Blanca y azul es la bandera de Hueva cuando se veía que comenzaba a bajar por la Alameda el Simpecado. La estampa era única.
Allí les esperaba el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, quien saludó a los romeros y les deseó un buen camino, con respuesta de Carlos Quintero de agradecimiento por la colaboración con la hermandad en esta mañana que, como dijo, “la ciudad está radiante de luz y alegría”. Se cantó la Salve y se les despedía por sevillanas.
Un momento muy especial fue su paso por la iglesia de las Hermanas de al Cruz, donde se escuchó al coro del ColegioMaría Inmaculada, les esperaban los vecinos con vivas, aplausos y petalada, lo mismo que la Hermandad de la Esperanza. Allí se le agradeció a las Hermanas de la Cruz “lo mucho que hacen por los que menos tienen”.
“Mi Huelva que es marinera, cuando al Rocío se va, cambia los cabos y redes por marismas y pinar”. Estas eran las sevillanas que se escuchaban en la Comandancia de Marina en la despedida a los romeros, donde ondeaba en su castillete la bandera de Huelva, que marcaba el día de fiesta que se vivía sobre un balcón en el que a la bandera de España le daba escolta el grupo Quitasueños para cantarle al Simpecado.
Se vivió un momento indescriptible de emociones, lo mismo que los de años anteriores, y ya son cincuenta despidiendo a la Hermandad de Huelva. Una mañana de fiesta a la que acompañaban al comandante naval de Huelva, Mariano Ugarte Romero; la presidenta del Puerto, Pilar Miranda; el subdelegado de Defensa, Amós Paramio Pérez; y el presidente de la Real Sociedad Colombina Onubense, José María Segovia.
La llegada del Simpecado se hizo entre una salva de aplausos al ritmo de palmas de Huelva.
El comandante naval dio la bienvenida a la Comandancia y a la Subdelegación de Defensa y destacó los 140 años de vínculos que la Hermandad de Huelva tiene con la Armada, y agradeció este medio siglo pasando por este punto que lleva implícito el último adiós de la ciudad. Recordó detalles marineros como la chaquetilla blanca que los antiguos pescadores de Huelva se hacían con las velas de los barcos, o el sentido marinero de la primera medalla con el grabado de un barco. Sin olvidar que un almirante fuera hermano mayor de estos rocieros.
Todos estos detalles, como la insignia de la Armada que lleva el Simpecado, “nos hacen sentirnos muy orgullosos”, destacó Mariano Ugarte. Les deseó “buena mar, que aquí traducido a los rocieros es buen camino”. El grupo Quitasueños puso en el aire las letras de sevillanas que muestran el orgullo por los peregrinos que canta al Simpecado de su hermandad. La Salve Marinera cantada por los marinos puso el colofón a esta despedida, en la que el comandante naval daba la voz “de larga amarras, avante toda, buen camino”.
Sin duda un día lleno de vivencias. Hoy el camino continúa de Tres rayas a Gato y a disfrutar siguiendo el surco del Arroyo de la Cañada hasta El Rocío.
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