El salto a la reja es el momento culmen de la romería del Rocío. Los miles de peregrinos que se congregan durante estos días en la Aldea esperan con ansias reencontrarse con la Blanca Paloma en la madrugada del domingo al lunes de Pentecostés. Una noche única en el que el tiempo se para y el reloj lo marca el latir de los corazones almonteños que esperan amontonados a las plantas de la Virgen en su trono.

No existe una hora de salida exacta. Nadie sabe el momento en el que la Patrona de Almonte se echará a la calle abrazada por un manto de devotos que la esperan con una fe infinita. Lo que sí se sabe es que lo hará después de la medianoche, una vez culmine el rezo del Santo Rosario por las inmediaciones de la Aldea. Sin embargo, no solo la hora del salto a la reja es una de las cuestiones más preguntadas estos días de romería.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) prevé para el fin de semana chubascos, tormenta y viento. Una situación que nos lleva a pensar en qué pasará con la Reina de las Marismas si las lluvias deciden ser protagonistas en el momento de su salida. ¿Saldrá la Virgen a pesar del agua?

Los almonteños tienen para esto una respuesta rotunda: la Virgen sale siempre. No importa si llueve. La Blanca Paloma cuenta entre sus enseres con capotes para protegerla de los elementos, por lo que la lluvia no sería un impedimento para que volviera a recorrer, un año más, cada rincón de la aldea.

La pregunta, además, a pocas horas de que se produzca el esperado momento de la procesión, despierta inevitables recuerdos de romerías o traslados en los que, a pesar del aguacero, la Virgen del Rocío salió de su Santuario para su obligado encuentro con sus devotos. Así, la lluvia ha sido testigo en numerosas ocasiones en la misma procesión de la Virgen, como en los años 1994 o 2005.

En la Venida de 1932, por ejemplo, una tromba de agua singularizó una procesión que ha quedado para la posteridad en la memoria colectiva de los almonteños. Siempre se ha sabido que para el pueblo de Almonte, la lluvia no ha sido ningún impedimento en las cosas de su Virgen, como la que aconteció en la vuelta de la Blanca Paloma entre los días 19 y 20 de mayo de 1971. Aquel año, la imagen de la patrona de Almonte fue preservada por un impermeable transparente sin deslucir en ningún momento la procesión, habiendo numerosos asistentes la acompañaron por aquellos caminos enfangados. Este regreso marcó un hito histórico y dejó verdaderas estampas para la posteridad.

El nombre de Rocío, además, dicen desde Almonte, "invoca a aquella bendita agua del cielo que tanto fue implorada por los almonteños a lo largo de los siglos a su Patrona".