Solo en Huelva: Cinco aperitivos que te enamorarán desde el primer bocado
Día Mundial del Aperitivo: En Huelva encontrarás cinco bocados que te conquistarán desde el primer instante
Aquí se sirve el pescaíto frito más fresco y crujiente de Huelva (y tú también lo vas a querer probar)
El periódico británico 'The Times' lo tiene claro: El mejor jamón del mundo es de Huelva
Si hay algo que define a Huelva, además de sus paisajes y playas, es su gastronomía llena de tradición, sierra y mar. Y nada mejor para abrir el apetito que unos aperitivos que mezclan mucha "huelvanía", sabor y frescura.
Este 19 de septiembre se celebra el Día Mundial del Aperitivo, y en Huelva lo disfrutamos con 5 platos de categoría considerados gourmet, muchos de fama mundial y tan solicitados que podrás verlos en las mejores mesas y eventos de España y parte del extranjero
Jamón ibérico de Jabugo
No es solo un jamón: Es una joya que huele y sabe a dehesa y bellotas. Cortado en finísimas lonchas y acompañado de un buen pan rústico, cada bocado es un pequeño lujo. Su curación, que puede durar hasta tres años, le da ese sabor profundo que hace que los paladares más exigentes se rindan.
Gamba blanca de Huelva
Un pequeño marisco lleno de frescura. Las gambas blancas de Huelva se disfrutan cocidas, a la plancha, al ajillo o ligeramente salteadas. Comerlas en temporada, pero sobre todo recién traídas del mar, es un placer que solo los locales conocen de verdad.
Coquinas
Estas pequeñas delicias son un guiño al mar en cada bocado. Salteadas con ajo, perejil y, al gusto, un toque picante, se sirven con pan para mojar en su "salsita", creando una explosión de sabor que engancha a todo el mundo.
Chocos fritos
El sabor del Atlántico concentrado en un bocado tierno y jugoso. Los chocos se rebozan y se fríen con cuidado, y su tradición se remonta a generaciones de pescadores onubenses. Un clásico que nunca falla en las barras de los bares locales.
Tortillitas de gambas o camarones
Delicadas, crujientes y llenas de personalidad. Su secreto está en la harina de garbanzo y el agua helada, que les da ese aire ligero y crujiente que desaparece en segundos del plato. No hay tapeo onubense completo sin probarlas recién fritas, con un chorrito de limón o acompañadas de un vino blanco frío.
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