Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Situado en pleno casco urbano de Cartaya y a tan solo unos 8 kilómetros de la línea costera de Huelva, el Castillo de los Zúñiga se alza sobre un cabezo de arcilla rojiza, dominantemente visible desde la llanura que conduce al mar.
Es la fortaleza más cercana a la Costa de la Luz, una ubicación estratégica que no fue para nada casual varios siglos atrás: Su objetivo original era defender el paso fluvial del Río Piedras, también a escasos kilómetros, y dar cobertura al señorío de la casa que lo mandó construir y hacer frente a las amenazas que llegaban desde el Atlántico.
La edificación del castillo responde al diseño del siglo XV: Entre 1417 y 1420 se puso en marcha por mandato de Pedro de Zúñiga, señor de Gibraleón, quien obtuvo licencia para crear la fortaleza con el fin de controlar ese paso en barca sobre el río.
La estructura es de forma rectangular, con un circuito de murallas que alcanzan los ocho metros de altura y una longitud total cercana a los 130 metros.
En su momento contaba con siete torreones cuadrados (cuatro en las esquinas y otros en los lienzos principales) destacando la torre de la Campana y la torre del Homenaje.
Durante los siglos XVI y XVII sufrió varias modificaciones militares, añadidos defensivos y fue refugio de la población ante incursiones de piratas berberiscos o conflictos fronterizos con Portugal.
En el siglo XVIII se proyectó convertirlo en cuartel, pero el plan quedó descartado. En el siglo XIX perdió prácticamente su uso militar y fue adaptado a otros fines, incluso como cementerio.
Ya en los años 90 se restauró para recuperar su volumetría original y consolidar el patrimonio, y está declarado Bien de Interés Cultural.
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