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Juan Camacho: "Huelva debería tener un museo del fandango para las nuevas generaciones"

Juan Camacho en la presentación de 'Y sin Huelva no hay fandango'

Juan Camacho en la presentación de 'Y sin Huelva no hay fandango' / Josué Correa (Huelva)

Juan Camacho quedará en la memoria colectiva de los onubenses por ser el primero en recopilar más de 3.000 letras de fandangos de la provincia en una obra sin precedentes. 

‘Y sin Huelva no hay fandango’ es un estudio único sobre el folclore y las principales tradiciones de la provincia de Huelva. Una valiosa antología en la que el autor ha estado trabajando durante 10 largos años y que ahora ve la luz a través de cuatro tomos impregnados de tradición e historia viva de este arte declarado Bien de Interés Cultural.

El libro, editado por la Fundación Centro de Estudios Andaluces, se presentó el pasado 17 de marzo en las Cocheras del Puerto de Huelva, en un acto que contó con artistas de la talla de Rocío Márquez, Antonio El Jaraqueño, Argentina y Arcángel.

En palabras de Juan Camacho, "se trata de un estudio sobre las letras del fandango, de la poesía popular con la que el pueblo onubense, de generación en generación, ha dado rienda suelta a sus sentimientos, expresando en unas pocas líneas todo lo que el ser humano es capaz de imaginar y sentir en cada momento".

Imágenes de la presentación del libro 'Y sin Huelva no hay fandango' Imágenes de la presentación del libro 'Y sin Huelva no hay fandango'

Imágenes de la presentación del libro 'Y sin Huelva no hay fandango' / Josué Correa (Huelva)

La obra recopila y contextualiza más de 3.000 letras de fandangos, identificando 150 tipologías de este cante, compuestas y desarrolladas a lo largo del tiempo por las personas arraigadas en la provincia de Huelva.

A pesar de su singularidad y riqueza, el fandango de la provincia de Huelva se ha venido enfrentando a un problema común a otras manifestaciones culturales de la tradición oral andaluza: la existencia de escasas fuentes documentales y recursos con datos e información sobre su realidad actual, evolución, transformación y aspectos que han garantizado su permanencia.

Por eso, el novedoso proyecto editorial de este onubense de pro recopila el mayor número posible de letras que han llegado hasta la actualidad y que son el reflejo de nuestros pueblos y nuestras tradiciones.

Un trabajo que nace con la vocación de guiar a las nuevas generaciones y darles a conocer el legado que han dejado sus antepasados a lo largo y ancho de la provincia en forma de fandangos, letras populares, costumbres y danzas.

-Han sido 10 años de recorrido por la provincia en los que has conocido a gente de todos los rincones de Huelva. Nada mejor que el trabajo de campo para empaparse de una tradición como el fandango.

-Así es. Han sido 10 años de investigación a lo largo de la provincia. He ido recorriendo los pueblos, hablando con las personas mayores, preguntando. En un principio solo me iba a centrar en el fandango, pero cuando vi en determinados sitios el folclore tan rico que había, lo amplié al resto de cantos y tradiciones de cada lugar. En cada destino, primero, preguntaba por la persona que me pudiera guiar y a partir del primer contacto ya me iba relacionando con el resto y conociendo a esos vecinos que me han ido aportando las letras. Han sido varias visitas a cada pueblo, no una sola. Pero lo he disfrutado mucho.

-¿Y cómo surge esta idea? ¿De dónde nace tu interés tan profundo por el fandango?

-A mi desde siempre me gustó mucho. Solía recopilar y escribir letras, por eso algunos amigos me animaron a publicarlas o a hacer algo con ellas. Una idea que fue tomando forma y que hace 10 años decidí poner en pie en mis ratos libres, compaginándolo con mi trabajo, durante los fines de semana y los descansos. En mis ratos libres comencé a visitar los pueblos, las peñas de la provincia y después a estrechar lazos con los vecinos de cada localidad. 

-¿Qué ha sido lo más complicado en esta investigación?

-Lo más complicado fue recopilar fotos. Con esta obra también he pretendido hacer un homenaje a esas grandes figuras del fandango en los distintos pueblos pero que no han sido conocidas más allá de su tierra natal. Conseguir ese material fotográfico y documental se complicaba en muchas ocasiones, ya que muchos de ellos habían fallecido y tuve que hablar con sus hijos o conocidos. Pero el esfuerzo ha merecido la pena. Al final hemos conseguido un archivo documental muy importante.

-Pero no solo has rescatado fandangos. Tu obra es un reflejo de la provincia de Huelva. Cada letra guarda una forma de vida y una tradición propias de cada localidad.

-Es que ambas cosas van de la mano. Cada fandango entraña la esencia de quienes lo cantan, del lugar donde nace. Sin embargo, no todos los pueblos de Huelva tienen un fandango propio, aunque en la mayoría sí se cantasen. Por eso, también incorporé las letras de romerías, festividades y canciones populares. En el cómputo general he recopilado 3.000 letras de fandangos, 800 letras de coplas y 600 seguidillas o sevillanas. 

-¿Y cómo se organiza todo este material documental?

-El problema fue cómo dividir lo recopilado en 4 tomos. Uno de ellos (el cuarto)está solo dedicado a Alosno, ya que indiscutiblemente es la cuna del fandango y había muchísima información en la localidad. El tercero lo dediqué al Andévalo y la Cuenca Minera; el segundo a Costa, Condado y Sierra y el primero a la capital y los pueblos de la periferia.

-Habrás tenido que contar con especialistas para conseguir recopilar 150 tipologías de este cante..

-Claro que sí. A mí me gustaba, entendía y durante el proceso he ido preguntando. Pero entender cómo cantaban algunos hace bastante tiempo ha sido difícil, especialmente aquellos que no grabaron. La única manera en la que te llega lo que hicieron es a través de la tradición oral. Por eso acertar no es sencillo. Lo que intentaba era recoger las letras de lo que cada uno cantaba. He recogido letras de más de 400 cantaores de toda la provincia, cerca de 200 guitarristas, otras 200 cantaoras...

-¿Es esta tu particular forma de reivindicar este cante declarado Bien de Interés Cultural y su vinculación a Huelva?

-El objetivo era que no se perdieran más letras de las que ya se han perdido. Era una pena que no se hubiera cuidado más eso. Había un gran número de mujeres en los pueblos que guardaban las letras en sus cuadernos y son ellas las que realmente pueden transmitirlo a las generaciones futuras. Lo realmente importante era que esto quedara como legado para los que vienen después, para que los jóvenes conozcan lo que se cantaba, cómo se hacía, por qué y quiénes eran esos cantaores. Intentar dejar el recorrido de lo que ha sido el fandango en Huelva, un sitio donde este cante ha tenido una expansión tremenda. Y luego aportar todos esos cantes vinculados a cada territorio. Las letras que yo he incluido siempre son alusivas al lugar de donde proceden. Por ejemplo, en Puebla de Guzmán se recogen letras de la Virgen de la Peña. 

-A través de estos cuatro tomos también podremos conocer mejor las danzas populares de Huelva.

-Sí. Describo los trajes típicos que la gente se ponía en cada zona, las distintas danzas... hago un retrato etnográfico de nuestra provincia. A raíz de este trabajo he conocido nuestra tierra como nunca antes y así he intentado reflejarlo. 

-Y en todo este viaje por las entrañas de la provincia, ¿Qué es lo que más te ha sorprendido?

-La buena gente que hay. En cada lugar que contaba mi proyecto me respondían con los brazos abiertos. La gente de nuestros pueblos es muy amante de lo suyo y todos han sido muy generosos. He disfrutado con personas llanas que me han contado abiertamente la historia viva de sus raíces.

-¿Hay alguna anécdota que recuerdes con especial cariño?

-Hay infinidad de ellas. Me gustaron mucho las reuniones que mantuve con las señoras mayores de Alosno, que son las que realmente tienen este folclore bien marcado. Una anécdota curiosa es que cuando les pedía fotos para el libro, algunas de ellas (con 80 años) me mandaban fotografías de cuando estaban solteras. Eran muy presumidas (risas). Verdaderamente, siendo onubense, ha sido una vivencia muy rica. Desde aquí mi agradecimiento a todas ellas y a todos en general, incluidas las peñas. Se han portado muy bien conmigo y sin ellos no hubiera sido posible.

-¿Quieres hacer mención a alguna figura del fandango desconocida en nuestra provincia y que gracias a tu investigación ha salido a la luz?

-Yo creo que hemos tenido a magníficos cantaores en Huelva. Yo resaltaría dos nombres que, por lo que he podido conocer, no se han tenido en cuenta en el panorama flamenco onubense, como son Pepe Pérez de Guzmán y Marcos Jiménes de Alosno. Además de ellos he descubierto a gente en los pueblos que sin ser famosos cantaban fantásticamente. En cualquiera de los pueblos de nuestra provincia, ya sea hombre o mujer, encuentras a gente cantando de miedo.

-¿Hay un perfil concreto de cantaor de fandango?

-En absoluto. Me he encontrado a gente de todo tipo, la mayoría desconocida. Mi cometido ha sido rendir homenaje a esa gente que teniendo su cometido y labores diarias, en romerías y fiestas populares ha dado rienda suelta a su arte cantando por fandangos sin ser profesionales de esto. Un estudio amplio que abarca desde la antigüedad hasta nuestros días.

-¿Cómo ha cambiado el fandango?

-Si nos remontamos a la antigüedad, la gran diferencia de hoy en día es que ha dejado de darse en un ambiente, en general, machista. Antes las mujeres estaban vedadas. Ahora hay más mujeres cantando fandangos que hombres. Al principio era un cante más de pueblo, que no se cantaba o daba a conocer fuera. Sí en las fiestas y romerías. Hoy en día la divulgación que se le da es totalmente distinta, con los concursos y las peñas. El fandango de Huelva fuera era muy poco conocido y gracias a Paco Toronjo esto cambió. El reto que debemos marcarnos llegados a este punto es mantener la pureza de los cantes. Independientemente de que cada artista le dé su toque o matiz cantando, pero debemos intentar que no se pierdan los estilos puros del fandango. 

-Una investigación de gran relevancia para Huelva, una provincia de la que siempre has estado empapado, no solo por este proyecto, sino por tu vinculación a los medios de comunicación desde siempre.

-He formado parte de los medios de comunicación durante toda mi vida. Fui gerente adjunto de Huelva Información, luego director financiero. Luego durante muchos años en otros medios de Huelva. Y siendo un amante de mi tierra, para mí es un privilegio haber aportado este estudio sobre el fandango. Es verdad que el tiempo pasa inexorablemente y algunos de los que me ayudaron cuando empecé esta obra hace 10 años, no han podido verla terminada. Me acuerdo de Miguel Tocino en Alosno, antiguo presidente de la Hermandad de San Antonio de Padua, que bailaba la Danza de las Espadas o D. Manuel González, un farmacéutico de Zalamea, que me facilitó toda la información de la zona.. eran amigos y referentes, entre otros, que ya han fallecido y no han podido ver terminado este gran trabajo del que ellos también forman parte.

-¿Hasta dónde te gustaría que llegara esta investigación sobre el fandango?

-A mí me gustaría que esto no se perdiera y que la gente de Huelva fuera consciente de la historia que hay detrás de estos fandangos. Porque hay letras de todas las temáticas: del descubrimiento, de amores, desamores, celos... y algunas son sentencias en cuatro o cinco líneas. Un verdadero arte. Aunque he publicado 4 tomos, aún tengo 7.000 letras más que espero que también vean la luz algún día. Lo importante es que el grueso del fandango de nuestra tierra ya está recogido en un documento. 

-Por eso, tú crees que sería importante ubicarlo en un lugar único como un museo del fandango.

-Eso sería lo ideal. Que hubiera un museo que la gente pudiera visitar e investigar más sobre este cante. Yo lo ubicaría en la capital, para facilitar el acceso a todos los turistas e, incluso, a la gente de Huelva. Algo muy útil para las nuevas generaciones. Además, 'Y sin Huelva no hay fandango' podría y debería enseñarse en las escuelas, como libro de estudio, no solo por la música sino por la cultura que hay detrás. Por el estudio intrínseco de nuestros pueblos, de nuestra gente y de nuestras tradiciones.

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