El Grupo Marsol encara la que será su segunda temporada en la categoría de plata del baloncesto femenino, y lo hace con el claro objetivo de la salvación. El conjunto onubense necesitó de la fase de permanencia para sellar su continuidad en la Liga Femenina 2 -donde este año queda encuadrado en el grupo B-, algo que su técnico, Gabriel Carrasco, pretende evitar esta campaña.

"Nuestro principal objetivo es conseguir la permanencia cuanto antes, para enfrentarnos a la competición de manera más desahogada", afirmó ayer Carrasco a este periódico. El entrenador es consciente de las dificultades que se encontrarán en el trayecto, puesto que la categoría parece estar más igualada que nunca: "Hay equipos que nos doblan el presupuesto y que tienen nuestro mismo objetivo, por lo que hemos de tener consciencia de lo que estamos manejando".

Aun así, el míster onubense confía en que el bagaje acumulado sirva para encarar con más garantías la nueva temporada. "Desconocemos el nivel del grupo, pero no el de la categoría, por lo que intentaremos agarrarnos a esta experiencia para competir, pues ilusión no nos falta", dijo. Concretamente, el equipo ha de mejorar a la hora de aguantar la presión de los últimos minutos, ya que el pasado año dejó escapar muchos puntos: "Si hubiésemos ganado la mitad de esos partidos, nos habríamos salvado antes".

Para no pasar tantos apuros, el Marsol ha logrado mantener la base del plantel, renovando a seis jugadoras -cuatro de ellas onubenses: Rosa Porcel, Marina Lineros, Rocío Bertomeu y Celes Vizcaíno-, más dos jóvenes valores como Berta Chumillas y Ana Alonso. Además, ha fichado a otras seis, entre las que destacan dos portuguesas, Tamara Milovac y Débora Abreu, que se encuentran con su selección disputando la fase de acceso al Europeo. También han llegado la española Julia Medina, la estadounidense Chandice Cronk y la búlgara Teodora Angelova.

La plantilla está citada el próximo lunes a las 10:00, para comenzar los entrenamientos de pretemporada. Una preparación que les tiene guardados dos duelos amistosos ante el Badajoz (el 12 de septiembre en tierras extremeñas, y el 22 o 23 de septiembre en casa), y, presumiblemente, otros dos encuentros en la Copa de Andalucía (las semifinales, el 19 de septiembre, sin confirmar; y, si vence, la final, el 26 de septiembre).

Por otro lado, Gabriel Carrasco se refirió a una de las grandes novedades para este año. El Marsol jugará sus encuentros en casa los sábados por la tarde, a diferencia del pasado año, que los disputó los domingos por la mañana. Este cambio no es casual, sino que se trata de una petición expresa del cuerpo técnico. "Esta era una medida que debíamos tomar, puesto que las semanas se hacían muy largas para las jugadoras, que empezaban a entrenar el lunes y no jugaban hasta el domingo. Lo acusaron mucho psicológicamente, aun más en una temporada tan dura como la que tuvimos; esperamos que esta medida sea buena para nuestro rendimiento", afirma Carrasco.

El entrenador espera encontrarse una plantilla mucho más compensada: "Si no tenemos contratiempos serios, el juego interior y el exterior estarán más equilibrados, y contaremos con opciones en la dirección del juego. Nuestro juego interior es más polivalente y gana en experiencia. También espero que el equipo mejore en el tiro". Con ello, desea poner en aprietos incluso a equipos que parten como superiores, como "el Sant Adriá, el Obenasa, el Universidad del País Vasco, o el Alcobendas, incluso el Tanit, un recién ascendido que ha invertido una fortuna".

En cuanto a la campaña de abonados, se mostró claro: "Hasta septiembre no se verá nuestra masa social, pero el objetivo es duplicarla, y alcanzar el millar sería nuestra primera victoria. Para darle un empujón, estamos preparando torneos de cantera y tenemos el apoyo de importantes clubes de la provincia", concluyó.